lunes, abril 29, 2013

Taxistas en La Habana en una feroz competición tras el incremento de licencias

Publicado el domingo, 04.28.13

Taxistas en La Habana en una feroz competición tras el incremento de
licencias
ANETT RIOS
EFE

LA HABANA -- Los taxis de La Habana, en su mayoría vetustos carros
norteamericanos que brindan servicio compartido, se enfrentan por
primera vez en décadas al inusual escenario de tener que competir por
los pasajeros, tras un boom de licencias para transportistas privados.

En una ciudad donde los problemas del transporte público son crónicos es
extraño ver vehículos buscando viajeros y no al revés, pero la irrupción
de cientos de nuevos taxis en los últimos dos años ha cambiado las cosas.

Las licencias a taxistas privados ha permitido reforzar algunas rutas
tradicionales e incluso abrir nuevos itinerarios, pero los taxistas más
antiguos en el negocio se quejan de que hay "mucha presión".

"Hay más competencia, así que hay que 'guapear' y correr para recoger
gente, eso hace más peligroso el trabajo", dijo a Efe Pupy, un taxista
de 52 años que maneja un "Chrysler 1957".

Aunque fue en el 2009 cuando el gobierno de Raúl Castro retomó la
concesión de licencias de transporte tras nueve años de suspensión, la
remontada del sector llegó en el 2010 con las nuevas aperturas para el
empleo autónomo y el permiso para contratar trabajadores.

Hasta entonces, las licencias para taxistas privados estaban
restringidas a un vehículo y su propietario tenía prohibido incluso
ceder su coche a un familiar o amigo para realizar ese trabajo.

De las casi 400,000 licencias a privados reportadas en el país hasta
diciembre pasado, un 11 por ciento pertenecen al área transportista y
una buena parte se concentra en La Habana.

"Hay demasiados carros y de cualquier provincia de Cuba trabajando aquí,
y La Habana no está preparada para esto, no hay calles ni
infraestructura", se quejó Héctor, otro taxista con 15 años de experiencia.

Los más veteranos dicen que muchos conductores jóvenes carecen de
"cortesía vial", y que precisamente ellos son mayoría dentro del nuevo
grupo de "contratados", quienes en cada jornada tienen que buscar sus
ganancias más las que exige el dueño del taxi.

Hace un año la prensa cubana calificaba de "significativo" el aumento de
los chóferes contratados por los propietarios de los vehículos, pues
entre el 2010 y el 2012 la cifra subió de unos 2,000 a más de 9,000.

En general, los privados trabajan con coches de cinco plazas, siguen
rutas ya establecidas y tienen tarifas fijas de 10 ó 20 pesos cubanos
(unos 0.40 y 0.80 centavos de dólar, respectivamente) según la distancia
que recorra el pasajero.

En las avenidas donde convergen taxis con diferentes rutas, los
habitantes de la ciudad usan un establecido sistema de señas con las
manos para anunciar a los taxistas qué itinerario buscan.

Es un mundo complejo: hay modernos taxis estatales de servicio personal
y tarifas exclusivas en pesos convertibles en divisas (CUC, moneda
fuerte), y otros también estatales pero "arrendados" por chóferes que lo
mismo admiten viajes compartidos que personales y cobran en cualquiera
de las dos monedas que existen en Cuba.

Están, además, los taxistas sin licencia que hacen señales con las luces
para ser identificados por pasajeros potenciales y los taxis privados
que operan en "piqueras" (centrales) en diferentes puntos de la ciudad,
adonde hay que ir a buscarlos, y se les puede contratar para cualquier
destino.

Estos últimos generalmente son coches modernos o procedentes del antiguo
bloque socialista, pero la mayoría de los taxistas privados conducen
autos estadounidenses de fabricación anterior a 1959.

Son los populares "almendrones", el icono de los taxis en La Habana y
uno de los mayores atractivos turísticos de la ciudad, pero que para
mantenerse rodando muchos de ellos han sufrido con el tiempo una
"metamorfosis" mecánica.

Por ejemplo, el "Desoto 1947" con el que trabaja Héctor es un híbrido
con dirección de la marca "Volga", un volante de "Moscovitch", una caja
de cambios coreana y asientos de "Yaris" y "Audi".

Pupy explicó que al aumentar el número de taxis, las autoridades tienen
más exigencias con el estado de esos viejos carros y "aunque no lo
parezca" muchos cuentan con nuevos sistemas de frenos y direcciones
reforzadas y "están bien preparados para el trabajo".

Como norma, casi todos han sustituido los motores originales que eran de
gasolina por otros de petróleo (diésel) para ahorrar en combustible.

Algunos han ido más lejos y han adaptado artesanalmente al vehículo
bombonas de gas licuado como combustible, una práctica ilegal que las
autoridades han empezado a denunciar en los medios de comunicación por
su peligrosidad.

Taxistas consultados por Efe creen que el uso de gas como combustible es
cosa del pasado, "cuando la cosa estaba más mala".

Pero otros afirman que algunos de esos coches, aunque pocos, salen en
horarios "tranquilos" para no llamar mucho la atención y están en manos
de gente que quiere "ahorrar y ganar rápido" en el negocio.

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