Sociedad civil y cumbre borrascosa
HILDEBRANDO CHAVIANO MONTES | La Habana | 31 Mar 2015 - 4:49 am.
La delegación del régimen presentada como sociedad civil en la próxima
Cumbre de Panamá será una versión ampliada y viajera de las brigadas de
respuesta rápida.
El mundo cambia, pero el Gobierno cubano se niega a cambiar, le duele el
cambio, es como la oruga que prefiere quedarse oruga y nunca convertirse
en mariposa. De acuerdo con la filosofía practicada por los gobernantes
cubanos, quedarse anclados sin ir a ninguna parte es mejor que
aventurarse a perder la comodidad de lo ya conocido por malo que sea.
Es indecente tildar a estas alturas de mercenarios a los ciudadanos que
manifiestan la necesidad de realizar cambios estructurales en las
relaciones de producción y el sistema de comercialización imperantes en
el país, a los que ninguneados por el régimen reclaman espacio para
manifestar sus opiniones y su derecho a participar en la búsqueda del
destino común, a los que fueron separados de su puesto de trabajo por
pensar diferente y dependen ellos y sus familias de la ayuda que reciben
del exterior.
Realmente, cuando el mandatario cubano demanda del Gobierno
estadounidense un cambio en su política hacia Cuba, no es capaz de
pensar que cambios similares son necesarios en las relaciones entre el
Gobierno cubano y el pueblo; que la política de exclusión y
descalificaciones contra los opositores, disidentes o como quiera
llamársele a los que opinan diferente al sentir oficial, solo ha logrado
fragmentar el país y llenarlo de odios.
La VII Cumbre de Las Américas, a celebrarse próximamente en Panamá, será
escenario de un choque entre dos visiones de Cuba; ahí se verán las
caras los que aplauden incondicionalmente al régimen desde
organizaciones creadas a su imagen y semejanza y sufragadas con el
sudor de los trabajadores a los cuales no representan, y los que en Cuba
no tienen voz porque la dictadura les niega el derecho a expresarse y
dependen de manos solidarias para subsistir porque la misma dictadura
les niega el empleo.
Decir que los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), la Federación
de Mujeres Cubanas (FMC), la Federación Estudiantil Universitaria (FEU),
la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), y todas y cada una de las
múltiples organizaciones satélites utilizadas para mantener el control
sobre la población, son organizaciones no gubernamentales que conforman
la sociedad civil, es una broma pesada. En una dictadura no existen
legalmente organizaciones independientes del Estado y, en el caso
específico de Cuba, independientes del Partido Comunista.
La Constitución de 1976, con su última modificación del 2002, es
suficientemente explícita en cuanto a sociedad civil y derechos. A pesar
de la ambigüedad de la redacción, en el artículo 53 "Se reconoce a los
ciudadanos libertad de palabra y prensa...", pero, "...conforme a los
fines de la sociedad socialista". Y además: "Las condiciones materiales
para su ejercicio están dadas por el hecho de que la prensa, la radio,
la televisión, el cine y otros medios de difusión masiva son de
propiedad estatal o social…".
Por su parte el artículo 54 dice que: "Los derechos de reunión,
manifestación y asociación son ejercidos por los trabajadores, manuales
e intelectuales, los campesinos, las mujeres, los estudiantes y demás
sectores del pueblo trabajador, para lo cual disponen de los medios
necesarios a tales fines. Las organizaciones de masas y sociales
disponen de todas las facilidades para el desenvolvimiento de dichas
actividades…".
Las llamadas organizaciones no gubernamentales que conforman la
pretendida sociedad civil cubana son por el estilo de la Organización
Nacional de Bufetes Colectivos, compuesta por abogados controlados por
la policía política, atados de pies y manos y con la boca amordazada
cuando de defender a un disidente se trata; o los trabajadores,
deportistas, estudiantes y mujeres movilizados en las brigadas de
respuesta rápida para injuriar y golpear a opositores pacíficos.
Mientras la máxima dirección del país continúe en sus discursos y en sus
actos con la práctica discriminatoria de un sector de la sociedad y la
injuria pública a quienes profesan ideas distintas, el país seguirá
azotado por la intolerancia, el odio y el miedo. Mientras la
Constitución de la República favorezca a un partido excluyente en
detrimento de los que no comulguen con su ideario político, no se podrá
hablar en Cuba de democracia ni sociedad civil. Los que participarán
como sociedad civil en la Cumbre de las Américas llevados por el
Gobierno cubano, representan una ideología, un partido político y un
sistema, cuyos supuestos logros provienen de la ayuda económica que
durante decenas de años suministró la fenecida URSS, del petróleo
venezolano y de la explotación por el Estado cubano de millones de
obreros y campesinos e incluso estudiantes por debajo de la edad laboral.
No porque sean muchos los patrocinados por el régimen cubano asistentes
al evento van a evitar que el fracaso del sistema económico y político
que rige en Cuba sea visto como un fracaso cuyos responsables aún están
en el poder e insisten en mantenerse. En realidad, la delegación del
Gobierno cubano presentada como sociedad civil será una versión ampliada
y viajera de las brigadas de respuesta rápida que, cuando se sientan
impotentes con sus mentiras, van a gritar, injuriar y, si los dejan,
golpear a los otros, igualito que hacen aquí.
Source: Sociedad civil y cumbre borrascosa | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/derechos-humanos/1427717244_13661.html
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