domingo, febrero 28, 2010

Cuba y sus representantes

Publicado el sábado, 02.27.10
Cuba y sus representantes
By ADOLFO RIVERO CARO

El mismo día en que Orlando Zapata Tamayo moría prácticamente asesinado
por la dictadura buena, Inácio Lula da Silva llegaba a La Habana para
reunirse con sus viejos amigos, Fidel y Raúl Castro. Lula nunca va a
ayudar a que la dictadura cubana emprenda reformas. No hay absolutamente
ningún motivo para suponerlo. Siempre ha tratado de fortalecer política
y económicamente al régimen cubano, y jamás se ha reunido con los
disidentes. Hasta la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado
brasileño tuvo que lamentar la muerte de Zapata Tamayo y criticar el
silencio de Lula ante los Castro. El único voto en contra de la
declaración, por cierto, fue de Joao Pedro Goncalves, del Partido de los
Trabajadores, que dijo que la intención de la declaración no era
manifestar ``solidaridad'' con la familia de Zapata Tamayo sino ayudar a
``profundizar la disidencia en Cuba'' y que por eso no estaba de acuerdo
con la misma. ¿Acaso no está suficientemente clara la posición del
Partido de los Trabajadores y de Lula?

¿Hasta cuándo se va a estar hablando de que la revolución cubana fue una
revolución de los trabajadores y, por consiguiente, dirigida contra la
``burguesía'', nacional y extranjera? Por favor. Hace medio siglo que en
Cuba no hay burguesía. ¿Y quién es Orlando Zapata Tamayo sino un un
negro albañil, un simple obrero? La revolución cubana fue el asalto al
poder por una gavilla de aventureros que luego se llamaron marxistas
porque era una ideología que les permitía justificar sus crímenes. En
definitiva, tanto el marxismo como el fascismo son ideologías de
aventureros.

Inicialmente, la famosa revolución les robó a los que tenían
propiedades, después ha estado robándole a los empobrecidos trabajadores
cubanos. Al principio fue sostenida por la Unión Soviética, que compró
una base militar y política a las puertas de Estados Unidos. Luego ha
sido mantenida por Chávez. Generalmente, lo que se oculta tras las
simpatías castristas es una oculta ambición por el poder total, una
secreta envidia por el totalitarismo. Los Castro han tenido el apoyo
político de todos los que envidian a Estados Unidos y pretenden hacerlos
responsables, de alguna manera, del atraso y subdesarrollo de sus
pueblos. Hay que aprender a desconfiar profundamente del
antiamericanismo. Cuba se ``liberó'' de Estados Unidos hace medio siglo
y ¿qué ha conseguido? Pasar de ser uno de los países más prósperos del
continente a estar, 50 años después, casi al nivel de Haití.

Por supuesto que ningún país democrático puede desconocer absolutamente
los crímenes del castrismo. Este último de ellos ha provocado críticas
sin precedentes en muchos años. Pero, por supuesto, hay una esencial
diferencia entre las críticas de Lech Walesa, Vaclav Havel, José María
Aznar o los dirigentes políticos de Estados Unidos, todos ellos enemigos
en principio del totalitarismo, y las de los simpatizantes, más o menos
abiertos, del régimen cubano, que sólo se ven obligados a ellas por las
circunstancias. Por favor, hasta Rodríguez Zapatero, el presidente
español, tan defensor de los Castro, ha tenido que denunciarlo y pedir
la liberación de los presos políticos cubanos.

Es esencial tomar conciencia de la importancia de la solidaridad
internacional. El asesinato de Zapata Tamayo se produjo a cámara lenta,
se prolongó durante meses. Una solidaridad suficientemente vigorosa
hubiera podido detenerlo. El mundo tiene que comprender que en Cuba
existe una oposición de masas que la dictadura no permite manifestar. No
es nada nuevo. Con la excepción de Polonia, en ningún país socialista de
la Europa del Este hubo una oposición significativa y visible. Y, sin
embargo, la oposición a los regímenes comunistas era masiva. Ninguno
sobrevivió la avalancha de 1989.

n Cuba, bajo una dictadura totalitaria, existen decenas de
organizaciones opositoras y hay centenares de disidentes en las
cárceles. De no ser por la ferocidad de la represión, la dictadura
cubana sería barrida del poder. Fidel Castro es tan popular en Cuba como
lo era Ceaucescu en Rumanía. La dictadura cubana lo sabe. Eso es lo
único que puede explicar el pánico gubernamental ante la muerte de
Zapata Tamayo deteniendo a decenas de disidentes, advirtiendo a otros
que no salieran de sus casas y pidiéndoles a los corresponsales
extranjeros que no fueran a Banes a cubrir el funeral. Se hizo un
increíble despliegue represivo alrededor del pobre entierro en el que, a
pesar de todo, participaron unas 150 personas dando gritos contra la
dictadura. El evento fue transmitido en vivo por Radio Martí, una
grabación sin duda histórica. Entre las heroínas que estuvieron allí se
encontraban Melba Santana, Martha Díaz Rondón, promotora de los
municipios de oposición, y Ana Belkis Ferrer, entre muchos otros
opositores. Gente como ellos son los únicos y verdaderos representantes
del pueblo cubano.

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ADOLFO RIVERO CARO: Cuba y sus representantes - Opinión -
ElNuevoHerald.com (27 February 2010)
http://www.elnuevoherald.com/2010/02/27/v-fullstory/663547/adolfo-rivero-caro-cuba-y-sus.html

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