Salarios en Cuba son una broma: "la gente hace como que trabaja y el
gobierno, como que paga"
julio 15, 2017
Iván García, desde La Habana
El sueldo de los trabajadores estatales, el 90 por ciento de la fuerza
laboral en Cuba, es un chiste de mal gusto. El salario mínimo es 225
pesos, unos 10 dólares.
LA HABANA- Hasta los perros callejeros, andrajosos y hambrientos, se
guarecen en los portales de La Habana cuando el reloj marca la una de la
tarde.
El sol quema y la humedad encharca de sudor la ropa. Después del
mediodía las calles habaneras se asemejan al desierto de Sahara. La
gente se refugia en sus casas y los transeúntes, casi desesperados,
entran a cualquier tienda, cafetería o un banco estatal con aire
acondicionado para recibir como una bendición un chorro de clima
refrigerado.
En ese desolador panorama tropical de un mediodía del mes de julio en
Cuba, donde todos huyen del calor de plomo, Antonio, junto a su brigada
de operarios, trabaja asfaltando calles en el municipio Diez de Octubre.
Luego de almorzar dos huevos hervidos, arroz blanco y potaje aguado de
frijoles negros, Antonio carga en su hombro, como si fuese un bate de
béisbol, el pesado martillo neumático y comienza a romper calles.
"Laboro doce horas diarias. Reparar y asfaltar calles no le gusta a
nadie. Casi todos los que trabajamos aquí somos ex presidiarios,
alcohólicos incurables o perturbados mentales. Gano el equivalente a 50
dólares mensuales (unos 1,250 pesos), a veces un poco más, según el
cumplimiento del plan", señala Antonio.
A pesar de que su salario casi duplica el sueldo promedio en Cuba (740
pesos), el dinero que Antonio ingresa por su ruda faena no cubre la
cuarta parte de las necesidades básicas de su familia. "Tengo dos chamas
(hijos) de 12 y 14 años y el sueldo no me alcanza para comprarles ropa y
zapatos, ni llevarlos a pasear los fines de semana. Solo para poner dos
platos de comida caliente en la mesa cada día. No comemos lo que
desearíamos, sino lo más barato".
Antonio, negro alto y corpulento, consiguió una 'pincha' (trabajo) como
portero en un bar privado. "Como muchos cubanos, me meto en cualquier
bisne que dé plata. Reparar calles es algo muy agotador, pero no lo dejo
porque es un salario fijo. Además, no sé hacer otra cosa".
En otros países, el mantenimiento de la vía pública se realiza en
horarios nocturnos, para amortiguar los efectos del calor. Pero en Cuba,
la supuesta meca del socialismo con rostro humano, esa labor se hace
bajo un sol de mil demonios.
El régimen verde olivo es un complejo juego de espejos. Vende una
narrativa de justicia social, amor al pueblo y éxitos productivos que
solo se cumplen en las redacciones de los telediarios.
Si usted quiere entender la auténtica naturaleza de la junta militar que
gobierna Cuba, por favor, deténgase en los salarios de sus trabajadores.
Desde que Fidel Castro ocupó el poder a punta de carabina en enero de
1959, una parte del salario, entre el 5 y el 9 por ciento, se descontaba
para sufragar la educación y salud de carácter universal.
La mayoría de los cubanos coinciden en mantener con sus impuestos la
medicina y enseñanza. Pero con el tiempo, la inflación galopante, la
improductividad del sistema comunista y el abultado aparato estatal
devora, como si fuera un sandwich, los gravámenes de circulación a
mercancías y al salario.
El sueldo de los trabajadores estatales, el 90 por ciento de la fuerza
laboral en Cuba, es un chiste de mal gusto. El salario mínimo es 225
pesos, unos 10 dólares.
Con ese dinero se sufraga la magra canasta básica que otorga al Estado a
todos los nacidos en Cuba: 7 libras de arroz, 5 de azúcar, 20 onzas de
frijoles, media libra de aceite vegetal, una libra de pollo, un paquete
de espaguetis y un panecillo diario de 80 gramos.
Esas mercancías cuestan no más de 20 pesos (menos de un dólar). Pero
solo alcanza para comer una semana. El resto del mes, los que ganan
salarios mínimos, como los jubilados, tienen que hacer maromas para
alimentarse.
Luego está el pago de la factura de electricidad. Que es bastante cara.
Una familia con un televisor, dos ventiladores, un refrigerador, una
arrocera, una batidora y una decena de bombillos, paga entre 30 y 40
pesos mensuales.
Si tiene aire acondicionado y más de un televisor en casa, el consumo se
dispara a 300 pesos por mes. Excepto los altos funcionarios del
gobierno, que no se sabe exactamente cuánto ganan, el salario más alto
en Cuba lo detentan los médicos e ingenieros de ETECSA, la única empresa
de telecomunicaciones. Un especialista médico puede devengar el
equivalente a 60 dólares. Un profesional de ETECSA, si sumamos la
estimulación en moneda dura, roza los 90 dólares.
Pero, ¿alcanzan esas entradas para mantener bien a una familia? Desde
luego que no. Pregúntenle a la ingeniera Migdalia. Por respuesta, la
joven profesional muestra un puñado de hojas repletas de números y gastos.
"Soy madre soltera de un hijo. En comida para dos personas gasto entre
1,200 y 1,300 pesos. El resto, se evapora en la merienda escolar. Ni
siquiera me alcanza para pagar la electricidad, comprar libros o
distraernos. Mi padre, que reside en Miami, me gira 200 dólares
mensuales y todos los años nos paga una semana en un hotel todo incluido
de Varadero. Aunque es de los más altos en el país, mi salario no me
permite una alimentación de calidad. Para comprar ropa, ir a la
peluquería o cenar en una paladar tienes que inventar dinero por la
izquierda", precisa Migdalia.
En Cuba, ese eufemismo se traduce en un aforismo simple y duro: robarle
al Estado. "Es la única manera de poder llegar a fin de mes, reparar la
casa que se está cayendo o poder ir a la playa con tu familia", confiesa
Orestes, estibador portuario.
Un chiste nacional define fielmente el contrato social no escrito entre
los asalariados y el régimen: "la gente hace como que trabaja y el
gobierno hace como que nos paga". Nunca mejor dicho.
[Publicado en Desde La Habana]
Source: Salarios en Cuba son una broma: "la gente hace como que trabaja
y el gobierno, como que paga" -
https://www.martinoticias.com/a/opinion-ivan-garcia-salarios-cuba-broma/149086.html
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