Cómo sobrevivir al Servicio Militar siendo homosexual
CARLOS TRUJILLO HERRERA | La Habana | 9 de Junio de 2017 - 06:34 CEST.
"Mis padres no saben que soy homosexual y no quiero que se enteren por
ahora, así que cuando me reclutaron no dije nada", relata Ariel, uno de
los miembros de la comunidad LGTBI que intenta sobrevivir al machismo
que impera en el Servicio Militar Activo.
"Muchas veces me pongo tenso porque, si alguien hace algo mal, le
preguntan si es maricón. También dicen que el Ejército es para 'machos',
y yo me cuestiono por qué estoy aquí", añade.
Igual que la inmensa mayoría de los reclutas, Ariel desearía estar en
otra parte a causa de los maltratos que recibe de los oficiales. En su
caso, al hecho de estar al final de la cadena de mando se suma la
presión extra de ser homosexual.
Se ha visto obligado a adaptarse. Lo primero que logró cuando entró en
la preparación previa fue colocarse de ayudante del teniente de su
compañía. Gracias a que su familia podía hacer algunos favores (comida,
dinero, ropa, turnos médicos) se vio libre de las horas de marcha continua.
Cuenta que tenía mucho miedo de sus compañeros. El primer día que se
bañaron en las duchas comunes, recuerda, uno de los jóvenes tuvo una
erección y recibió una golpiza del resto. Le rompieron un par de dientes
y un brazo.
"Cuando el oficial a cargo se enteró del motivo, decidió tratar el
asunto 'entre hombres' y dijo: 'Ustedes no tiene que estar aguantando
mariconadas de gratis'. Cambiaron al soldado de unidad y todo se quedó
tranquilo".
David cree que tuvo "bastante suerte". Su unidad permanente es "muy
relajada" y todos andan en lo suyo. "Fuera de tener que aguantar que me
digan que me vaya a meter una pinga cada vez que hablo, me dejan
tranquilo", comenta.
Consiguió un puesto en el comedor y encontró un compañero que comparte
su orientación sexual y están juntos cuando pueden. "Es para matar el
tiempo", dice. "No creo que dé para nada serio".
Felipe tiene que dormir al final del cuartel y poner un mosquitero, pues
uno de sus compañeros le quitó el ventilador que llevó desde su casa.
"Me da miedo denunciarlo porque todo el mundo en la unidad sabe que soy
gay", explica. "Si mi mamá viene a reclamar el ventilador, se lo van a
contar. Ella es cristiana y no lo va a aceptar".
Felipe ha tenido relaciones con un par de soldados en la unidad, "pero
ellos están 'tapados', tienen novias y dan puñaladas, como se supone que
hacen los 'hombres'".
Carlos es teniente. Todos saben que es homosexual, pero nadie menciona
el tema directamente. No obstante, "tengo que aguantar unas cuantas
payasadas, como que me pongan guardias extra todos los meses".
Asegura que sus compañeros se niegan a hacer guardia con él, porque los
turnos son en una oficina, de madrugada. "La mayoría de las veces se
acuestan a dormir y yo tengo que hacer la guardia solo".
A pesar de que el nivel de homofobia es alto, sucede un fenómeno
curioso: los homosexuales, una vez son identificados, sufren
discriminación, pero la homosexualidad "en broma" es muy usada.
Los jóvenes reclutas acostumbran a decir que están en una prisión, y
cada vez que llega uno nuevo le tocan el trasero o simulan violaciones.
También suelen aguantarlos mientras le chupan los pezones, el cuello,
las orejas y les dan mordidas en la espalda. Aquellos que no saben
aceptar la "broma" son acosados con más intensidad en el futuro.
"Lo mejor es reírse, decir que te dio asco y cagarte en sus madres",
dice un soldado. "Y ya, te dejan tranquilo".
Es decir, los hombres "machos" pueden divertirse simulando una
orientación sexual que dicen les es ajena, mientras segregan a aquellos
que la asumen como propia.
Source: Cómo sobrevivir al Servicio Militar siendo homosexual | Diario
de Cuba - http://www.diariodecuba.com/cuba/1496350190_31581.html
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