domingo, julio 02, 2017

Ruinas en el reino de los muertos

Ruinas en el reino de los muertos
El Cementerio de Colón cumple 131 años este domingo
Domingo, julio 2, 2017 | Ana León

LA HABANA, Cuba.- El 14 de junio del año en curso apareció, en el diario
oficialista Juventud Rebelde, un artículo sobre el estado de abandono en
que se halla el llamado Cementerio de Reina, localizado en la ciudad de
Cienfuegos. Según la autora, a finales de la década de 1990 el
camposanto fue incluido en la lista del Fondo Mundial de Monumentos,
como uno de los 100 sitios del patrimonio universal en peligro de
desaparecer debido al aplazamiento de su restauración.

Ante la devastación que mostraban las fotos, un forista no pudo evitar
sugerir que en el habanero Cementerio de Colón "esas cosas no se ven
porque van los turistas". Probablemente muchas personas piensan igual,
sobre todo al ver varios ómnibus de turismo depositando su preciosa
comitiva ante la majestuosa portada románico-bizantina de la necrópolis,
considerada la segunda más importante del mundo por el valioso
patrimonio escultórico que atesora.

Pero la realidad es que el Cementerio de Colón, pese a haber sido
declarado Monumento Nacional en 1987, padece el mismo deterioro y
abandono que su homólogo cienfueguero. La diferencia estriba en que
siendo, efectivamente, un lugar de obligada visita para los amantes del
turismo cultural, el Gobierno se ha visto obligado a enmascarar los
estragos ocasionados por años de olvido y vandalismo.

Las tentativas de restauración son apreciables en la fachada del
camposanto y los monumentos que bordean la avenida principal, que
conduce al visitante desde la entrada hasta la capilla, también
remozada. En ese segmento calcinado por el sol se detienen los
extranjeros, orientados por el guía, para admirar los imponentes
mausoleos y panteones construidos para perpetuar la memoria de criollos
ilustres, acaudalados, o heroicos.

A pocos pasos, no obstante, acecha la destrucción. Un ligero desvío es
suficiente para constatar la precariedad y el descuido que se han
extendido por el cementerio, desde que fuera nacionalizado en 1963.
Durante la crisis de los noventa se verificó la sustracción sistemática
de obras escultóricas, vitrales, fragmentos de herrería y numerosas
piezas elaboradas con mármol de Carrara, mármol negro, granito noruego y
sueco; así como accesorios fabricados con oro, plata, nácar y alabastro.

El acelerado desvalijamiento ha cesado en la actualidad, pero el
panorama continúa siendo desolador. Lápidas rotas, tumbas profanadas,
osarios que parecen de postguerra y panteones arrasados conforman la
triste imagen de la ciudad de los difuntos, en todo similar a la que
diariamente transitan los vivos, con edificios maquillados a
conveniencia para ocultar los derrumbes, la pobreza y el hacinamiento.

Según empleados del cementerio, siempre hay brigadas de restauradores
trabajando, aunque mayormente se concentran en obras arquitectónicas y
escultóricas cercanas a la avenida principal. Aun así, el proceso avanza
muy lentamente debido al irregular suministro y la constante
malversación de los materiales, además de la parsimonia de los obreros
que, siendo pagados por el Estado, no ven razón para darse prisa.

Hoy la Necrópolis Cristóbal Colón —obra póstuma del arquitecto español
Calixto Aureliano de Loira— cumple 131 años desde que iniciara su
fúnebre actividad, en 1886. Tal como se muestra en las fotos, su estado
de conservación es inversamente proporcional a su relevancia. Del mismo
modo que La Habana fue declarada Ciudad Maravilla a pesar de estarse
cayendo, la última morada de tantos cubanos ofrece la dosis de
apariencia necesaria para salvar el pudor nacional.

Se estima que cada día al menos veinte turistas pagan 5 CUC (4 USD) para
visitar el cementerio más importante de América. Los fines de semana la
cifra se incrementa a más de cien, pero nadie sabe adónde va el dinero
que debería invertirse en el mantenimiento de todo el camposanto, no
solo en las esculturas y mausoleos atractivos para los visitantes.

No hay plan de rehabilitación que salga ileso ante la ineficiencia
estatal y la incompetencia de los militares cuando se trata de asuntos
que demandan, en primer lugar, conocimiento y sensibilidad. En un país
donde no importan los vivos, menos han de importar los muertos; aunque
estos últimos, irónicamente, posean algo que cientos de cubanos
vivientes y desamparados añoran: un domicilio permanente.

Source: Ruinas en el reino de los muertos CubanetCubanet -
https://www.cubanet.org/destacados/ruinas-en-el-reino-de-los-muertos/

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