Los dictadores
Nicolás Pérez
Los dictadores esa vergüenza de la raza humana, se dividen en seis
curiosos grupos. Los que mueren en el poder y en la cama como Joseph
Stalin y Francisco Franco. Los que el pueblo captura a tiempo y
ajusticia como a Benito Mussolini. Los que van a dar con sus huesos a la
cárcel como Manuel Antonio Noriega y Hosni Mubarak. Los que una vez
acorralados huyen despavoridos como Alfredo Stroessner, Fulgencio
Batista, Baby Doc Duvalier y Alí Abdab Saleh en Yemen. Los que se
aconsejan y entregan el poder cuando se agota su modelo de gobernar a
palos y pedradas como hizo Augusto Pinochet. Y queda una última
clasificación, Adolfo Hitler, que enfrentado a sus atrocidades se
suicidó en su búnker.
Buen momento para reflexionar sobre dictadores y dictaduras, tiranos y
tiranías. La primera reflexión es que en este grupo de dementes pueden
existir diferentes grados de maldad aunque eso es irrisorio, en el
tuétano de sus huesos son el mismo perro con diferente collar.
La segunda reflexión está a la vista y cuando se analiza a fondo
sorprende cómo es posible que una ingenuidad galopante corra paralela
con la canallada. Es curioso que nadie que haya gobernado a espaldas de
su pueblo pisoteando todas las libertades y cometiendo abusos y
crímenes, ninguno, ni uno solo de ellos, independientemente de los años
que hayan permanecido desgobernando, sus proyectos políticos han sido
eternos, entonces, ¿por qué no inician cuando aún están a tiempo una
verdadera apertura y entregan el poder?
Creo que esto lo debe responder un psiquiatra, un sociólogo o un
filósofo, pero me atrevo a opinar como hombre de a pie que hay ciertos
seres que se creen elegidos, predestinados, ungidos, con una ambición de
poder tan monstruosa y se sienten tan por encima de sus pueblos, que
creen es lógico y ético dirigirlos como el pastor dirige a un puñado de
ovejas y carneros.
Me es difícil opinar sobre lo ocurrido en Europa en la segunda mitad del
siglo XX, ni lo que actualmente está ocurriendo en los países árabes
durante su primavera. Pero creo puedo dar mi punto de vista sobre Cuba.
¿Cómo es posible que a estas alturas un Fidel Castro que ha gobernado a
Cuba durante 52 años con un saldo de un millón y medio de exiliados,
miles de fusilados, decenas de miles de presos políticos, con una
economía destruida, puede avalar hoy su famosa frase de 1959,
¿elecciones para qué? ¿Acaso por una educación gratuita que existe en la
mayoría de los países? ¿O por un sistema de salud del cual reciben una
excelente atención únicamente los extranjeros que pagan en dólares? Su
frase reciente al periodista Jeffrey Goldberg de la revista The
Atlantic: "El modelo cubano ni siquiera funciona en Cuba", ¿fue un error
de un hombre con una enfermedad terminal o acaso un mensaje subliminal a
su discípulo Hugo Chávez?
La actual resistencia sanguinaria de Moammar el Kadafi también nos lleva
a especular cómo actuarán en el minuto final de sus dictaduras Fidel y
Raúl Castro y el venezolano Hugo Chávez.
¿Mi criterio? Si antes Satanás no lo acoge en su seno, Fidel Castro,
como Hitler, no se rendirá, sus alucinamientos no se lo van a permitir.
Raúl, más pragmático, pondrá pies en polvorosa y dejará atrás a sus
cómplices como lo hizo Batista. Pero Chávez, otro tipo de animal,
pensará que con un 30% de respaldo del chavismo duro podrá sobrevivir en
un país sin antecedentes de violencia y con una fuerte tradición
democrática, ya que incluso hoy por hoy la oposición sensata rechaza un
golpe militar. Y al igual que en 1992, después de decir: "Por ahora
nuestros objetivos no fueron logrados" se rindió a las balas, en las
elecciones del 2012 posiblemente se rinda a los votos, siempre
fantaseando con la posibilidad de resurgir como un ave fénix.
A los que fusilaron, vejaron y martirizaron en Cuba finalmente les hago
una anécdota. Era casi un niño, pero en una discusión con el capitán de
Seguridad del Estado Carlos Mori, en Las Cabañitas, el centro de
torturas más brutal de la historia de la revolución cubana, mientras le
argumentaba que habría un día después del final del castrismo, sonrió
altanero y me respondió secamente: "No lo habrá, porque el marxismo
leninismo es el fin de la historia".
Para él y los que piensan igual les recuerdo que cayó el Muro de Berlín,
desaparecieron Europa Oriental y la Unión Soviética, China y Viet Nam
avanzan hacia el capitalismo, y a Fidel Castro no lo absolvió la
historia y ahora lo condena la tecnología. Porque a Raúl no les hacen
perder el sueño bombas, fósforo vivo ni atentados, sino los teléfonos
celulares, el Internet y el Twitter, en una palabra, el progreso, que es
imbatible. Y como hay una Primavera Árabe, más temprano que tarde habrá
una Primavera Cubana donde ojalá no haya venganzas, y todo se limite a
hacer justicia.
http://www.elnuevoherald.com/2011/08/31/1014729/nicolas-perez-diaz-arguelles-los.html
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