Cuba y EEUU, una relación disfuncional que no se repara con ninguna ley
OLGA CONNOR
Los recientes eventos en el patrón de inmigración cubana a Estados
Unidos, con desarticulación de la ley de "pies secos - pies mojados",
han tenido reacciones disímiles.
Los que se han quedado varados en las fronteras del cordón
centroamericano de países están al punto de la desesperación o
deportación. Los familiares que los esperaban están sufriendo. Los
cubanos de diferentes oleadas de la diáspora tienen distintos puntos de
vista; algunos aprueban que se abortara esa política, por los excesos de
muchos que se han acogido a la misma, otros han sido humanamente
compasivos. Pero de lo que no hay derecho es que no dejen entrar a
aquellos que salieron antes de que se promulgara el cese de la ley y han
quedado ahora en tierra de nadie.
La mayoría de los inmigrantes de otras tierras están clamando que al fin
se hizo justicia, hondureños, haitianos, salvadoreños, etc. Aunque la
Ley de Ajuste Cubano que permite la residencia al año de llegada no ha
sido abrogada, tienen ahora los cubanos que entrar con visa legal en
Estados Unidos para beneficiarse de esa ley.
En dos siglos, Cuba apenas tuvo emigrantes a ninguna parte por causas
económicas, excepto los tabaqueros de Tampa y Cayo Hueso, que
establecieron sus propios negocios. Los otros inmigrantes a Estados
Unidos eran exiliados políticos, o artistas, principalmente músicos.
Pero ha sido después de 1959 que han salido en bandadas los cubanos de
la isla. Y algunos preguntan por qué no se han rebelado, como hicieron
antes los pueblos que vivían en otros sistemas comunistas. Las
repúblicas del Este de Europa, por ejemplo.
Creo que solo los venezolanos comprenden que es difícil ganar contra las
armas, a menos que los que tengan las armas se pongan de parte de los
rebeldes. Es decir, que el ejército venezolano se una finalmente a la
oposición. Porque en Cuba no hay ejército cubano que no sea
revolucionario. En otras palabras, es el Ejército en cada uno de estos
países el que está en el poder.
Uno de los vacíos en la memoria de los hispanos es la historia de las
relaciones de Cuba con Estados Unidos, que sustituyó a las relaciones de
ese país con la Madre Patria, España. En los 57 años que Cuba fue
aparentemente independiente, de 1902 a 1957, jamás dejó de codepender
con la USA.
La culpa fue que España absurdamente peleó con fiereza contra los
criollos –que a fin de cuentas eran hijos y nietos de españoles–, y los
negros liberados, que deseaban obtener la soberanía del país. En vez de
quedar como amigos y protectores de esa pasión, dejaron la isla favorita
en manos de Estados Unidos, al firmar el Pacto de Versalles el 10 de
diciembre de 1898, sin contar para nada con Cuba. Ahí comenzó el Island
of Cuba Real Estate Company, que le vendió tierras a los
norteamericanos, y dejó un gobierno militar de Estados Unidos en Cuba,
hasta 1902.
Desde ese año, en que se izó la bandera cubana por primera vez, Cuba
jamás dejó de tener la bota suave pero firme, de los norteamericanos
sobre su cabeza, con una Enmienda Platt que permitía entrar a resolver
problemas de ley y orden en la isla, cuando se creyera necesario, y con
la Base Naval de Guantánamo firmemente establecida. ¿Cuántas
intervenciones hubo en 31 años? De 1906 a 1909, en 1912, de 1917 a 1922.
No es extraño que la Revolución que comenzó a fraguarse en los 30
clamara después contra el imperialismo yanqui, y que las naciones
latinas se hicieran eco de ese clamor, sin tomar en cuenta que el país
caería bajo otra bota más terrible: la soviética.
Durante la dictadura de Gerardo Machado, en 1933, el embajador de
gobierno de Franklin D. Roosevelt, Sumner Welles, se convirtió en un
jefe de operaciones de la política en La Habana. A él le debemos que
apoyara al sargento Batista, taquígrafo del Ejército, en la revolución
de los sargentos y que se hiciera cargo de los destinos de Cuba
primeramente tras bambalinas, y luego por elecciones del 40 al 44, y por
golpe de estado del 52 al 58.
Por eso los cubanos dirigentes estaban ya acostumbrados a la protección
de los norteamericanos, que siempre lo resolvían todo, dueños de las
vías públicas, de las refinerías, de los centrales. Lo hacían por sus
intereses económicos en la isla cada vez más extensos. Como resultado la
economía cubana era fantástica, había ya una gran clase media en Cuba,
que creyó que la USA no permitiría jamás que los comunistas ganaran.
¿Cómo iban a permitir durante la Guerra Fría que los soviéticos le
llevaran la isla?
Sin embargo, con el inexperto John F. Kennedy perdieron. La penúltima
intervención de los americanos, que le habían ya entregado la isla a
Fidel Castro al retirarle las armas a Fulgencio Batista en 1958, fue
rechazada por los Migs soviéticos en Bahía de Cochinos. Fue la traición
de Kennedy, con sangre de los guerreros cubanos, sin protección aérea,
sin redención militar.
El karma de la historia es inclemente, y no sabíamos que Kennedy le iba
a tener un miedo terrorífico a Nikita Kruschev y a los cohetes
soviéticos que este instaló en Cuba. Le entregó, a cambio de que los
retirara, todos los planes de lucha contra el gobierno de Castro
inmediatamente, aparte de otras concesiones en Europa. Esa sería la
última intervención americana en Cuba. Abandonarla a los soviéticos.
Cuando siempre habían estado a cargo de la protección militar en la isla.
Los norteamericanos, creo yo, tendrían que haber recibido a los que
venían por mar con pies mojados, tanto como los que llegaron con pies
secos. Para eso intervinieron en Cuba constantemente, después de haberse
posesionado por años de su gobierno y de sus vidas. Los americanos no
pagarán nunca por lo que le han hecho a los cubanos. Con ninguna ley, ni
de ajuste, ni de desajuste.
olconnor@bellsouth.net
Source: Cuba y EEUU, una relación disfuncional que no se repara con
ninguna ley | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/entretenimiento/ent-columnistas-blogs/olga-connor/article129275509.html
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario