sábado, abril 23, 2011

De cómo un médico cubano puede convertirse en un ciudadano anulado.

De cómo un médico cubano puede convertirse en un ciudadano anulado.
¿Por qué Ciudadano Cero?
Por: Dr. Jeovany Giménez Vega.

Quien esto escribe nunca ha sido un opositor. Salvo emitir mis criterios
dónde y cuándo lo estimé procedente, nunca asumí una conducta activa en
ningún sentido que no fuera el de la Revolución. Hoy no tengo filiación
política, de hecho la única filiación que tuve alguna vez fue la de
militar durante 10 años en el Partido Comunista de Cuba, previa
militancia desde mi adolescencia en la Unión de Jóvenes Comunistas,
además de mi cuota de desvelos con la Federación Estudiantil
Universitaria durante mi etapa de pregrado hasta que me gradué como
médico en 1994, en los momentos más oscuros del "período especial". O
sea que, según los parámetros demandados por el stablishment político yo
fui, hasta hace relativamente poco, un buen muchacho, parte de lo
mejorcito de mi generación, la de las entregas y los sacrificios, tal
vez un poco irreverente pero, al fin y al cabo, un buen muchacho. Es
cierto, eso sí, que más de una vez hice alguna que otra pregunta
incómoda en mi núcleo del Partido, que se encontró con ceños fruncidos y
caras largas; esto, unido a una incurable tendencia a cuestionármelo
todo, terminó por encender sobre mi cabeza el foco rojo de alarma que me
tuvo durante años bajo la pupila vigilante de más de un funcionario
político y en el colimador de más de un francotirador oportunista.
Así llegó el 2005. Después de 11 años de trabajo ya no era entonces un
recién llegado y conocía bien el modo de pensar de mis compañeros. ¿Qué
no se hablaría en la intimidad de un grupo de trabajo reunido en una
consulta durante los momentos de sosiego de alguna noche de guardia, así
durante años? Pues resulta que aquellos trabajadores, de una calidad
humana de la cual tuve el privilegio de ser testigo y con un nivel de
conocimientos que no los convierte en segundos de nadie en este mundo,
recibieron a principios de aquel año la buena noticia de que su
Ministerio haría un aumento salarial en breve. Rápido se corrió la
noticia y rápido creció la expectativa. Pero los meses pasaron y llegó
aquella noche de mayo en que Fidel Castro anunció personalmente a teatro
lleno y televisado en vivo, que el susodicho aumento a nuestro salario
mensual consistiría en $ 48.00 pesos (menos de $2.00 dólares USD a la
tasa de cambio de entonces). Recuerdo nítidamente el silencio glacial y
los rostros de esfinge con que recibieron la noticia los presentes esa
noche en el Karl Marx. Al día siguiente, lo inevitable. Para describir
aquí la indignación de mis colegas, tendría que recurrir a palabras
realmente obscenas que hoy, pasado el componente emotivo, me daría
vergüenza repetir. Entonces, junto a un compañero de trabajo me lancé a
la empresa de hacerle llegar estos criterios, traducidos en los términos
más decentemente posibles, al entonces Ministro de Salud Pública Dr.
José Ramón Balaguer Cabrera. Lo que sucedió después pudiera ser el
material argumental de un thriller y es lo que trata de quedar resumido,
en formato PSD, en el primer post de este Blog con el título "Médicos
inhabilitados en La Habana". De nada valió el tono respetuoso y mesurado
de los documentos entregados. De nada valieron mis pasados méritos, si
los tuve, cuando llegó mi turno ante la trituradora, lo cual viene a
confirmar que para ser triturado en este país no se necesita ser un
opositor, basta con cometer el "delito" de emitir un criterio propio de
modo sincero y que este criterio suyo se aparte en un punto o una coma
del discurso oficial. Baste decir que menos de un año después, en
octubre de 2006, como consecuencia de esto, estábamos mi compañero y yo
inhabilitados para el ejercicio de la Medicina en Cuba por tiempo
indefinido, sin la más mínima posibilidad de apelación. La oleada de
represalias incluyó mi expulsión del Partido (lo cual viene a ser lo
único no discutible en este asunto) y la suspensión de mi Residencia en
Medicina Interna, de la cual cursaba yo el último año.
¿Por qué Ciudadano Cero? Porque así me siento ante mi Ministerio y mi
Gobierno después de cinco años de no ser tenido en cuenta, de ser
desatendido, anulado, atropellado, difamado e irrespetado por un hecho
tan natural y simple como haberme dirigido educadamente a mi Ministro.
Este blog será mi testimonio personal sobre una injustica colosal pero
en él no cabe, en toda su dimensión, el drama humano vivido durante este
tiempo. Aquí habla el ciudadano común, no especialista versado en temas
sociales, no letrado en Resoluciones y leyes, no funcionario con
pruritos de ascenso, ni crítico con ínfulas de experto; aquí habla el
ciudadano privado de su derecho a trabajar ejerciendo la profesión que
ama, el ciudadano privado de su derecho a opinar y castigado por ello,
hablo aquí desde el ángulo del individuo de a pie, víctima de las
buenas, regulares o malas decisiones tomadas entre las estratosféricas
nubes del poder y hacia las que nunca puede ni siquiera enfrentar aún la
más argumentada y justa de las razones sin provocar las reacciones
urticantes de la intolerancia. Aquí mi intento de hacerte llegar esta
historia, perfectamente extrapolable a otros ciudadanos cero, que por lo
grave de la violación a nuestros derechos merece ser conocida. Este Blog
se mantendrá abierto y será regularmente actualizado mientras yo
continúe inhabilitado para ejercer mi profesión.
*Médico Especialista de I Grado en Medicina General Integral. Edita el
Blog Ciudadano Cero.

http://medicinacubana.blogspot.com/2011/04/de-como-un-medico-cubano-puede.html

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