El color de la piel en las estadísticas cubanas
JORGE CALAFORRA | Varsovia | 18 Mar 2015 - 9:20 pm.
La falta de datos impide medir el alcance de las desigualdades que
produce el racismo.
Las estadísticas cubanas públicamente disponibles y que ofrezcan datos
tomando en cuenta el color de la piel, son prácticamente inexistentes.
Algunos de los datos que han sido presentados en censos anteriores, ya
no se publican. Intentos de obtener información en bibliotecas cubanas
han sido infructuosos, tanto por falta de información como por
restricciones al acceso a centros donde pudiera haber datos
relacionados. Por ejemplo, en 2009, la Oficina Nacional de Estadísticas
e Información (ONEI) emitió un paquete multimedia sobre demografía, pero
en algunos lugares "no se sabe dónde está" y en otros se ha exigido
autorización especial para verlos.
En la Biblioteca Nacional José Martí hay un solo libro que pudiera tener
alguna estadística: La población cubana por color de la piel, publicado
por la ONEI, pero no lo permiten ver ni en la sala de lectura.
La falsedad de la versión oficial
La falta de datos impide medir el verdadero alcance de las desigualdades
que produce el color de la piel, y de la situación desventajosa de
negros y mulatos/mestizos en Cuba. El censo de 1981 fue el último en el
cual se tomaron datos sobre población con descendencia china, la cual ha
prácticamente desaparecido. Por eso, en este artículo, no les tomaremos
en cuenta. Sin datos, la preparación de estrategias para mejorar la
situación de las personas negras es prácticamente imposible.
La ausencia de datos publicados y verificados sistemáticamente, donde se
incluya el color de la piel, demuestra la falsedad de la versión oficial
de que en estos últimos 50 años la situación de las personas negras ha
mejorado y de que la discriminación racial en Cuba se ha reducido.
Podemos tomar como ejemplo positivo la tasa de mortalidad infantil,
ampliamente divulgada como un índice que demuestra el éxito del gobierno
en este campo.
Coincido con lo planteado por Manuel Cuesta Morúa, durante el primer
Foro de Raza y Cubanidad, celebrado en La Habana, donde expresa que, en
primer lugar, hay en Cuba un racismo cultural. Hay otro racismo
discursivo, donde se dice que la nación es esto, y se está a favor o en
contra de esto, sin ningún tipo de matices; un discurso apoyado por las
armas.
Hay además un racismo socio-económico, donde los mestizos y negros se
empobrecieron más que el resto de la población al ser eliminada toda la
clase media y todos los oficios, dominados algunos de ellos por personas
negras en La Habana. Estos oficios permitieron que las desigualdades
existentes en los años 50, debido al color de la piel, se redujeran,
aunque existía un gran racismo y los negros y mestizos estaban entre los
sectores más pobres.
Mientras que en 1899 el analfabetismo era del 29,6% entre los blancos
extranjeros, el 53,4% entre los blancos nativos y el 72,1% entre las
personas negras, en 1953 era entre el 22,1% y el 22,4% para los tres grupos.
Otro racismo es el ideológico, donde se discrimina a todo aquel que no
esté completamente de acuerdo con la visión del Partido Comunista, que
se autodefine en el artículo 5 de la Constitución como superior a todo y
la vanguardia de todo lo demás.
Precariedad negra
La grave crisis económica que comenzó en 1990 puso al descubierto y
acentuó más las diferencias entre los niveles de vida entre la población
blanca y no blanca. Antes de la fecha, el salario entre todos los
sectores de la población mantenía un nivel más bien equitativo.
El acceso a la educación y a la salud para los sectores más pobres no se
produjo gracias al desarrollo del país, sino a subsidios y créditos
externos que nunca se llegaron a pagar. Al terminar la ayuda externa y
con la introducción de una segunda moneda que devaluaba el salario en un
2.500%, el acceso al CUC mejoró el nivel de vida de los trabajadores del
turismo, las empresas mixtas, los artistas y de las personas que reciben
remesas. Estos representan menos del 30% de la población y, en su gran
mayoría, son blancos.
No obstante, y dado el grado de envejecimiento de la población, en las
calles se ven muchos ancianos negros en condiciones bastante precarias.
Instamos no solo a que se investigue más sobre este tema, sino a que se
cree un programa urgente de ayuda a estas personas.
Revisamos en primer lugar los censos de población y viviendas. Vemos
cómo la población blanca aumentó desde un poco más de un millón de
habitantes en 1899 hasta 7.265 millones en 2002, y después disminuyó
hasta 7.158 millones en 2012.
Es curioso lo que pasa con los no blancos. En el censo de 1970 no se
analizaron datos relacionados con el color de la piel, con el pretexto
de que la discriminación racial en Cuba había terminado. Si vemos las
tendencias de crecimiento de la población de estos dos grupos, la
cantidad de negros comienza a disminuir en Cuba a partir de 1981. En
este año alcanzó un máximo de 1,16 millones de habitantes, mientras que
en 2012 había 1,04 millones de negros.
Quedará como incógnita si en 1970 se alcanzó el máximo de habitantes
negros en Cuba, o si el ritmo de crecimiento de la población negra
cambió tan drásticamente que obligó al gobierno a ocultar los datos, y
si este máximo se alcanzó en 1981.
El peso relativo de los blancos entre los censos de 1981 y 2012
disminuyó desde un 66,1% a un 64,1%. Los negros también disminuyeron
desde un 12 a un 9,2% y los mestizos aumentaron de un 21,9% a un 26,6%.
El ritmo de crecimiento de la población mestiza o mulata es mucho más
dinámico en el período 1981 a 2002, pero no sabemos cuándo comenzó dicha
tendencia.
La población blanca y mestiza urbana es mayoritariamente femenina a
partir de los 40 años de edad, y predominantemente masculina entre la
población negra, mientras que en áreas rurales predominantemente
masculina en todos los grupos de edades.
Natalidad, mortalidad y otras variables
Las estadísticas cubanas no ofrecen datos sobre el número de nacimientos
según el color de la piel. Si observamos el número de hijos por mujer al
final de su vida fértil, vemos que en 1981 este indicador era de 3,74 y
se ha ido reduciendo a 3,45 en 1987; 1,92 en 2009, y a 1,71 en 2013.
El censo de 1981 fue el último en el cual se ofrecieron datos sobre el
número de hijos por grupo de edades y color de la piel, donde vemos que
las mestizas alcanzaban 4,48 hijos por mujer, las negras 3,73 y las
blancas 3,45. Es sorprendente que la Encuesta Nacional de Fecundidad de
2009 no actualice estos datos.
Juan Carlos Albizu-Campos, en su trabajo Cuba. La muerte y el color,
presenta algunos datos de 2003. La tasa de mortalidad infantil entre la
población blanca era de 5,9 por mil nacidos, para los varones, y 4,8
para la población blanca; mientras que para la población no blanca, era
de 6,7 y 6,2, respectivamente.
También la tasa de nacidos con bajo peso en la población no blanca es
mayor que en la blanca. En 2003 era de 25,7 en los varones y 24,4 en las
hembras blancos, mientras para los no blancos era de 48,3 y 22,6,
respectivamente.
En este mismo trabajo se presentan datos sobre la mortalidad, según el
color de la piel. La población no blanca tiene mayores tasas de
mortalidad por mil habitantes, exceptuando la de 75 años y más.
La esperanza de vida es menor para la población no blanca. Según los
datos de Albizu-Campos, los hombres blancos viven, como promedio, 0,9
años más y las mujeres blancas 1,2 años más que los no blancos.
La Encuesta Nacional de Fecundidad de 2009 estima que una menor
proporción de población negra, que de blancos o mestizos, se declaró
casado o unido (56% vs 66% y 63%, respectivamente, en mujeres, y 54% vs
62% y 59%, respectivamente en hombres). En contraste, los divorcios y
separaciones fueron más frecuentes entre mujeres negras. Los hombres, en
general, se declaran más en soltería, también con mayor frecuencia los
de piel negra.
Considerando únicamente a los que están casados y unidos
consensualmente, esta última categoría es la más frecuente en todos los
grupos de color de la piel, pero aún mayormente elegida por la población
no blanca de cualquier sexo (negros y mestizos con cerca del 68%), en
tanto los blancos, hombres y mujeres, declaran más una formalización de
sus relaciones.
Emigración, sector privado y educación
La emigración externa es blanca en un 83,5%. El 12% es mestiza y el 4%
es negra. La población no blanca ha emigrado, por lo general, en fechas
más recientes y ocupa puestos de menor remuneración, por lo que envía
menos remesas a la Isla.
En 2002, solo el 2% de los campesinos privados y el 5% de los
cooperativistas, sectores de más altos ingresos, eran mestizos o negros.
Estudios de los años 90 también han demostrado una
sobre-representatividad de mestizos y negros en los sectores más pobres
y vulnerables de la población.
Los niveles de educación son similares para todos los colores de la
piel, pero, como sabemos, el ingreso en Cuba no está directamente
relacionado con el nivel de educación.
El porciento de personas con educación media oscila entre el 39,9% para
las mujeres blancas y el 45,4% para los varones mestizos; la educación
profesional entre el 4,08% para las hembras mestizas y el 5,74% para los
varones blancos; mientras que los niveles de educación superior oscilan
entre el 3,13% para las hembras mestizas y el 5,44% para los varones
blancos.
La migración interna es mayor en las provincias orientales. Presentamos
los datos del censo de 2012, relacionados con las corrientes netas de
migrantes interprovinciales absolutos o "de toda la vida".
Vemos al mismo tiempo en datos de la ONEI cómo el 46% de la inversión
total del país en los años 2007 a 2013 se realizó en La Habana, el 10%
en la provincia de Holguín, el 7% en Matanzas y el 5% en Santiago de Cuba.
Lia Añé Aguiloche, en su trabajo Contribución a los estudios de pobreza
en Cuba. Una caracterización de la capital, presenta datos sobre la
pobreza en La Habana.
Estructura de las familias, según color de la piel (%). Total de Hogares
del decil = 100
Hogar Hogar Hogar
Blanco Negro Mestizo
Decil 1 51.4 17.7 17.3
Decil 2 41.6 27.8 18.0
La Habana 58.7 15.7 12.4
Como se observa en el cuadro anterior, los deciles 1 y 2 están
compuestos principalmente por familias negras y mestizas. En contraste
con lo anterior, en los deciles 9 y 10 predominan las blancas.
El ingreso monetario per cápita mensual de las familias de los deciles 1
y 2, en el año que se tomó la muestra, fue alrededor de 60 pesos.
Educación superior
En su trabajo Características sociodemográficas de los jóvenes que
ingresaron a la Educación Superior en los cursos de 2003-2009, Niuva
Ávila Vargas, del Centro de Estudios Demográficos, presenta datos sobre
el número de jóvenes que, a pesar de llenar la boleta, no pudieron
acceder a estudios superiores.
En el curso 2003-2004, en pleno auge del programa Universidad para
Todos, como parte de la llamada "batalla de ideas", se le negó la
entrada a la universidad al 49% de los hombres negros y al 44% de las
mujeres negras que solicitaron el acceso. Y aún durante el curso
2009-2010 se le seguía negando el acceso a un tercio de los negros y a
una cuarta parte de las negras.
Conclusiones
La historia de la nación cubana contada en dos minutos es la mezcla de
angolanos, nigerianos, españoles, libaneses, franceses, chinos, rusos y
de otros países del este de Europa y haitianos, solo para mencionar los
más importantes.
La ausencia de datos disponibles públicamente, relacionados con el color
de la piel, es simplemente inaceptable en un país donde el concepto de
cubanidad está estrechamente vinculado a la convivencia, aporte e
integración de muchas nacionalidades y culturas; su mezcla y asimilación
de lo positivo de cada uno de ellas.
Instamos nuevamente a investigadores y periodistas, y a la Oficina
Nacional de Estadísticas e Información, a que den prioridad al tema de
las desigualdades socio-económicas relacionadas con el color de la piel,
para que estos datos permitan el progreso de la nación cubana en su
conjunto.
www.foresightcuba.com
* Gracias a Belén Martínez por su eficiente colaboración en este artículo.
Source: El color de la piel en las estadísticas cubanas | Diario de Cuba
- http://www.diariodecuba.com/cuba/1426710051_13475.html
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