Lunes 31 de Mayo de 2010 19:06 Agencias
El barrio chino de La Habana, que llegó a ser el segundo más importante
fuera del gigante asiático, sobrevive con un "trato especial" por parte
del régimen hacia esa comunidad "amiga", reporta ANSA.
El 3 de junio se cumplen 163 años de la llegada de los primeros chinos a
la Isla, celebración que se une este año al aniversario 50 del
establecimiento de relaciones entre los dos países, en un momento de
aumento del intercambio económico.
Una decena de restaurantes chinos ubicados uno junto a otro en la calle
del Cuchillo, en el corazón de este barrio, compiten entre ellos
enérgicamente por atraer clientes ofreciendo una estampa única en el país.
El gobierno permitió a los chinos y a sus descendientes abrir estos
negocios de participación familiar, que desde hace unos cuatro años
funcionan por cuenta propia al haber desaparecido el grupo estatal del
que formaban parte.
Los restaurantes en Cuba son oficiales, excepto las "paladares", de
gestión privada, pero con limitación de número de comensales.
"Esto fue muy bueno. Empezó a haber competencia entre unos y otros. Hizo
revivir el barrio", cuenta a ANSA Jorge Chao Chiu, vicepresidente de la
Asociación Nacional Min Chih Tang, la primera sociedad que se creó en la
Isla, hace 123 años.
A las 13 sociedades chinas que han sobrevivido, de las 60 que hubo, "se
les ha permitido tener una licencia comercial para que puedan tener
fondos y darle mayor atención a sus asociados. Por eso casi todas las
sociedades tienen su restaurante", explica Chao Chiu, nacido en Cuba
hace 68 años.
Esta atención a los asociados incluye diversas celebraciones a lo largo
del año, así como ayuda económica a los enfermos y ancianos, quienes
cuentan con la Casa del Abuelo.
De los 60.000 chinos que Chao Chiu apunta que hubo en la Isla, a
principios de la década de los 50, momento de mayor esplendor de esta
comunidad, quedan 300, de ellos un centenar en La Habana (la mayoría
residen en el barrio chino), y se estima que los descendientes de chinos
en todo el país alcanzan los 20.000.
Los primeros, 203 personas, llegaron a Cuba a bordo del barco Oquendo,
el 3 de junio de 1847 (venían más, pero muchos murieron en la travesía,
que realizaron hacinados).
"Llegaron totalmente engañados. Les hicieron una especie de contrato
para trabajar en Cuba. Les pagaban cuatro pesos mensuales y a los cuatro
años les prometían que tendrían un capital para regresar al país. Cuando
llegaron a Cuba era totalmente falso: habían venido como esclavos", dice
Chao Chiu.
Trabajaban cortando caña de azúcar, en la construcción y en el comercio
—puestos de frutas y lavanderías, entre otros— y residían en los
alrededores de la Zanja Real, un canal que llevaba el agua a La Habana,
donde cultivaban arroz.
Fueron los chinos que posteriormente llegaron a la Isla procedentes de
California, donde se quedaron sin el trabajo que desempeñaban en el
ferrocarril, los que introdujeron el arroz frito en la comida cubana.
Poco a poco fueron surgiendo las sociedades que los agrupaban y en 1893
se creó el Casino Chung Wah (Casino Chino) —recientemente reconstruido
por la Oficina del Historiador de La Habana—, donde se ayudaba a los
chinos a resolver sus problemas y era incluso sede del consulado.
El barrio chino contaba con una cámara de comercio, que funcionaba como
su Bolsa, el diario Kwong Wah Po, donde se conservan máquinas de
linotipo de 1900 —existe un proyecto para hacer un museo—, cines y
teatros, así como casas de prostitución. Se dice que era el segundo
barrio chino en el exterior, por detrás del de California, y el único
que tenía un cementerio propio, aún hoy en uso, situado en el barrio
Nuevo Vedado.
Al triunfo de la revolución liderada por Fidel Castro en 1959 "se
intervinieron todos los establecimientos, que pasaron al Estado. Muchos
chinos, sobre todo los jóvenes y los cercanos a la jubilación, se fueron
del país".
"El Kuomintang se intervino también y se entregó a chinos con ideas
progresistas y se convirtió en la Alianza Socialista China en Cuba", dice.
Según Chao Chiu, "China y Cuba se encuentran ahora en sus mejores
momentos de las relaciones. Ahora hay muchos chinos que quieren venir a
Cuba e invertir en hoteles y fábricas".
El gigante asiático, segundo socio comercial de la Isla por detrás de
Venezuela, se ha convertido en un apoyo económico importante para el
régimen de La Habana tras la desaparición de la Unión Soviética.
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