Cuba: poniendo la carreta delante de los bueyes
JOSÉ AZEL
¿Llevan las reformas económicas a la democratización, o la
democratización al progreso económico? Esta es la pregunta fundamental
en el debate sobre la nueva política de EEUU hacia Cuba. El Presidente
Obama y sus partidarios consideran que las reformas económicas
fortalecerán a la población para demandar reformas políticas, mientras
sus críticos destacan que el general Castro ha dejado perfectamente
claro que en Cuba no habrá reformas políticas.
Dejemos a un lado los problemas éticos de una política exterior
americana que abraza déspotas y establece equivalencia moral entre
opresores y oprimidos para concentrarnos aquí en: ¿Qué debe venir
primero en el tema de las reformas? Las experiencias de la transición en
antiguos países comunistas aportan la respuesta. Fredo Arias King, un
experto con conocimiento enciclopédico de la democratización
post-soviética, clasifica los resultados de las experiencias en ocho grupos:
Derrocamiento.- Donde el comunismo terminó cuando los disidentes fueron
capaces de derrocar un obstinado Partido Comunista y formar un nuevo
gobierno compuesto fundamentalmente por opositores (Checoslovaquia 1989,
Alemania Oriental, Yugoslavia, Kirguistán y Georgia).
Sustitución.- Donde los partidos comunistas fueron más flexibles y
dispuestos a negociar una transición (Polonia, Lituania, Estonia y
Eslovenia).
Transformación.- Donde los principales líderes comunistas tomaron la
iniciativa del cambio de régimen sin influencia de grandes presiones
sociales (Unión Soviética 1985, Hungría 1956, y Checoslovaquia 1968).
Reaparición.- Donde antiguos funcionarios de alto nivel, que habían sido
separados del poder, utilizaron el naciente movimiento democrático para
retornar (Rusia, Rumania y Croacia).
Reposición.- Donde funcionarios de nivel medio tomaron la bandera de
reformas democráticas o nacionalistas para socavar al régimen que habían
servido (Hungría 1989, Serbia 1989, y Bulgaria).
Reencarnación.- Donde los partidos sintieron gran presión social y
fingieron una ruptura con el comunismo en aras de sobrevivir (Ucrania,
Moldavia, Albania, Mongolia, Macedonia y Letonia).
Continuidad.- Donde los líderes comunistas se convirtieron
sorpresivamente en líderes de naciones independientes, reteniendo las
principales estructuras represivas y la economía de comando (Uzbekistán,
Kazajstán, Turkmenistán, y Belarús).
Violencia.- Donde los líderes utilizaron violencia estatal para provocar
guerras civiles y mantener el poder (Tayikistán, Serbia, Armenia y
Azerbaiján).
El estudio de Arias King muestra que los antiguos países comunistas que
establecieron cambios políticos antes de, o simultáneamente con, cambios
económicos, fueron los más exitosos convirtiéndose en libres y
prósperos, p.ej., República Checa, Estonia, Polonia, Hungría, Eslovenia,
Alemania Oriental. Los que decidieron comenzar con reformas económicas y
pospusieron los cambios políticos fueron los menos exitosos en ambas
áreas, p.ej. Rusia, Ucrania, Belarús, Serbia, Uzbekistán, Tayikistán,
Azerbaiján.
La evidencia histórica responde la pregunta: las reformas económicas no
llevan necesariamente a la democratización, mientras la democratización
es más probable que lleve al progreso económico. La democratización
representa los bueyes que deben halar la carreta del progreso económico.
Poner la carreta delante de los bueyes significa que ni las reformas
económicas ni las políticas avanzarán mucho.
La historia de Cuba no es la de Europa Oriental, y su experiencia en la
transición será distintivamente cubana. Dejo al lector descubrir el
escenario más probable para Cuba, pero yo apuesto a que será un proceso
patrocinando continuidad disfrazada de cambio. Ese es el nudo Gordiano
cubano. El continuismo disfrazado de cambio no elimina los impedimentos
institucionales a las libertades individuales y al fortalecimiento
ciudadano.
Lo que el Presidente y sus seguidores no entienden es que los derechos
políticos y libertades civiles no son lujos superfluos para ser anexados
al final de un programa de reformas económicas. Los derechos políticos
son los que posibilitan a una ciudadanía a enmendar errores, expresar
descontentos, e influir en cambios en el liderazgo.
La democracia requiere relaciones entre el Estado y sus ciudadanos
fundamentalmente diferentes del modelo de relaciones en un Estado
absolutista.
Reformas económicas no vinculadas a libertades políticas individuales
condenan a la sociedad cubana a vivir una existencia provisional sin
final definido. Vivir tal existencia provisional hiere el espíritu
humano y no promueve el desarrollo de valores sociopolíticos
democráticos. Personas que experimenten solamente una existencia sin
futuro no pueden convertirse en ciudadanos que sustenten un Estado
democrático.
La libertad no es una extravagancia que puede esperar hasta el arribo de
la prosperidad.
El Dr. José Azel es Investigador Senior en el Instituto de Estudios
Cubanos y Cubano-Americanos de la Universidad de Miami, y autor del
libro Mañana in Cuba.
Source: Cuba: poniendo la carreta delante de los bueyes | El Nuevo
Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article92641952.html
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