Publicado el jueves, 08.29.13
Esclavos de bata blanca
DANIEL MORCATE
Los primeros llegaron sonrientes y agitando con alarde banderas de Cuba
y Brasil. Y no es de extrañar. Algunos eran policías disfrazados de
médicos. Otros eran médicos con batín y todo –los primeros galenos en la
historia que así viajan, cortesía de la falta del sentido del ridículo
que caracteriza a la familia Castro– que atrás han dejado la isla del
espanto y por delante ven un mar de posibilidades: de vivir con
libertades nunca antes disfrutadas, de alimentarse y vestirse mejor, de
ayudar a los parientes que se quedaron en Cuba y, si los dioses cariocas
les sonríen, puede que hasta de "desertar". Eran la avanzada de un
contingente de 4000 médicos cubanos que en Brasil trabajarán en pueblos
remotos, entre gente pobre, desvalida, olvidada; y que a su arribo se
dieron de bruces con una polémica nacional que necesitaba ese país.
Brasil había postergado durante años una discusión seria sobre cómo
superar la escasez de médicos que golpea principalmente a humildes
residentes de provincias. El país cuenta con 1.8 médicos por cada millar
de habitantes, en comparación con 3.7 en Uruguay, 3.2 en Argentina y 4
en España, que también los está exportando por culpa del paro y la
inopia que se ha adueñado de la sociedad española en crisis. La inmensa
mayoría de los médicos brasileños atiende a las densas poblaciones
urbanas, donde están los mejores recursos y probabilidades de prosperar.
Y sucesivos gobiernos han hecho poco por estimular el estudio de la
medicina y el ejercicio de tan vital profesión en el campo. Lo que ahora
ha disparado las alarmas es la decisión de Dilma Rousseff de afrontar un
problema con otro: el uso de médicos cubanos que trabajarán en
condiciones de moderna esclavitud, si se me permite el oximorón.
En un principio, el gobierno brasileño solo iba a contratar cubanos.
Pero protestas del gremio y la oposición lo obligaron a incluir a última
hora a millares de portugueses y españoles. Sin embargo, solo a los
cubanos no les pagará directamente el sueldo equivalente a $4080
mensuales. El dinero se lo entregará al régimen de los Castro que hace
el mismo arreglo amañado con todos los países a los que envía
"internacionalistas", como Venezuela y Bolivia, para explotarlos a su
antojo. El ministro de salud brasileño, Alexander Padilha, tiene los
bemoles de admitir que no sabe cuánto le pagará La Habana a cada
enviado. Y evidentemente tampoco le importa. Como no le importa a su
gobierno que el régimen castrista restrinja el movimiento en Brasil de
los profesionales cubanos y les exija entregar sus pasaportes a
comisarios políticos. Al contrario, Rousseff y sus asesores ven con
beneplácito tan arbitraria disposición. Contagiados ya de estalinismo,
anunciaron que denegarán cualquier solicitud de asilo que hagan. Y que
los deportarán sin contemplaciones a la isla si se atreven a hacerlo.
El cinismo con que el gobierno brasileño está manejando el asunto de los
médicos cubanos pone en entredicho sus intenciones humanitarias. Líderes
de la oposición me aseguran que un objetivo inconfeso de la presidenta
Rousseff es apaciguar a la inquieta extrema izquierda –la misma que
hostigó a Yoani Sánchez durante su visita a Brasil– tirándole un cabo
económico y propagandístico al régimen castrista al que le unen lazos
afectivos. "Los contratos de los médicos cubanos", advierte la
Federación Nacional de Médicos brasileños, "tienen características de
trabajo esclavo y solo sirven para financiar al gobierno de Cuba".
Acusación que adquiere graves matices cuando el propio abogado general
de Brasil, Luis Inacio Adams, amenaza a los cubanos con que "no tendrán
derecho a reclamar" porque, si lo hacen, "probablemente serían
devueltos" a su país.
De esta forma los gobiernos castrista y brasileño se coluden sin
escrúpulo para explotar a miles de personas, aprovechando su indefensión
y sus anhelos de venderle el cajetín a la isla de los Castro. Solo
grupos de derechos humanos, de Brasil y otras partes, podrían impedirlo,
vigilando de cerca la situación. Y también Estados Unidos,
extendiéndoles a los cubanos el derecho de asilo que ya les otorga a sus
colegas que abandonan similares misiones semiesclavas en los "hermanos"
países de Venezuela y Bolivia.
www.twitter.com/dmorca
Source: "DANIEL MORCATE: Esclavos de bata blanca - Opinión -
ElNuevoHerald.com" -
http://www.elnuevoherald.com/2013/08/29/1554462/daniel-morcate-esclavos-de-bata.html
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