Discretas actuaciones en un estadio destartalado
¿Queda en Cuba alguna instalación deportiva que funcione bien ?
Martes, mayo 31, 2016 | Orlando Freire Santana
LA HABANA, Cuba.- Desde antes de comenzar la 63 edición del evento de
atletismo Memorial Barrientos, los espacios deportivos de la prensa
oficialista insistían en que esta competencia sería mejor que la de años
anteriores, pues la Asociación Norte-Centroamericana y del Caribe de
Atletismo piensa colocar al Barrientos entre los certámenes principales
de este deporte en la región para el venidero 2017.
Sin embargo, la cita que acaba de concluir en el Estadio Panamericano de
La Habana dejó mucho que desear. Brillaron por su ausencia las
principales figuras del atletismo cubano, en las que el país tiene
depositadas sus esperanzas con vistas a las olimpiadas de Río de
Janeiro. Son los casos de la garrochista Yarisley Silva, la discóbola
Denia Caballero y el triplista Pedro Pablo Pichardo. El vallista Dayron
Robles, reincorporado recientemente a la selección nacional, no compitió
por estar lastimado, según informaron autoridades.
En el acápite de las actuaciones no hubo marcas o tiempos
sobresalientes. Uno de los registros más exaltados por la prensa fueron
los 10,11 segundos del velocista Roberto Skyers en los 100 metros
planos. Se comprende que el optimismo se deba a la escasez de buenos
corredores que ha padecido la Isla en los últimos tiempos; porque, en
verdad, cualquier velocista que se respete actualmente debe bajar de los
10 segundos si quiere aspirar a triunfar en una competencia de relieve.
Más que debido a los pobres resultados atléticos, el malestar de
cualquier aficionado que acudió al Estadio Panamericano pudo haber sido
causado por el estado deprimente de esa instalación, inaugurada en 1991
con motivo de celebrarse en la capital cubana los Juegos Panamericanos
de ese año.
La suciedad se aprecia por todas partes. Los baños están clausurados e
infinidad de locales se encuentran llenos de heces fecales, pues
numerosas rendijas en puertas y ventanas posibilitan que cualquiera
entre y salga impunemente. Ningún servicio gastronómico se ofrece en la
instalación, por demás apartada del centro de la ciudad, y con pocos
medios de transporte público para acceder a ella.
Para colmo, la desinformación era total entre los aficionados que
asistieron a los cuatro días de competencia. Se veía a atletas competir
en el campo y la pista, pero nadie sabía quiénes eran ni qué marcas o
tiempos realizaban. El audio local era inexistente, y no había una
pancarta con la mínima información al respecto.
Lo que un día fue la pizarra eléctrica del Estadio Panamericano es ahora
una especie de mural con la efigie del Che Guevara. Y ni pensar que
puedan efectuarse eventos nocturnos en ese lugar, porque en las torres
de iluminación no queda un solo bombillo que funcione.
Al parecer, los dirigentes del atletismo cubano no ponen los pies sobre
la tierra. ¿A quién se le pudiera ocurrir celebrar competencias de
primer nivel internacional en una instalación que pide a gritos su
cierre definitivo? Claro, eso del deterioro de las instalaciones es casi
un mal endémico de la Isla. Es difícil encontrar una, de cualquier
deporte, que se halle en óptimas condiciones.
Source: Discretas actuaciones en un estadio destartalado | Cubanet -
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