Más contactos, menos justificaciones
¿Ayudaría la llegada masiva de turistas estadounidenses a conseguir la
democracia en la Isla?
Oscar Espinosa Chepe, La Habana | 27/11/2009
El aniversario 20 de la caída del Muro de Berlín fue conmemorado con
grandes celebraciones y entusiasmo el pasado 9 de noviembre. Este hecho
histórico ha pasado a representar simbólicamente el fin de "Imperio
Soviético" en todo el este de Europa. Resulta paradójico que a miles de
millas de allí, en Cuba, se mantenga el totalitarismo, más maltrecho que
nunca, a pesar de que su líder histórico ya no esté al frente del
gobierno, aunque aún se sienta su inmenso poder.
Quizás la explicación fundamental de la permanencia del sistema obsoleto
radique en que las políticas internacionales, fundamentalmente desde
Estados Unidos, hacia Europa del Este y Cuba han sido muy distintas.
Mientras que en el primer caso a partir de la década de los setenta el
objetivo central de Occidente fue estar presente y apoyar la Ostpolitik
del canciller alemán Willy Brandt, con su tendido de puentes, sin cejar
en los esfuerzos por lograr cambios democráticos, en Cuba la principal
nación ha estado ausente, y hasta ahora ha caído en las provocaciones de
Fidel Castro.
La política estadounidense, sin quererlo, ha brindado durante decenios
al absolutismo cubano la coartada para cultivar el nacionalismo, el
miedo al "enemigo externo", y la excusa para reprimir y justificar el
desastre interno provocado por el propio sistema.
Actualmente, a pesar de los pasos dados por el presidente Barack Obama y
el cambio positivo de la imagen del vecino norteño en Cuba, todavía hay
quienes se afanan por defender las viejas políticas fracasadas. Si
Brandt y otros políticos hubieran hecho caso a los llamados a proseguir
el alejamiento de la RDA y de los demás países llamados socialistas,
manteniendo la Doctrina Hallstein —una especie de Ley Helms-Burton— en
lugar de terminar con las exclusiones y facilitar algunos ingresos
económicos a esos regímenes, posiblemente aún los comunistas seguirían
en el poder.
Por el contrario, la política de Brandt y los posteriores dirigentes
alemanes, además de hacer posible los contactos entre los alemanes del
oriente y occidente, desarrolló el comercio con significativas ventajas
económicas para la RDA, a través de importantes inversiones y entregas
de tecnologías, a fin de estar presente en el este y desde esa posición
influir en el avance de la libertad y la democracia.
Eliminar la coartada
Cuando se discute ahora en el Congreso de Estados Unidos el
levantamiento de las prohibiciones a sus ciudadanos para visitar Cuba,
algunos legisladores siguen sin comprender la importancia política del
encuentro masivo de norteamericanos y cubanos, como un elemento
sumamente valioso para demostrar las ventajas de la libertad para el
pueblo cautivo de la Isla.
Ellos sólo perciben el hecho real del fomento de los ingresos por
concepto de turismo, sin tener en consideración el factor político y
humano, cuando en Cuba se desarrolla una gran toma de conciencia sobre
la necesidad del cambio radical de un sistema que ha llevado la nación
al desastre.
Por otra parte, la poca capacidad interna para satisfacer a la
considerable cantidad de turistas que llegaría al país de levantarse las
restricciones a los viajes, obligaría al país —que actualmente importa
más del 80% de los alimentos— a adquirir más suministros en el exterior,
fundamentalmente en Estados Unidos, y emplear en ello un alto porcentaje
del dinero recaudado. Por tanto, los ingresos netos serían muy
inferiores a lo considerado por quienes se oponen a los viajes.
Algunos insisten en que el gobierno cubano emprenda cambios sustanciales
antes de que Washington tome medidas liberalizadoras. No parecen
comprender que en el gobierno cubano se mantienen fuertes personalidades
sin el más mínimo interés por el mejoramiento de las relaciones con
Estados Unidos, sino todo lo contrario. Necesitan que se mantenga el
clima de hostilidad y, por las actuales condiciones críticas del país,
que se acreciente, lo que promueven mediante provocaciones y actos hostiles.
Estados Unidos debe desatender las provocaciones y continuar las medidas
proactivas iniciadas por la Administración Obama, dirigidas
fundamentalmente al pueblo cubano. Entre ellas, propiciar el
fortalecimiento de los contactos en todas las esferas, como académicas,
religiosas, culturales, deportivas, incluido el arribo del turismo
norteamericano.
Un cambio de dinámica en la política norteamericana, con el objetivo de
acercarse al pueblo cubano y transmitirle los valores democráticos de
Estados Unidos, no significa renunciar al fin del totalitarismo en la
Isla. Por el contrario, es una forma sabia de contribuir a lograrlo de
forma pacífica, como en Europa del Este.
Más contactos, menos justificaciones - Artículos - Cuba -
cubaencuentro.com (27 November 2009)
http://www.cubaencuentro.com/es/cuba/articulos/mas-contactos-menos-justificaciones-225882
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