El anexionismo entre los cubanos
HILDEBRANDO CHAVIANO MONTES | La Habana | 27 de Junio de 2017 - 09:23 CEST.
Un grupo de intelectuales cubanos se reúne en la mal llamada Mesa
Redonda de la televisión cubana para analizar (una vez más) el discurso
de Donald Trump sobre el replanteo de las relaciones con el Gobierno
cubano. Insisten en atribuir pretensiones anexionistas a los gobernantes
de Norteamérica aunque solo sea cultural, según dicen, la forma
preferida en la actualidad entre algunos cubanos, aunque los gobernantes
se inclinan por la económica.
Sin embargo, el sentimiento anexionista es algo más amplio que lo
planteado por los panelistas. En todas las épocas ha habido cubanos que
no han creído en la posibilidad de que podamos gobernarnos por nosotros
mismos. Es un sentimiento ambivalente. Por una parte, de EEUU se espera
lo mejor, estamos casi tan cerca de ese país como México y muchos
piensan que Cuba tiene más derecho y mejores condiciones que Puerto Rico
para ser el Estado quincuagésimo primero de la Unión Americana.
Por otra, EEUU es la potencia amenazante que supuestamente pretende
hacerse de la Isla con no se sabe qué oscuros fines.
Sin embargo, no toda la culpa de la tendencia anexionista es del pueblo
o de los vecinos del Norte. Un país cuyos gobernantes no permiten la
disensión provoca sentimientos que, al no poder ser encausados en
espacios democráticos, derivan en posiciones extremas que en nada ayudan
al bienestar de la nación.
El Gobierno cubano es responsable de que los jóvenes vean la migración
hacia EEUU como la única solución a sus problemas, entre otras razones,
porque una vez terminados los estudios se enfrentan a trabajos mal
pagados y poco atractivos, y el futuro de sus hijos apunta a peor.
Más que anexionistas, la corriente que se puede ver en el pueblo cubano
es la de frustración, descreimiento, falta de razón suficiente para
luchar. La dictadura acabó con la voluntad del pueblo para rebelarse
pero a la vez aniquiló la voluntad creativa de ese mismo pueblo. Los
pocos que se atreven a rebelarse escogen el camino que mejor les parece,
a veces caminos que pueden parecer errados, pero en el actual estado de
incertidumbre, ¿cuál será el correcto?
El Gobierno descarga contra los disidentes todas sus armas: intrigas,
descalificaciones, falsas acusaciones, amenazas, arrestos, secuestros,
confiscaciones de teléfonos móviles y computadoras, espionaje de las
conversaciones telefónicas, campañas aislacionistas entre los vecinos,
impedimento de viajar al exterior o mudarse de provincia, y todo lo
demás que se les ocurra. Ahora tratan de invalidar como opositores a los
que se reunieron con Trump, como si el resto importáramos algo.
Cuando en el siglo XIX tuvo su auge el anexionismo, Cuba se encontraba
sometida a una tiranía colonial deslegitimada por los aires de libertad
que soplaban en América. En el medio siglo de República que conocimos
después de la independencia, no crecimos lo suficiente gracias a
gobernantes con pretensiones continuistas —dos de ellos lograron hacerse
dictadores.
Como resultado colateral, los cubanos siempre miraron esperanzados al
vecino poderoso. Esta revolución, con sus absurdos líderes comunistas
pertenecientes a otra época, ha logrado que los cubanos se retrotraigan
al siglo XIX y vean la ayuda norteamericana o incluso la anexión, como
opciones válidas frente al abuso de la tiranía en nada diferente a la
Corona española.
Por lo demás, la recepción del discurso de Trump tiene entre nosotros la
satisfacción del débil, al que le está negado alzar la voz contra el
déspota, cuando ve a este zarandeado en público. No hay que exagerar,
eso no es anexionismo, es solo un humano disfrute.
Mientras más negado esté el gobernante cubano a cambiar todo lo que deba
ser cambiado, mayor será su aislamiento, y la posibilidad de que para
muchos la anexión sea una opción aumentará la inocultable desintegración
que hoy vive Cuba.
No es el improbable anexionismo lo que amenaza el país, es el comunismo
real impuesto sin escuchar criterios lo que provoca la improductividad,
el éxodo, el aumento de la prostitución, la corrupción administrativa y
los delitos comunes, la apatía y la simulación. Parodiando al poeta, "en
fin, el mal", la destrucción del país a golpes de hoz y martillo.
Source: El anexionismo entre los cubanos | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1498478594_32135.html
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