viernes, mayo 03, 2013

Los cubanólogos no deberían derrochar el optimismo

Los cubanólogos no deberían derrochar el optimismo
Viernes, Mayo 3, 2013 | Por Luis Cino Álvarez

LA HABANA, Cuba, mayo, www.cubanet.org -Si del optimismo de ciertos
cubanólogos dependiese, hace años que Cuba estuviera en democracia y en
plena economía de mercado; sobre todo esto último, porque la
reinstauración del capitalismo, aunque sea con partido único, a la
manera china, parece importarles mucho más que las libertades políticas
de los cubanos.

A esos cubanólogos que aseguran que las reformas económicas –ellos se
empeñan en llamarlas así, a sabiendas de que realmente no lo son- van en
la dirección correcta, solo que algo lentas, les bastó el ascenso de
Miguel Díaz Canel al puesto número dos del gobierno (ojo, no del poder
real), para ser más optimistas que el mismísimo Raúl Castro y dar por
hecho el relevo generacional del castrismo. ¡Como si eso fuera tan fácil!

El colmo es cuando aseguran que Díaz Canel y los nuevos aparatchiks que
han sido promovidos al Comité Central y al Buró Político del Partido
Comunista cambiarán el curso político de Cuba en unos pocos años y lo
enrumbarán hacia la democracia.

Parece que estos cubanólogos confunden sus deseos y sus esperanzas con
la realidad. Hay que ser demasiado ingenuo o un decidido practicante de
la magia simpática para esperar algo positivo de estos aparatchiks
pasaditos de libras, que se han formado reptando, obedeciendo sin
chistar, repitiendo lo que sus jefes quieren escuchar, simulando, y
sobre todo, aplaudiendo. Si no hubiesen sido así, no estarían hoy donde
están.

Si acaso algo se puede esperar de ellos, será después que sus jefes se
vayan del mundo de los vivos. Mientras, serán obedientes segundones que
saben que no pueden destacarse demasiado ni creerse con más autonomía de
la que disponen. Con esas reglas cantadas, acudieron a repoblar el asilo
de ancianos gris y dogmático que es el Comité Central comunista,
sabedores de que sus ascensos dependen de su conducta y de no incurrir
en estridencias.

¿Qué se puede esperar de ellos cuando sus jefes ya no estén? No mucho
más de lo que ahora tenemos. Capitalismo mercantilista de Estado al
menudeo. Socialismo burocrático, sin subsidios y con piñata. Inversiones
extranjeras, zonas francas y maquiladoras. Terapias de choque para
enderezar la economía y tonfazos y gas pimienta para los que protesten…
Si no queda más remedio que hacer concesiones a los Estados Unidos y la
Unión Europea –todo sea por los negocios-, un remedo de democracia a lo
Putin, que tolere una prensa domesticada y cierta disidencia light
siempre que no importune demasiado.

Allá los ilusos que se dejen seducir por el porte hollywoodense de Díaz
Canel, y quieran olvidar el uniforme verde olivo que dejó guardado en
Santa Clara y los llega-y-pon que desmanteló en Holguín.

Por el momento, Díaz Canel, Marino Murillo y los demás aparatchiks
ascendidos, siguen subordinados al generalato y los bonzos comunistas de
la ortodoxia retranquera. Si antes de convertirse en los nuevos
mandamases –si es que llegan, si no revientan por el camino- , muestran
un poco de respeto al pueblo y se preocupan por el naufragio que amenaza
a la nación, entonces será el momento de tomarlos en serio. Antes no.
Los cubanólogos del embullo, por ahora, debían ahorrarse el exceso de
optimismo.

luicino2012@gmail.com

http://www.cubanet.org/articulos/los-cubanologos-no-deberian-derrochar-el-optimismo/

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