El viaje frustrado de los deportados
ORLANDO PALMA, La Habana | Noviembre 14, 2015
La larga travesía de los cubanos que piden en Chiapas un salvoconducto
Ecuador, la ruta hacia El Dorado
Estaban ya sentados en la última fila cuando los pasajeros entraron al
avión. El vuelo 131 de la aerolínea Cubana despegó este jueves de México
DF con cuatro deportados a bordo. La burocracia cubana los llama
"retornados por aire", y representan apenas una porción de quienes son
repatriados en la ruta hacia Estados Unidos.
En los últimos meses ha aumentado la cifra de cubanos quesalen hacia el
Norte, pero también de quienes son interceptados y devueltos a la Isla.
La mayoría no se disuade después de un retorno forzado y lo intenta
nuevamente. Su peor pesadilla no son los oficiales de inmigración, sino
que se ponga fin a la Ley de Ajuste cubano.
Del 1 de octubre de 2014 al 30 de septiembre pasado llegaron 43.159
cubanos a Estados Unidos. Los puntos principales de entrada fueron las
zonas fronterizas de El Paso y Laredo (Texas), Tucson (Arizona) y San
Diego (California).
"Este era mi tercer intento, el primero fue en una balsa y en el segundo
me viraron en Panamá", cuenta Clara, de 48 años, y quien fuera devuelta
en octubre pasado desde México. Su regreso a la Isla lo define como una
verdadera catástrofe. "Lo había vendido todo para irme y cuando me
repatriaron llegué aquí sin un centavo en el bolsillo, ni casa donde
vivir", explica.
Clara duerme ahora en el sofá de un familiar en San José de las Lajas,
Mayabeque. "Sólo tengo lo que llevaba en mi equipaje de mano", agrega.
Su viaje se frustró en el Aeropuerto Internacional Benito Juárez, cuando
fue considerada como una potencial migrante hacia Estados Unidos.
Llegaba desde La Habana, donde logró el visado para tierra azteca, pero
la familia en Miami se quedó con la mesa puesta y las ilusiones frustradas.
"Me llevaron para un salón que estaba lleno de cubanos que también iban
a ser devueltos", cuenta Clara, rememorando ese fatídico día. "Allí
esperan a que los vuelos de Cubana tengan capacidad para regresarnos",
detalla. La mujer portaba consigo una reserva de hotel para siete días
en el DF. "Ya sabía que si me preguntaban tenía que decir que no
visitaría ninguna zona fronteriza". La verdad es que al otro día
partiría hacia Nuevo Laredo para desde allí entrar a Estados Unidos.
Los consejos pasan de boca en boca. "No te pongas nerviosa, no hables
demasiado, sólo di respuestas breves", le había advertido su hija, quien
también hizo el mismo recorrido y ahora vive en la Pequeña Habana. Pero
Clara era un manojo de nervios cuando indagaron por el motivo de su
viaje. "Empecé a tartamudear y eso fue sospechoso". Después le tocó
declarar cuánto dinero llevaba consigo.
"Tenía 200 dólares y me dijeron que eso era una prueba de que no iba a
estar una semana en México, porque era muy poco". No pudo hacer una
llamada telefónica para advertir a sus parientes de la situación en que
se hallaba y pasó el resto de la noche en un salón con decenas de
compatriotas. "Todos estaban en mi caso: no los iban a dejar entrar,
pero no querían volver".
Algunos emigrados cubanos realizan en territorio extranjero la primera
protesta de sus vidas. Los motines, huelgas de hambre y enfrentamientos
con autoridades se han vuelto práctica común cuando se quedan varados en
aeropuertos, puntos fronterizos y centros de detención para inmigrantes.
Este viernes un grupo de ellos bloqueó la carretera interamericana, en
la frontera entre Costa Rica y Panamá, para reclamar que les dejaran
seguir camino. Si son devueltos a la Isla, ya no serán los mismos que
partieron.
"Regresé bocona, no me callo nada", cuenta Clara, que dice haberle
"cogido el gusto a la libertad" en sus tres intentos de salida. Para las
autoridades cubanas el mejor final de gente como ella es que se vuelvan
a ir, "porque ya no cabemos aquí y ellos lo saben", dice mientras señala
con el dedo índice hacia arriba. "Yo lo que quiero es irme, así que no
voy a ponerme a arreglar esto que no tiene solución".
En el vuelo de regreso a Cuba, Clara acordó darle diez dólares a otra
pasajera para que le prestara el móvil nada más aterrizar. Un empleado
de la aerolínea estatal, en su doble papel de sobrecargo y custodio de
los deportados, le dijo que no podía bajarse hasta que no descendieran
todos los viajeros. "Tuvimos que esperar que nos fueran a buscar y a que
le entregaran nuestros pasaportes a dos uniformados", cuenta.
Después, la llevaron a una oficina en el Aeropuerto José Martí, donde
anotaron todos sus datos y le hicieron algunas advertencias. Las sillas
de un salón continúo se iba llenando con los deportados que llegaban en
otros vuelos. "No paraba, a cada rato había más, venían de Panamá,
Ecuador, Colombia y México".
Cuando salió de allí, logró hacer la llamada. "Me viraron", le dijo a su
hija. Al otro lado de la línea telefónica se escuchó un gemido largo. El
viaje fallido le había costado 3.000 dólares a la familia, meses de
planificación y el estrés de cada minuto en que no supieron dónde estaba
Clara.
La madre de familia se estremece al recordar aquel día en que un oficial
de inmigración se interpuso entre ella y sus sueños. Pero no se da por
vencida: "Ya nada me importa aquí, nada me atrae, sólo pienso en salir
de nuevo".
Source: El viaje frustrado de los deportados -
http://www.14ymedio.com/internacional/viaje-frustrado-deportados_0_1889211068.html
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