Si de robar se trata, La Habana es un escenario fácil para ladrones y
rateros
Las unidades sectoriales de la policía no dan abasto y la eficiencia y
profesionalidad policial solo funciona en la serie televisiva Tras la
Huella"
Iván García Quintero
febrero 27, 2016
Giselle Carmona, 23 años, iba camino al bar Montejo en la Calzada 10 de
Octubre, a tiro de piedra de la iglesia Los Pasionistas, en La Víbora,
cuando le arrebataron su teléfono Samsung Galaxy de última generación.
"Eran cerca de las nueve de la noche. Yo iba escuchando música cuando un
negro muy alto, con una navaja, me pidió el teléfono. Luego salió
corriendo por la calle O'Farrill hacia arriba. Enseguida hice la
denuncia en la estación de policía, pero ha pasado un mes y no han
atrapado al ratero", cuenta Giselle.
Luego de hablar mediante IMO con su hermana que reside en Coral Gables
en un punto WiFi ubicado en el parque Santa Amalia, municipio Arroyo
Naranjo, el más violento y con mayor cantidad de sucesos de sangre en La
Habana, Yaibel, 32 años, fue interceptado en una calle oscura y le
despojaron su teléfono inteligente Huawei y una laptop Hewlett Packard.
"Fue alrededor de las once de la noche, hace dos meses. La policía ni
siquiera hizo una foto robot. Me enseñaron un carpeta de fotografías de
supuestos delincuentes y me dijeron que si aparecía algo me avisarían.
Hasta el sol de hoy. Con el número de IMEI del teléfono lo desactivé en
ETECSA, pero me han contado que hay tipos que lo craquean y lo ponen a
funcionar", acota Yaibel. Un iPhone o un Samsung de altas prestaciones
cuesta en el mercado negro entre 500 y 900 pesos convertibles (600 a
1000 dólares).
El salario de dos a cuatro años de un profesional. Un oficial de la
policía que opta por el anonimato asegura que el número de asaltos y
robos en viviendas ocupadas ha crecido de manera alarmante en La Habana.
"En municipios como Arroyo Naranjo, Diez de Octubre y San Miguel del
Padrón, el promedio de arrebatos de dinero, prendas de oro, celulares y
robos de autos o sus agregados es de 150 a 200 todos los meses. Los
robos en hogares también ha crecido. El 60 o 70% de los casos quedan sin
resolverse", alega el instructor policial.
Las causas por las que no se solucionan van desde exceso de casos que
lleva cada investigador, mal trabajo en las pesquisas, hasta déficit de
productos químicos para levantar huellas o equipamientos de última
tecnología.
"Las técnicas más avanzadas se utilizan para asesinatos o hechos de
sangre. Los robos en la vía pública, cuando se reiteran en determinada
zona, pasan a ser investigados por el DTI provincial, pues las unidades
sectoriales no dan abasto. En algunas avenidas importantes hay cámaras
de vigilancia, pero muchas no funcionan y los delincuentes conocen las
calles que no tienen vigilancia. La eficiencia y profesionalidad
policial solo funciona en la serie televisiva Tras la Huella", confiesa
el instructor.
El aumento de robos en viviendas ha despertado las alarmas de un
segmento elevado de ciudadanos. Sobre todo en aquellos que han invertido
dinero en reparar sus casas comprando electrodomésticos modernos,
ordenadores y televisores LED.
A Yosvani, dueño de una cafetería, según dice le robaron en pleno día. "Eran
como las diez de la mañana. Vivo solo con mi esposa que está embarazada.
Esa mañana ella tenía turno médico. Los ladrones rompieron la puerta de
hierro con un gato hidráulico y se llevaron la computadora, dos
televisores de pantalla plana, dinero, ropa y joyas".
Ahora se vio obligado a invertir casi dos mil pesos convertibles en
'bunkerizar' su casa: colocó cerraduras anti robo, dos verjas de hierro
fundido, un portero electrónico con cámara y puso alarmas en todas las
ventanas exteriores.
Sergio, residente en el Casino Deportivo, barriada al suroeste de la
capital, se dedica a vender en el mercado negro una gama de sistemas de
protección anti robos.
"Desde alarmas y artilugios para autos a cámaras y sistemas electrónicos
para viviendas. Un portero con timbre y cámara cuesta entre 250 y 300
cuc. Cerraduras electrónicas de alto estándar pueden llegar a mil pesos
convertibles. Es una inversión extra, pero es muy jodido que tú te
sacrifiques en tener todas las comodidades en tu hogar y de buenas a
primera te lo desvalijen el hogar", acota.
Solo en su cuadra, Sergio ha vendido cuatro porteros electrónicos y dos
cerraduras electrónicas. Si usted recorre cualquier barrio habanero
notará como el 80% de las casas están enrejadas.
Los de bolsillos amplios refuerzan sus propiedades con rejas y
cerraduras de mayor calidad. Muchos apartamentos y residencias parecen
cárceles con sus balcones y portales tapiados
Los dueños de automóviles y motos deben tener una protección extra.
Garajes que parecen jaulas de hierro con alarmas anti robos. "A mí me
han robado dos veces los neumáticos y la reproductora, a pesar de toda
la protección", dice Alejandro, dueño de un Lada 2107 de la era soviética.
Niorvis estaba en una cafetería bebiendo un par de cervezas y al salir
le habían llevado los neumáticos traseros de su jeep Willis. "Me lo
dejaron calzado con bloques.
Hicieron esa pincha (trabajo) en menos de veinte minutos, que fue lo que
estuve en la cafetería". Con el aumento de turistas, el arrebato de
bolsos y cámaras a extranjeros es otra modalidad que crece. "Sobre todo
en Centro Habana, Vedado y Habana Vieja, desvalijan la reproductora o la
goma de repuesto del auto rentado", señala un policía.
Los hechos de sangre son relativamente escasos. Riñas con armas blancas
y hasta algún muerto se suelen dar en barrios al sur de la capital como
Luyanó, Mantilla o La Cuevita.
La Habana está lejos de ser un matadero al estilo de Caracas o Tegucigalpa.
La prohibición de tenencia de armas ayuda. Pero si de robar se trata,
ande con los ojos muy abiertos. Un teléfono inteligente, una cámara de
video de alta definición o una tableta Apple son golosinas para los rateros.
Source: Si de robar se trata, La Habana es un escenario fácil para
ladrones y rateros -
http://www.martinoticias.com/content/telefono-samsung-cuba/116224.html
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