Normalizando sus vidas en albergues costarricenses
DANIEL UMAÑA | San José | 19 Nov 2015 - 1:36 pm.
Con los instrumentos propios que exige su profesión, Reinier Montes de
Oca corta el cabello de uno de sus clientes, aunque su paga se limite a
un humilde pero sincero "gracias".
Es de pocas palabras, e incluso es tímido con la cámara de este diario,
sin embargo accedió a que el resto del mundo conozca cómo son sus días
en Costa Rica.
Al igual que Reinier, 982 cubanos más tratan de continuar con su vida
habitual en un albergue, aunque en el intento se encuentran con la
carencia de una cama o un trabajo.
Levantarse, elevar una plegaria y tomar el desayuno, eso es para muchos
su rutina diaria; rutina que desconocen por cuanto tiempo tendrán que
realizar, pues Nicaragua sigue firme en su intención de no permitirles
el paso en su camino a EEUU.
En otro pasillo del Colegio Nocturno de La Cruz, el albergue más grande
con 552 refugiados, se divisa un grupo de jóvenes conversando sobre los
más diversos temas: el juego de pelota, mujeres y, por supuesto, la
situación que los ha llevado hasta aquí y que los condena a una
inquietante espera.
"¿Para dónde va esto?", nos pregunta uno de ellos al notar nuestra
presencia, y al escuchar la respuesta alzó su voz. "Dále, que todo el
mundo se dé cuenta de lo que hace el Gobierno cubano con nosotros",
sentenció.
Lavan sus prendas personales. Una pequeña barra de jabón debe ser
suficiente para una carga de ropa, que colgarán después de las rejas
que protegen las ventanas de las aulas.
A pesar de las necesidades, la coquetería parece ser inherente en la
mujer, pues sobre una colchoneta pudimos encontrar a dos de ellas, que
aunque con un poco de pena, continuaron su trabajo de sacarse las cejas.
Los emigrantes cubanos no quieren sentirse una carga y por eso muchos
han tomado roles activos durante su permanencia en suelo costarricense.
Ir por leña para cocinar fue la labor de tres jóvenes la tarde de este
miércoles; quieren aportar, dar su granito de arena, pues como ellos
mismos reconocen "al pueblo costarricense les debemos mucho".
La rutina continúa cuando comienza a caer el sol: una vuelta al parque y
disfrutar del verano cruceño se les antoja a muchos, y la presencia de
decenas de ellos en este lugar no escapa de la mirada curiosa de los
locales. Una clase de zumba al aire libre los recibe y tienta a más de
uno la música tropical, que los identifica con sus raíces. Las ganas
pueden más y algunos se suman al baile, otros no tienen la confianza.
Todavía no.
Al caer la noche cada uno busca su lugar para dormir. Las luces del
albergue se apagan, pero no sus esperanzas.
¿Sabes cuándo podremos seguir nuestro camino?, nos preguntan. Solo el
tiempo lo dirá.
Source: Normalizando sus vidas en albergues costarricenses | Diario de
Cuba - http://www.diariodecuba.com/internacional/1447936601_18247.html
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