jueves, octubre 30, 2014

El mercado de la jerarquía

El mercado de la jerarquía
JORGE ENRIQUE RODRÍGUEZ | La Habana | 30 Oct 2014 - 11:06 am.

¿Qué revela la discusión sobre política cultural, economía, creación
artística y defensa del patrimonio escenificada estos días en medios
oficiales?

Bajo el titular "Jerarquía y Mercado", la Mesa Redonda de los días 22 y
23 de octubre invitaría a directivos del Ministerio de Cultura,
creadores e investigadores para exponer criterios sobre la política
cultural, la economía de la cultura, la creación artística y la defensa
del patrimonio.

Las dos sesiones, según el consenso de sus expositores, se dedicaban a
revisar "las coordenadas que sigue el país en materia de política
cultural y comercial, cuánto una se subordina a la otra y cuáles son las
esencias que se definen en todo el entramado institucional que le da
soporte a la proyección de las manifestaciones artísticas". Los debates
en cuestión se abrirían a partir de la interrogante: "¿son compatibles
los términos cultura y mercado?"

La opinión ciudadana, más allá de las publicitadas en los comentarios a
las publicaciones de los websites oficiales, sirve igualmente como
coordenadas para marcar el pulso del país al respecto. Aun cuando estas
políticas culturales "se quieran vender como establecidas para elevar la
calidad de vida de la gente, ninguno de los criterios que allí se
dijeron tuvo en cuenta a las culturas populares", dijo Eduardo Bonilla,
quien por muchos años fuera músico y coreógrafo de la comparsa El Alacrán.

Según Bonilla, "en principio, a nadie le importa de verdad lo que pasa
con las comparsas, ni de dónde salen los dineros para vestuarios, ni
para instrumentos, ni para utilería. Cuando viene alguna delegación de
yumas, interesados en la cultura popular, entonces sí que vienen muy
amistosos, con todo su protocolo, y te quieren tratar como si te
conocieran de toda una vida. Cuando se habla de las comparsas es solo
para relacionarlas con la violencia y la marginalidad, como hicieron
este año con la comparsa de la FEU. Lo quieran o no, las comparsas son
parte del patrimonio cultural cubano; lástima que solo sea cuando les
conviene. Cultura popular no es solo Van Van, ni todo aquello
relacionado con los negros".

A criterio de Rafael Pérez Malo, vicepresidente del Consejo Nacional de
Artes Escénicas (CNAE), "el Consejo tiene, para garantizar una
programación jerarquizada, una docena de instituciones que pueden
acompañar esa política artística […] y entre éstas la más importante el
Centro de Teatro de La Habana […]. El mayor reto es tener instituciones
culturales más eficientes, más efectivas y que nunca olviden la vocación
de servicio. Tampoco podemos tener un diálogo con los creadores si no
les tenemos un espacio para que ellos proyecten sus discursos expresivos".

En contraste a esta opinión se escuchan noticias recientes sobre un
conjunto de sucesos que han despertado inquietudes en varios proyectos
escénicos como los dirigidos por Raúl Martin y Mario Guerra. En carta
abierta, Alberto Curbelo, director de Teatro Cimarrón, revela que "la
actual dirección del Centro de Teatro de La Habana —que pasa por su peor
momento en las últimas dos décadas— liderada por Marianela Amorós, lleva
¡diez meses! sin aprobarnos el completamiento de la plantilla de actores
(particularmente, negros y mestizos) imprescindibles para las
reposiciones previstas. También nos bloqueó el completamiento de los
cargos vacantes, e igualmente indispensables para asumir el trabajo de
la Compañía […]. Desconoce además de la naturaleza de los procesos
artísticos, del tiempo necesario para lograr la preparación de un actor
que pueda vencer los requerimientos de la puesta en escena".

Mario Guerra, también en carta abierta, denunciaba los escollos que
atraviesa su Compañía para llevar al público la puesta en escena de La
Misión. "Solo hemos alcanzado a dar seis funciones en todo este tiempo
[…]. El, o los responsables siguen siendo un enigma. El salón de ensayo
donde trabajamos los últimos seis meses antes de estrenar fue una
gestión personal. El estreno (solo dos funciones) fue una gestión
idéntica a la anterior. Un talle a nivel de socio, de los cuales estamos
sumamente agradecidos […]. Por último los encargados de programarnos nos
ofrecieron un mes en una céntrica sala de la ciudad […]. El día antes
del estreno llegamos a la sala y nos encontramos que no existía nada de
las necesidades técnicas (una de ellas sumamente esencial) para realizar
el ensayo […] ¿Qué hacer? ¿Se supone que nos quede algo de orgullo?
Suspendimos, no sin mucho dolor, la temporada".

