2009-11-23.
Juan Mario Rodríguez, Corresponsal de Misceláneas de Cuba.
(www.miscelaneasdecuba.net).- El 11 de agosto de 1980 fui llamado para
servir en la Fuerzas Armadas Revolucionarias. Voluntariamente me alisté
para ir a combatir en Angola. Mi ingenuo plan era, como el de otros
miles de jóvenes, permanecer solamente dos años de servicio en la lejana
África, conocer otro mundo y, de paso, traer pacotilla y el diploma de
internacionalista al regresar a casa. Mi leitmotiv, claramente, no era
una respuesta positiva al relinchido por el internacionalismo de guerra
que nos atosigaba en aquella época.
Lo que mueve a la mayoría de los internacionalistas de ahora es un
impulso análogo. El gran sacrificio que significa alejarse de las
familias y arriesgar hasta la propia vida no es suficientemente cubierto
con las posibilidades de importar algunos electrodomésticos (blancos,
negros y grises), otros útiles del hogar y ropaje, y ni siquiera por los
beneficios monetario-salariales que varían según el país y tiempo de
permanencia en la misión. No dudo de que en medio de esta vorágine
existan raras excepciones, personas que verdaderamente disfrutan esta
otra variante de monacato socialista del siglo XXI, mujeres y hombres
que no tienen, por ejemplo, compromisos filiales aquí en su tierra.
Cientos de miles de cubanos y cubanas están cumpliendo ahora mismo
misiones internacionalistas en Asia, África y América Latina. Entre
ellos destacan el personal de salud y de educación, dos áreas que son el
orgullo de los "revolucionarios" isleños y de su máximo líder,
desatendidas nacionalmente a cambio de petróleo y otras cosas.
Conozco a galenos que después de una primera misión de dos años en
Venezuela se negaron a acometer una segunda. Esgrimen argumentos tales
como que no vale la pena arriesgar la vida a cambio de objetos
materiales. También, porque ya habían evacuado parte de sus mas
acuciantes necesidades. El hecho de que Venezuela sea uno de los países
más violentos de América Latina hace que las convocatorias a misioneros
cubanos sean poco menos que crímenes de Estado.
En la introducción de su ensayo La revolución permanente, Liev
Davídovich Bronstein (Trotski) expuso que "el internacionalismo no es un
principio abstracto, sino únicamente un reflejo teórico y político del
carácter mundial de la economía, del desarrollo mundial de las fuerzas
productivas y del alcance mundial de la lucha de clases". Trotski fue
asesinado por orden de Stalin en Ciudad México. Ramón Mercader, el
comunista español que lo asesinó, se paseó tranquilamente por La Habana
hasta que murió en 1978.
Llegará el día en que, como hoy lo propios castristas están haciendo con
el tema del paternalismo, se critique el mal llamado internacionalismo
cubano contemporáneo, cuya sustancia tiene muy poco de conciencia. Los
que forzosamente en ello se enfrascaron estarán muy pesarosos.
PARADÓJICO INTERNACIONALISMO - Misceláneas de Cuba (23 November 2009)
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=24427
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