El domingo pasado se realizó en Cuba un simulacro de elecciones libres
para definir autoridades municipales, en donde se reflejó un aumento en
la cantidad de boletas anuladas o en blanco. Además hubo un marcado
descenso en la participación, lo que refleja el aumento del descontento
en la Isla.
La Comisión Electoral Nacional informó el lunes que 94,69 % de los
electores votó y que un conteo preliminar arrojaba un 4,3% de boletas
declarado nulo y 4,58%, en blanco.
Se trata de una manifestación, casi el 10 por ciento de la población,
que logró romper el cerco político que impuso la dictadura de los Castro
hace más de medio siglo; fenómeno que en la Argentina se conoció como
"voto bronca" y que fue un hecho inesperado que demostró la fragilidad
del sistema político. Ocurrió en 2001 y, a los pocos meses, el entonces
gobierno de Fernando De la Rúa cayó y con él, todo el régimen político y
económico.
Las elecciones de la semana pasada reflejan así la frustración cada vez
mayor de los cubanos ante la crisis económica y la opinión de que las
elecciones no solucionarán los problemas sistémicos como el exceso de
centralización, la corrupción y la ineficiencia por parte de los
hermanos Castro.
"Esto muestra la situación de disgusto de toda la gente. Hay mucho
cinismo. Estoy totalmente convencido de que no hay confianza ni en las
elecciones ni en este gobierno'', dijo el disidente y economista Oscar
Espinosa Chepe.
En tanto, el régimen parece no dar cuenta de la situación y asegura que
la alta participación de los cubanos marca el gran apoyo del pueblo.
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