viernes, abril 29, 2016

La moral en caída libre

La moral en caída libre
La sociedad cubana ha alcanzado un increíble grado de depravación
viernes, abril 29, 2016 | René Gómez Manzano

LA HABANA, Cuba.- En los últimos días he tenido la ocasión de leer, en
las páginas de CubaNet, excelentes trabajos de distintos colegas en los
que se refleja de manera fiel la realidad actual de Cuba. La percepción
general que se recibe al examinar esos escritos, es la de la total
desintegración moral del país al cabo de más de medio siglo de dominio
castrista.

El más antiguo de esos textos es el intitulado "Danza macabra". En él,
la comunicadora Miriam Celaya, hace menos de dos semanas, comentó un
video que se volvió viral en las redes. Unos niñitos de no más de ocho
años, vestidos con sus uniformes de pioneritos cubanos, perpetran una
danza de claras connotaciones sexuales, digna de un bayú o de un
cabaretucho de ínfima categoría. Mientras esto sucede, varios adultos
—cabe presumir que maestros de los pequeños— los alientan en el lascivo
baile.

Después, un artículo del colega Luis Cino alude a la vociferación
habitual de los cubanos, el uso constante de palabrotas de subido tono,
la "jerga ininteligible, selvática y presidiaria" de los más jóvenes.
Todo esto es fruto de la violencia predicada por el sistema. La
conclusión: "Cuba se convirtió en una gran familia disfuncional,
moradora de una inmensa villa miseria, donde los problemas, no importa
de la índole que sean, se resuelven con gritos, golpes y amenazas. Eso,
si no es a puñaladas y machetazos".

Por último, la periodista Ana León nos informa de un hecho inverosímil:
En el concurridísimo Boulevard de San Rafael, en pleno día, una pareja
realizó el acto sexual a la vista de veintenas de personas. El vídeo que
acompaña la noticia no deja nada a la interpretación de cada cual; un
coito puro y duro se realiza en medio de una verdadera jauría humana,
que filma el acto lascivo, mientras vocifera con fruición.

El elemento común a esos tres escritos periodísticos es el carácter
vibrante de los textos, la extraordinaria fuerza y — ¿por qué no?— la
gran elocuencia de nuestros compañeros. Ellos, sin mentirosas frases
edulcoradas, abordan con claridad las escandalosas circunstancias que
concurren en cada uno de los temas.

¿Qué reflejan ellos? Para cualquiera que observe los sucesos con
ecuanimidad, esos distintos eventos muestran algo común: El increíble
grado de depravación que ha alcanzado la sociedad cubana de hoy. ¿A
quién echarle la culpa? Eso es lo más sencillo de todo: ¿A quién
atribuir esos vicios, si no es al régimen que durante más de medio siglo
ha ejercido el poder absoluto en el país? Es "esto" —como lo llama Cino
con sencillez y acierto— el gran responsable.

Uno de los tres autores —la colega Ana León— plantea en su escrito: "Lo
acontecido en el boulevard de San Rafael no debe ser considerado
meramente una muestra del deterioro social al que ha arribado Cuba, pues
mucho antes de que tales cosas comenzaran a producirse, se había hecho
patente el resquebrajamiento de los valores morales".

Es éste el único punto en el cual, de manera tangencial, discrepo de lo
planteado por mis compañeros. En este caso, yo le recordaría a la autora
lo que el viejo refrán nos enseña: el camino de lo peor es infinito. Es
verdad que, al amparo del castrismo, el reblandecimiento de los
principios éticos comenzó hace tiempo. Sólo que estos espectáculos
inauditos que presenciamos ahora, reflejan que ese proceso de
estragamiento ha llegado al paroxismo.

Al propio tiempo, esos hechos escandalosos nos demuestran el grado de
inoperancia que ha alcanzado la policía cubana. Claro que si lo sucedido
hubiera sido una inscripción en contra del régimen, es seguro que varias
perseguidoras habrían aparecido en el lugar en cuestión de minutos.
¿Pero que una pareja depravada copule en plena vía pública? Eso no tiene
mayor importancia.

Para terminar, unas palabras en defensa de mis compatriotas. Es cierto
que lo más llamativo es la multitud vociferante —mayoritariamente
masculina— que en son de relajo se mofaba de los fornicadores públicos.
Es presumible que muchas personas decentes pasaran por el lugar: sólo
que se retiraron de allí; por ende, "no salieron en la foto". Quizás
algunos llamaron a las fuerzas del orden, pero volvemos a lo mismo: la
policía "no está para eso".

En el ínterin, es conveniente que todos los nacidos en la Isla nos
formulemos la misma pregunta con la cual la colega León cierra su
excelente información: "Cabe preguntarse, considerando la disolución
creciente de la moral de los cubanos, qué vendrá después de esto".

Source: La moral en caída libre | Cubanet -
https://www.cubanet.org/opiniones/la-moral-en-caida-libre/

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