28.12.2009
RAUL RIVERO
LA ORTODOXIA pura del socialismo del siglo XXI termina el 2009 con el
acelerador pegado al piso. Y el cuarteto afinado, de tonos altos, que
forman los dirigentes de Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Bolivia ha
anunciado que, en el año nuevo, alcanzará un ritmo superior la marcha
forzada hacia la felicidad que, como se sabe, está ahí, al cantío de un
gallo, en el provenir, después del bosque, recto a la izquierda.
El viaje se hace por etapas y produce también satisfacciones pasajeras.
Se ven claras victorias sobre el enemigo interno, se insulta y se
humilla a los poderosos, crece el poderío personal de los líderes
carismáticos, mientras se ensanchan los senderos que desembocarán en el
futuro una mañana que ya está marcada en todos los almanaques.
La luz llega de Cuba. La modalidad de este socialismo de la era digital
tiene la misma esencia del socialismo real que transformó aquel país
caribeño. Cambian los métodos y no se harán las cosas a campanazos y a
empujones como allá.
Este tiempo obliga a programar los tajos. A ponerle anestesia local a
ciertas amputaciones. Así es que hoy se cierra un canal de televisión en
Quito y, mañana, una decena de emisoras de radio en Venezuela. Un día se
confiscan unas fábricas y, otro, se persigue a Ernesto Cardenal, un
poeta que se cree que Dios y la poesía tienen algo que ver con la
revolución.
La cuestión es no detenerse. Hay que usar todos los recursos, las
riquezas que administra el Estado, para promover procesos similares en
naciones vecinas y enviar mensajeros a África con los planes cifrados
para el cambio de urgencia. Lo mismo que hicieron los dirigentes cubanos
en el siglo pasado.
No importan los brotes de rebeldía y de inconformidad de los ciudadanos
confundidos. No interesa a estas alturas que el 58 por ciento de los
venezolanos, por ejemplo, opinan que su país va por mal camino y que las
políticas de Hugo Chávez amenazan la democracia y lesionan la libertad.
Eso es lo que dice una encuesta hecha en noviembre por la empresa
Interlace. Y dice, además, que el 61 por ciento no quiere el socialismo
del siglo XXI y el 87 por ciento se opone a aceptar un socialismo a la
cubana en Venezuela.
Pero no se tendrán en cuenta esos criterios. La nueva generación de
revolucionarios (y algunos camajanes de otros rumbos) tienen en la isla
su mayor ilusión. Pobreza generalizada, un Estado que controla hasta la
melancolía, noventa acciones represivas para celebrar el día de los
Derechos Humanos y 206 presos políticos. Ese futuro ya llegó a Cuba.
Camino cerrado | Opinión | elmundo.es (28 December 2009)
http://www.elmundo.es/opinion/columnas/raul-rivero/2009/12/21666465.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario