jueves, diciembre 25, 2014

La Nochebuena que celebrábamos los cubanos

La Nochebuena que celebrábamos los cubanos
En la cena, puerco, guineo y pavo, turrones. Después de 1959, cenábamos
a escondidas, con lo que podíamos encontrar
miércoles, diciembre 24, 2014 | Gladys Linares

LA HABANA, Cuba -Desde el pasado colonial, la Nochebuena y la Navidad
son las fiestas tradicionales de la familia cubana, a pesar de las
infructuosas artimañas creadas por la dictadura de los Castro para
acabar con ella. Estas festividades de diciembre unen a la familia, pues
son la ocasión perfecta para manifestar nuestro cariño hacia familiares
y amigos.

Jorge Fernández Hevia (68 años) es uno de los miles de cubanos que no ha
dejado perder la tradición. Él opina que, aunque no lo parezca, los más
viejos transmiten la costumbre a los más jóvenes. Me cuenta que nació y
creció en Párraga, un barrio marginal. Su familia era pobre, pero su
abuela materna, que era cocinera en una casa de Miami, venía todos los
años a pasar la Navidad con la familia y les traía regalos. Hasta que en
1960, los de Inmigración le advirtieron que si volvía a salir no la
dejarían regresar, y ella decidió no alejarse definitivamente de su familia.

"En Nochebuena nos reuníamos 17 o 18 parientes, entre abuelos, padres,
tíos y primos. Se asaba un puerquito en el patio, con carbón y en púas".
Jorge recuerda la calzada de Bejucal adornada con guirnaldas de colores,
y a pesar de que era estrecha y con árboles a todo lo largo, se llenaba
de quioscos de chucherías como nueces, avellanas, uvas, manzanas, peras,
turrones. "Una familia de por allí hacía unos buñuelos muy sabrosos que
mi mamá compraba para la cena. Cenábamos sobre las 12 de la noche. El 25
nos ponían ropa nueva, comíamos la montería (la comida de la noche
anterior) y por la tarde nos llevaban a ver vidrieras.

"Se comía con vino, incluso los niños. Como era una fiesta familiar, los
adultos se cuidaban mucho de emborracharse. Siempre había un plato
dispuesto para quienes pasaban a saludar, que por lo general picaban
algo y se iban a hacer otras visitas. Ahora la comida es casi racionada,
no podemos invitar a nadie ni queda nada para la montería. Muchas veces
hemos guardado el pollo de la cuota para ese día, aunque siempre he
tratado de comprar un pedacito de puerco para comerlo con arroz,
frijoles, yuca con mojo y ensalada. Pero este año no sé: esperé mucho y
ya la libra de pernil está a 35 pesos".

Rafaela León Padrón (68 años), por su parte, me cuenta que nació en San
Nicolás de Bari, en Güines, en la finca La Guadalupe, donde su familia
tenía una pequeña parcela para el autoconsumo que les había dado el tío
abuelo, dueño de la finca.

Hasta en el monte, celebrábamos la Nochebuena

"Aunque estábamos en medio del monte, celebrábamos la Nochebuena. Las
aves, el puerco, las viandas, los dulces criollos como buñuelos, dulce
de naranja y de coco, todo salía de la finca, y los tíos de La Habana,
que iban a pasarla allá con nosotros, llevaban todo tipos de chucherías
como turrones, avellanas, nueces, castañas, uvas, manzanas, dátiles,
higos. Y para mi abuela, turrón de yema, su preferido. Mis tíos tenían
un negocio de pescadería en La Habana, y llevaban pescado para asar.
Llevaban también vino dulce y vino tinto. Siempre sobraba comida. Antes
se ponía, además del puerco, guineo y pavo. Algunas familias –como la
nuestra- incluso un buen pargo. Hoy solo hay dos opciones: o el pollo de
la cuota o un pedacito de puerco.

"En mi casa se criaban dos tipos de puerco: para asar, alimentados con
palmiche, porque no tenían grasa y la masa era más sabrosa, y los de
ceba. Estos se criaban con un sancocho de viandas, la leche que sobraba,
y además caña y miel.

Nancy Martínez Valdés (77 años) nació en Pedroso e Infanta, en el Cerro.
Su padre era trabajador de la construcción (granitero de la compañía
Luis Mion). "En mi casa se compraba el lechón asado. Pero además, se
asaban 4 o 5 guineos que ponían alrededor del lechón. Luis Mion era
italiano, y daba un aguinaldo generoso, con el que hacíamos una buena
cena: arroz, frijoles negros, congrí, una ensalada de tomates con
lechuga americana y rabanitos, turrones de todo tipo (Alicante, Gijona,
yema), membrillo con guayaba, dátiles, higos, vino tinto, vino dulce
para los niños. Las manzanas se asaban y se acaramelaban. Al día
siguiente, la montería. No había 25 sin ropa nueva, y vestidos de
estreno nos llevaban a ver vidrieras.

"El puerco se vendía a 25 centavos la libra en pie en Diez de Octubre y
Dolores (ya entonces nos habíamos mudado para Lawton). La calzada se
llenaba de quioscos y se vendía de todo. La última vez que comí dátiles
e higos fue en Alemania, porque aquí hace rato que no hay. Nuestros
nietos no los conocen, ni a los albaricoques".

Después de 1959, cenábamos a escondidas

Otra de mis entrevistadas, una señora que pidió no ser identificada, me
contó: "Antes, los jefes te daban el aguinaldo, que desapareció con las
intervenciones. Después del 59 cenábamos a escondidas, hasta que vino el
papa. Como a partir de entonces el gobierno dio el 25 feriado, nosotros
nos cogimos el 24, porque aunque la Nochebuena no estaba prohibida por
ley, sí lo estuvo tácitamente. Recuerdo que en 1960 yo tenía un bello
arbolito de los EEUU, pero el gobierno comenzó una campaña por el
arbolito hecho de matas cubanas, y los que ponían los norteamericanos
eran mal vistos. Por lo tanto, tuve que comprar el cubano, que no me
duró dos años, y luego ya no me atreví a poner el otro".

Al pedirles que hicieran un cálculo del costo aproximado de una cena de
Nochebuena en la actualidad, todos coincidieron en que hoy en día lo más
importante es comprarlo todo con bastante tiempo de antelación, porque a
medida que se acerca el 24 los precios se disparan, y no bajan sino
hasta enero. A diferencia de como ocurría en el capitalismo, dicen
algunos, cuando los comerciantes hacían rebajas para las festividades.

Por solo poner un ejemplo, para 4 personas sería: Libra y media de
frijoles negros (a 18 pesos) más tres de arroz (a 5), equivalen a 27 más
15, 42 pesos. 6 libras de yuca (a 3 pesos) son 18 pesos. Para
condimentos (ajo, cebolla, ají pimiento, comino, naranja agria) se
necesitan unos 50 pesos. Un pernil pequeño, de unas 10 libras, puede
costar 350 pesos (a 35 pesos la libra de carne para asar), y si es
mayor, más caro (hay una carnicería estatal en 15 y Dolores donde el
pernil está a 21 pesos la libra, pero según varios de mis entrevistados
la realidad es que nunca hay. Algunos dicen que ya traen nombre y
apellidos). Una ensalada de tomate (12 pesos) y lechuga (10 pesos por
mazo) requiere 34 pesos. En total, alrededor de los 500 pesos, bastante
más que el sueldo de un mes.

Hoy, una familia tiene tantos gastos que para Nochebuena compra si acaso
lo imprescindible. Delicias como vinos, sidras o turrones son ahora
meros recuerdos para muchos, o desconocidas para otros tantos. Solo en
un turrón de cada tipo (Gijona, Alicante, yema y nata de nueces, por
ejemplo) se gastarían más de 10 CUC. El vino de mesa más barato cuesta
más de 4 CUC, con excepción de los dulces y moscatel de fabricación
artesanal, que pueden costar entre 35 y 60 pesos cubanos. "No es que nos
gusten mucho, pero al menos comemos con vino", me dice un vecino.

En resumen, opinan mis entrevistados, antes la mesa de Nochebuena era
alegre y bien provista. Gracias también a la ayuda de la Iglesia y el
gobierno, que daban golosinas para los niños y cenas para los menos
favorecidos (sin distinción de ideología o credo). Hoy, en cambio,
muchos que ni siquiera se consideran pobres en comparación con la
realidad actual, tienen que ajustarse a un presupuesto para poder cenar
ese día.

Source: La Nochebuena que celebrábamos los cubanos | Cubanet -
http://www.cubanet.org/destacados/la-nochebuena-que-celebrabamos-los-cubanos/

No hay comentarios.: