JOSÉ AZEL: El 'Partido Revolucionario Institucional' cubano
La versión cubana estará bajo el control de los militares
Esta imagen servirá muy bien al gobierno proyectando estabilidad política
La diplomacia sigue a los hechos en el terreno, no los circunvala
JOSÉ AZEL
Durante 71 años (1929-2000) el Partido Revolucionario Institucional
(PRI) mantuvo ininterrumpidamente el poder en México. Los académicos
describen este sistema electoral no competitivo como un sistema de
partido hegemónico. Más coloridamente, el Premio Nobel peruano Mario
Vargas Llosa catalogó al gobierno mexicano bajo el PRI como "la
dictadura perfecta". Una versión cubana puede estar en camino.
En un trabajo previo (Cuba después de los Castro: el escenario probable)
anticipé mi análisis de cómo el comunismo cubano evolucionaría, dejando
en su velorio a militares como agentes del cambio. Describí un
fraudulento escenario económico donde los generales se transformarían en
los nuevos "capitanes de industria", orquestando corruptas
privatizaciones de empresas estatales, muy parecidas a las componendas
de privatizaciones en Rusia en los años noventa.
Ese escenario requiere que los generales introduzcan la ilusión de
cambios políticos para conferir al nuevo régimen una fachada de
legitimidad en beneficio de la comunidad internacional de
inversionistas. Así comenzará el sistema cubano de partido hegemónico.
En un régimen basado en un partido hegemónico la autoridad no descansa
en la historia revolucionaria ni el carisma personal –como ha sido el
caso cubano– sino en la institucionalización de un partido político
diseñado para mantener el poder a perpetuidad. La versión cubana estará
bajo el control de los militares. Un sistema de partido hegemónico
diferirá del actual modelo leninista cubano en que un condimento de
partidos políticos opositores sería tolerado. La oposición,
naturalmente, no tendría posibilidad de alcanzar el poder, pero se
establecería la falsa imagen de un estado totalitario en transición a la
democracia.
Esta imagen servirá muy bien al gobierno proyectando estabilidad
política y expresando a los potenciales inversionistas mayor confianza
en la supervivencia del régimen a largo plazo. Ofrecerá a los inversores
la conveniente racionalización de que sus actividades ayudan al avance
del proceso de democratización; también anestesia a la población y
canaliza las energías opositoras hacia participar en un proceso político
amañado.
Durante mucha de su historia el PRI mexicano utilizó fraude electoral
masivo para ganar cada elección presidencial con márgenes sobre el 70%
del voto. Su dominio era casi absoluto en todas las esferas de gobierno.
La sucesión presidencial era por "dedazo", donde el titular designaba a
su sucesor en un endémicamente corrupto gobierno de compinches.
La transfiguración política cubana comenzó en el 2013 cuando Miguel
Díaz-Canel fue nombrado Primer Vicepresidente del Consejo de Estado
cubano y la prensa internacional lo ungió como sucesor de Raúl Castro.
Díaz-Canel, un ingeniero electrónico de 55 años, es señalado como la
joven cara civil del gobierno. El espejismo se reforzó con el anuncio de
Raúl Castro de que no buscaría ser nominado como Presidente del Consejo
de Estado cuando su mandato expire en 2018.
En sociología la ley de hierro de la oligarquía sostiene que todas las
organizaciones terminan siendo dirigidas por una élite. En Cuba la
tiranía marcadamente personal de Fidel Castro fue reciclada en la más
oligárquica dictadura de su hermano Raúl. En su ausencia, el modelo será
transformado de un partido único a una estructura de partido hegemónico.
Concientes de la historia mexicana, los generales se asegurarán que,
incluso a largo plazo, su componenda no creará un partido competitivo
como sucedió en México con el Partido Acción Nacional.
En esta evolución la oposición es incorporada a participar en la
transición. En vez de facciones operando contra el todo, devienen
proto-partidos no competitivos que forman parte del conjunto.
En sus recientes puntualizaciones sobre Cuba en Naciones Unidas, el
presidente Obama situó sus expectativas para cambios en la isla en la
diplomacia y el comercio. "Continuamos teniendo diferencias con el
gobierno cubano… Pero manejaremos esos asuntos a través de las
relaciones diplomáticas y el incremento del comercio, y en las
relaciones pueblo a pueblo".
Pero la diplomacia sigue a los hechos en el terreno, no los circunvala.
El general Castro ha comenzado un proceso que está cambiando los hechos
en el terreno de una manera que las iniciativas diplomáticas y
comerciales de EEUU servirán solamente para legitimar la continuación
del régimen. La administración no logra comprender que, con su ayuda, la
trayectoria política del régimen cubano no seguirá un camino
democrático. Se escurrirá en un sistema de partido hegemónico que, como
avanzando en una banda de Möbius, siempre regresa a sus orígenes represivos.
Investigador Senior en el Instituto de Estudios Cubanos y
Cubano-Americanos de la Universidad de Miami, y autor del libro Mañana
in Cuba.
Jazel@miami.edu
Source: JOSÉ AZEL: El 'Partido Revolucionario Institucional' cubano | El
Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article44807082.html
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