La amenaza real en tiempos de epidemia
El verdadero agente transmisor del dengue y sucedáneos es el cubano mismo
Viernes, mayo 27, 2016 | Ana León
LA HABANA, Cuba.- Una multa de 300 a 600 pesos es la penalización
aplicable a cualquier vecino que se niegue a fumigar su domicilio; al
menos mientras dure la campaña para "controlar" la proliferación de
infestados por dengue y prevenir nuevos casos de Zika en Cuba. Según la
Dirección Provincial de Salud Pública, municipios como Habana Vieja y
Centro Habana mantienen un alto riesgo de infestación, pese a las
periódicas fumigaciones.
"En esta casa se fumiga todas las semanas, sin falta (…) y mi suegra
tiene dengue", comentó a CubaNet Roberto Bermúdez, vecino del consejo
popular Los Sitios, en el municipio de Centro Habana. Las pavorosas
alertas sobre el virus Zika han atenuado en algo la resistencia de los
vecinos ante las pesquisas de los efectivos de las FAR vinculados a la
campaña antivectorial. Sin embargo, la cooperación ciudadana recesa
apenas el dueño de casa cierra su puerta. En plena calle, en la
esquinas, los vertederos de basura son una invitación a todo tipo de
plagas, factor que favorece la propagación de epidemias.
En La Habana se ha entronizado la convicción de que solo hay que
mantener el cuidado y la higiene del espacio familiar; dando por sentado
que la ciudad no es importante o, de serlo, la responsabilidad recae
exclusivamente en el gobierno cubano. En la intersección de las calles
Factoría y Gloria (Habana Vieja) puede transcurrir una semana sin que
aparezca el camión de los Servicios Comunales para remover la loma de
inmundicias. "A veces envían un transporte a recoger materias primas, y
dejan el resto de la basura pudriéndose bajo tremendo sol, al lado de un
agromercado donde se venden alimentos a la población", alegó insultada
Nila Castillo, vecina del consejo popular Jesús María.
Irregularidades de este tipo se perciben en los barrios marginales,
donde el camión recolector no acude a diario y abundan los depósitos de
basura parcialmente hendidos o desbaratados; ineficaces para la función
a que fueron destinados, sin que la entidad correspondiente agilice su
reemplazo. Pese a ello, el problema de la hediondez citadina no es
privativo de la gestión estatal. Los habaneros han adquirido la
costumbre de no caminar más de una cuadra para botar la basura. En
algunas zonas donde Servicios Comunales ha trasladado los contenedores
apenas cien metros del lugar donde estaban, para evitar que los hedores
y las moscas invadan las casas de los vecinos, constantemente hay
personas volcando escombros, deshechos y remanentes de brujerías al
contén de la acera. Es tanta la desidia que, incluso hallando vacíos los
depósitos, muchos arrojan las bolsas de basura al suelo.
Si la situación epidemiológica en Cuba no ha alcanzado el grado de
alerta máxima, es a causa de la prolongada sequía por la que atraviesa
el país. Pero el peligro será inminente cuando comiencen las ansiadas
lluvias y el agua se empoce, junto a toda suerte de residuos, en los
basureros aledaños. Por más que Salud Pública redoble la intensidad del
saneamiento a nivel domiciliario, si no aumenta la exigencia hacia los
Servicios Comunales ni se toman medidas con la ciudadanía, las pilas de
deshechos continuarán creciendo, fermentando y apestando en la puerta
misma de la gente.
En el Departamento de Vigilancia y Control de Vectores de Centro Habana,
el Teniente Coronel Blas Ramírez –responsable de las brigadas que
intervienen en la campaña antivectorial– explicó a CubaNet que el delito
de propagación de epidemias es penado por la ley cubana con una multa de
2 000 pesos (unos 70 CUC), o privación de libertad en caso de
reincidencia. Previo a la aplicación de estas soluciones extremas, hay
otras alternativas legales para frenar las indisciplinas que ponen en
riesgo la salud de la población. Ninguna se aplica con el rigor
necesario y ello se verifica en el acto desafiante de amontonar
desperdicios en lugares señalizados con letreros prohibitivos.
Si bien la delicada situación social por la que atraviesa Cuba es poco
favorable a las medidas coercitivas, no es menos cierto que, sin
sanciones que obliguen a las personas a hacer lo que por consciencia y
compromiso ciudadano deberían, pronto los medios de comunicación dejarán
de exhortar a la prevención para anunciar alarmas y cuarentenas. A
juzgar por las imágenes, el verdadero agente transmisor del dengue y
sucedáneos es el cubano mismo, no el mosquito Aedes aegypti.
Source: La amenaza real en tiempos de epidemia | Cubanet -
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/la-amenaza-real-en-tiempos-de-epidemia/
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