lunes, marzo 22, 2010

El fuego que avivaron

Publicado el domingo, 03.21.10
El fuego que avivaron
By RAUL RIVERO

Madrid -- A siete años del batacazo de la dictadura para acabar con la
oposición interna --mediante un festín de 75 condenas, peticiones de
pena de muerte y una movilización nacional--, el régimen recibe la
contracandela de aquel fuego que organizó para dejar a los demócratas
cubanos aislados por el humo o hechos ceniza.

La intención era sacar del escenario a un grupo de personas que con
paciencia y dedicación, pacíficamente, en cualquier sitio de la
geografía, hacían activismo por los derechos humanos, organizaban
bibliotecas independientes, escribían crónicas, reportajes y noticias o
se dedicaban a estructurar los primeros colegios de profesionales libres
en territorios ganados al totalitarismo.

Ponerlos en las cárceles y así debilitar las pequeñas instituciones en
las que trabajaban y, con las condenas extravagantes destinadas
normalmente a criminales, asesinos y corruptos, enviar a la sociedad un
mensaje de advertencia, de miedo directamente, para tratar de contener
el rumor de una ola de rebeldía popular.

Esa parte destinada a distribuir sin miseria el temor tuvo el respaldo
de una campaña difamatoria en los panfletos estatales, entrevistas
relámpagos a indignados patriotas seleccionados en las calles y un
documento suscrito por la élite del arte y la literatura.

Además, las operaciones policiales para realizar los arrestos de los
opositores se hicieron con un gran despliegue de fuerzas y medios (una
decena de carros, filmaciones de los registros) y, algunos, llegaron a
prolongarse hasta diez o doce horas.

Lo que pasó, en realidad, es que los grupos se adaptaron a los nuevos
tiempos. Se empezó un trabajo lento de recomposición, y junto a las
figuras que llevaban ya casi dos décadas en la oposición, comenzaron a
aparecer nuevos nombres. Como los nuevos pies de firma surgidos
enseguida en las corresponsalías de las agencias alternativas. Los
nombres y apellidos de una nueva generación de informadores.

Y otra cosa, aquel gesto brutal hizo que un grupo de mujeres, familiares
de los presos, constituyeran en los bancos de la iglesia de Santa Rita,
en caminatas por la Quinta Avenida, en la casa de Laura Pollán, en
Centro Habana, la Asociación de las Damas de Blanco.

llas, que no siguen ninguna ideología porque trabajan y luchan por la
libertad de esposos, hermanos, hijos y padres, son parte importante de
ese rebote con sus protestas y reclamos en las calles. Las fotos de las
golpizas y maltratos que han recibido están en el mundo entero y una
sola tiene más fuerza que los teques políticos de los escribidores
criollos y de sus cómplices en el exterior.

En otro punto, ya sin geografía física está Orlando Zapata Tamayo,
apresado durante aquellas jornadas de odio de la Primavera Negra del
2003. Lo encerraron para desaparecerlo y el activista de base sin
ínfulas de líder ni afán de relevancias, le dio un giro definitivo al
proceso de desaparición de sus verdugos.

La contracandela produce quemaduras, muertes, heridas y sufrimientos,
pero tiene su paso y su tiempo.

http://www.elnuevoherald.com/2010/03/21/679427/raul-rivero-el-fuego-que-avivaron.html

No hay comentarios.: