AMIGO DE FIDEL CASTRO
24-11-2010.
Elías Amor Bravo
(www.miscelaneasdecuba.net).- Antes de que se digan más "tonterías
económicas en el debate abierto sobre los cambios o "lineamientos" que
Raúl Castro está propiciando en Cuba es hora de que analicemos algunos
aspectos fundamentales.
Todo esto viene a cuento por lo que dice el señor Alfredo Guevara, un
burócrata asentado en el poder complaciente del Estado castrista durante
más de medio siglo por el mero hecho de ser amigo del dictador, Fidel
Castro. Este señor Guevara defendió el pasado lunes que las reformas
impulsadas por Raúl Castro para reactivar la economía lleven al final de
la ``estatización' que prevaleció en Cuba por medio siglo.
Vaya, otro nuevo concepto, "estatización". A este paso, los castristas
van a acabar produciendo un nuevo diccionario de economía, con sus
definiciones y todo. Palabrería absurda, si me permiten, y más confusión
conceptual por parte de quiénes han negado durante mucho tiempo a los
cubanos las libertades, incluida la económica.
Veamos. El concepto "estatización" solo se puede referir a la
combinación de dos rasgos especialmente perniciosos de la economía
cubana creados desde el comienzo de la llamada "revolución": la
confiscación de la propiedad privada y su sumisión al poder del Estado,
y la eliminación del mercado como instrumento de asignación de recursos,
y su sustitución por la planificación central de corte estalinista. Si
esto es "estatización" podemos estar de acuerdo con el señor Guevara y
proponer su desaparición cuanto antes.
Demasiados años de funcionamiento con este modelo han dejado a la
economía cubana exhausta.
Ahora bien, la estatización cubana es mucho más que eso. No se resuelve
fácilmente "logrando un Estado que se auto limite a sus funciones (...)
y permita que la sociedad se desarrolle', como señala el señor Guevara.
En los sistemas de economía mixtos, ese papel del Estado como
subsidiario de la iniciativa privada es la garantía de estabilidad,
desarrollo y crecimiento, compatible con los más altos niveles de
bienestar. Nadie quiere que desaparezca el Estado, como garante del
sistema de derechos y libertades, del pluralismo político y de la soberanía.
Pero de ahí a concluir que las reformas de Raúl Castro, con sus
"lineamientos", van en esa dirección, no es más que un sainete de muy
mal gusto, cuya ejecución dista mucho de ser del agrado de los
espectadores. Porque los "lineamientos", señor Guevara declaran en sus
primeros párrafos, que Cuba seguirá siendo una economía socialista, es
decir, sin propiedad privada o reducida ésta a la marginalidad, con un
respeto absoluto a la planificación central, que seguirá dominando el
funcionamiento de la economía. Ni más ni menos. Usted, desde el
Instituto del Cine, perdóneme, habrá visto muchas películas. No me cabe
la menor duda, pero por muchas que sean de ciencia ficción, ni por asomo
se imagine a Raúl Castro liderando una economía libre de mercado como
Espartaco la libertad de los gladiadores.
También está usted equivocado al afirmar que la "desestatización" de la
economía cubana puede reforzar a la revolución. Idea absurda. Cualquier
proceso de apertura o liberalización de la economía debe conducir
necesariamente a la desaparición de la "revolución" porque su base
fundamental es el control económico de la vida de los cubanos desde que
nacen hasta que mueren. Cuando esa dependencia desaparezca, los cubanos
podrán elegir libremente su destino y hacer realidad sus sueños, sean
cuales sean.
No es cierto que las reformas que ha anunciado el gobierno fomenten la
apertura al capital extranjero o al sector privado, mientras que
considero que la eliminación de los subsidios y del paternalismo estatal
de golpe, sin crear una economía de oferta potente de forma simultánea,
van a empobrecer más aun a los cubanos, de modo que el objetivo del
aumento de la eficiencia y de la productividad en las empresas caerá en
saco roto. De sobra se sabe que es imposible convertir a más de un
millón de trabajadores estatales despedidos de sus empleos en cuenta
propistas, por muy grave que sea la situación económica.
Ahora que se ha puesto de moda, todos al ataque, sin asumir la
responsabilidad del pasado, empezando por el propio Fidel Castro, que
todos los días se exculpa de algo nuevo cometido durante sus años largos
de mandato. En efecto, señor Guevara, no puedo estar más que de acuerdo
con usted cuando dice que el estatismo es malo cuando provoca un
``estrechamiento de la sociedad de la que se apodera el Estado, cuando
el Estado se desproporciona y se introduce por todas partes como un
material gelatinoso que todo en el fondo lo pudre', según sus propias
palabras. Ese es exactamente el resultado de la "revolución" cubana.
¿Por qué no dijo esto antes, por ejemplo, en 1976, cuando aún había
tiempo para enmendar los graves errores de dos décadas? ¿Dónde estaba
usted entonces?
Además, no puedo menos que sonreírme con sus ataques a la burocracia, y
le cito textualmente, ``la burocracia, que son los dirigentes vacíos que
creen que su tarea nada más es dirigir'. Y ¿usted, qué es señor Guevara?
Evidentemente, no son" la cúpula de la revolución' porque, según usted,
``es la que ha estado creando las condiciones' para los cambios. Ahora
los culpables en Cuba son los burócratas, los corruptos, y toda esa red
que la seguridad del estado liderada por Raúl Castro quiere sacar a
flote: quemar a unos para sacar a otros. Así ha sido, y así volverá a ser.
Nadie lo podría haber dicho mejor. Incluso desde posiciones liberales
democráticas. Coincido con usted, no puede ser de otro modo "el Estado
no es burocracia, pero desde luego un Estado desproporcionado crea un
fenómeno ideológico-burocrático que si este proyecto que está anunciado
triunfa será destruida esa burocracia'. Insisto, ¿dónde estaba usted en
1976 cuando todavía había tiempo de enderezar el rumbo de la nave?
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=30652
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