El sitio web Cubadebate se hizo eco de las exposiciones de la Mesa
Redonda, y en el artículo "Cuba: Política Cultural y Economía de la
Cultura", intenta un balance de éxitos, con estadísticas incluidas,
alcanzados entre 1959 y 2014. En el documento se reafirma que "el Estado
tiene la responsabilidad indelegable de proteger, garantizar y
desarrollar la enseñanza artística y el patrimonio que es la memoria
histórica de la nación cubana".

Los resultados que devienen de esa responsabilidad indelegable son
objeto de preocupación y de dudas, cuestiona el promotor cultural Osmani
Espinosa, "en tanto cabe preguntarse quiénes son, dentro del Estado, los
que deciden cómo proteger, garantizar y desarrollar la enseñanza y el
patrimonio. Creo que mientras el Estado, por ejemplo, no devele aquel
proceso por el cual Agustín Acosta no es el Poeta Nacional de Cuba, no
se podrá hablar nunca de memoria histórica ninguna. No significa esto
cuestionar ahora la figura de Nicolás Guillen, ni siquiera de removerlo
de su estatus porque lo hecho, hecho está. Se trata de que todos los
cubanos conozcamos ese oscuro evento que tuvo lugar en 1962".

Según Nadia Naranjo Pons, directora de Industria y servicios culturales,
"el sistema de la Cultura está conformado por instituciones
presupuestadas nacionales y las territoriales, así como por las
empresas. Hay un total de 24 empresas, de las cuales solo aportan siete
y de estas solo dos —Artex y el Fondo de Bienes Culturales— tienen
aportes financieros relevantes".

Es lógico, en tanto Artex y el Fondo, poseen estatus similares como
sociedades mercantiles cubanas que tienen como objeto social fundamental
la promoción y comercialización de un amplio espectro de productos y
servicios de la cultura cubana; con una infraestructura que no son
permisivas para otras instancias. "Pero los precios de las ofertas que
ahí se comercializan siguen siendo privativos para los ciudadanos
cubanos", asegura Alain O'farrill, técnico en explotación del
transporte. "Lo que significa que nunca los cubanos tendríamos acceso a
determinados productos y servicios de la cultura; suponiendo ello que
estas instituciones comercialicen la verdadera cultura cubana, que
considero no es el caso, pues sus ofertas están más cerca de la
banalidad del suvenir para turistas que de una auténtica expresión
cultural nuestra".

"Vi las dos sesiones de la Mesa Redonda [comenta Enrique F. Sayú,
trabajador de Aguas de La Habana] y créeme que no encontré en todos esos
criterios una pizca de esperanza para lograr que mi nieta, de catorce
años, se despegue del Canal Educativo 3 [La Antena] y del Paquete.
Confieso que no soy muy leído ni escribido, pero no hay que ser
universitario para comprobar que la diferencia entre lo que dijeron en
la Mesa Redonda y lo que se ofrece en nuestra televisión es casi
infinita. A mi entender allí se hablaba de jerarquía y de mercado para
la alta cultura, cosa que me parece fenomenal para los propios artistas;
pero no vi mucha insistencia en propiciar un mercado para la otra
cultura; entonces ¿y el respeto a los gustos… dónde quedamos los otros?"

Respecto a la llamada cultura alternativa y a su inclusión dentro del
trazado de las políticas culturales, sus jerarquías y mercados, el
artesano Lázaro R. Pérez plantea que "el panorama no es tan idílico como
dibujaron los jefes en la Mesa Redonda. Me toca muy de cerca, por ser
rockero y tener afinidades con el rap y la música electrónica, las
tribulaciones de las agencias de rap y de rock para sostenerse como
instituciones autofinanciadas. Cuando se habla de ingresos y
rentabilidades, y que conste que no soy económico, no puede haber una
misma aplicación de fórmula para un grupo rockero que para una
agrupación como Buena Fe, Gente de Zona o La Charanga Habanera. Nadie se
ha preguntado el porqué le quitaron el presupuesto a la revista de rap
Movimiento y por qué la agencia de rock todavía no ha podido armar ni la
primera edición de su revista Rock del Patio. Sí, se habla de
autofinanciarse, pero cuando te buscas un sponsor con alguna embajada u
ONG, empiezan las trabas, recelos y aparece, para justificar la
historieta, el fantasma de la USAID".

"Jerarquía y Mercado en la cultura cubana", una relación que, todo
indica, no ha quedado muy clara para los cubanos al menos a corto plazo,
y a pesar de la insistencia de Cubadebate en determinar que "la política
cultural ha de estar dirigida a que nuestro pueblo tenga una oferta
cultural de calidad, rigor creativo y humanista y la política económica
que se diseñe para la cultura deberá responder a esos propósitos y que
nuestros creadores, su familia y su pueblo, reciban los ingresos que se
merecen por su obra".

Buena suerte en ello.

Source: El mercado de la jerarquía | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cultura/1414660002_11038.html

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