¿Cuál es la Cuba real?
Para conocer la manipulación comunista en seis idiomas, visite
www.granma.cu. Prepárese para quedarse congelado en el tiempo de manera
tal que no le quedará más remedio que agacharse y cubrirse la cabeza.
Porque en Cuba, la propaganda del régimen durante 51 años no ha
evolucionado más allá de la táctica de asustar: el ``monstruo
imperialista del norte'' se prepara a atacar.
Estamos acostumbrados a ese viejo guión en el sur de Florida, donde los
exiliados sufren su propia mentalidad de Guerra Fría, por buenas
razones. Usted no se asocia para nada con Mahmoud Ahmadinejad, el
presidente de Irán, y cualquier otro maniático hambriento de poder como
lo han hecho desde 1959 Fidel y Raúl Castro, quienes se confabulan con
Irán y Venezuela con el guión cubano a la mano.
Muchos estadounidenses piensan que Cuba es una isla pobre con playas
hermosas y quieren visitarla porque, como me dijo uno hace algunos años,
no hay McDonald's. ¡Qué pintoresco!
El mundo no conoce la historia de Cuba más allá de las imágenes de un
joven Fidel entrando en La Habana con multitudes que lo adoraban y
abrazaban el cambio de régimen. Disculpan los fusilamientos como una
reliquia de otro siglo y consideran a los prisioneros políticos
desafortunados peones en el drama entre Estados Unidos y Cuba, pero nada
que quite el sueño.
Entonces el prisionero político Orlando Zapata Tamayo estuvo en una
prolongada huelga de hambre y murió el mes pasado en protesta por las
condiciones de los prisioneros políticos. El régimen no movió un dedo.
El mundo abrió de repente sus ojos a la Cuba de hoy, que es lo mismo que
la Cuba de ayer. El mismo lugar que predica la justicia social con
equipos de respuesta rápida, matones de ojos desorbitados cuya respuesta
a una marcha pacífica de mujeres por las calles de La Habana es
golpearlas, patearlas y arrastrarlas hasta un autobús.
En Estados Unidos también tenemos nuestra historia lamentable, pero
incluso en los peores días de las batallas por los derechos civiles de
la década de 1960, los tribunales fallaron a favor de derechos sin
distinción de color, las leyes cambiaron y, lentamente, también cambió
el corazón de los estadounidenses. Todavía hay racistas entre nosotros,
pero nadie puede decir que somos una nación racista y explicar la
elección de Barack Obama a la presidencia.
Sin importar lo mucho que Raúl y Fidel Castro traten de alegar que Obama
es un Tío Tom del siglo XXI, suena hueco para la mayor parte de los
cubanos, que en su mayoría son mestizos o negros. Y eso es lo que asusta
a los Castro.
Los cubanos observan a sus gobernantes y ven a viejos blancos enojados
que mantienen un país destruido con el pretexto de que las bombas de
Estados Unidos están a punto de caer.
Ven los programas de ``noticias'' controladas por el régimen donde
califican a Zapata de delincuente común, pero escuchan en la calle y
leen en los blogs que Raúl usa comentarios racistas para describir la
huelga de hambre del periodista independiente Guillermo Fariñas. Y
huelen desesperación.
Al igual que Irán, los cubanos usan la tecnología para poner al régimen
en las noticias, incluso cuando Cuba ha prohibido las antenas de
satélite y el ``uso contrarrevolucionario'' de computadoras y teléfonos
celulares para pasar por alto el control de internet y la intervención
de las líneas telefónicas.
Es por eso por lo que blogueros como Yoani Sánchez son hostigadas por la
seguridad del Estado. Es por eso que violentos matones revolucionarios
reprimen una marcha pacífica de las Damas de Blanco.
Hemos tenido otros de esos momentos cuando los acontecimientos en Cuba
parecían impulsar al pueblo a exigir sus derechos, momentos en que los
exiliados contenían la respiración, no esperando a que Estados Unidos
bombardeara la isla, sino que los cubanos tomaran lo que la revolución
les prometió hace 51 años y no les entregó: libertad.
http://www.elnuevoherald.com/2010/03/22/679935/cual-es-la-cuba-real.html
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