Silencio a la carta
Miércoles, 26 de Septiembre de 2012 00:49
Escrito por Juan Antonio Madrazo luna
Cuba actualidad, El Vedado, La Habana, (PD) Estamos en la recta final
del centenario de la masacre de los Independientes de Color y muchos
hemos olvidado que también se cumplieron 40 años de que José Felipe
Carneado, en aquel entonces jefe de la Oficina de Asuntos Religiosos del
Comité Central del Partido Comunista, decretara oficial y públicamente,
a través de la revista Cuba Socialista, la defunción del racismo y los
prejuicios raciales.
El texto "La Discriminación racial a Cuba jamás volverá" fue en su
momento amplificado no solo en el entorno doméstico, sino también en la
arena internacional.
En los años 90 algunos cubanos despertaron y se dieron cuenta que el
fantasma del racismo siempre se mantuvo vivo y que no hemos dejado de
vivir en un mundo violento y socialmente racializado. Un mundo en el
cual sentimos vergüenza de convivir con el otro.
El racismo no ha dejado de hervir a fuego lento, tanto en nuestro
entorno doméstico como privado, no ha dejado de formar parte de nuestra
mala educación sentimental. Para muchos, el racismo es una tecnología
políticamente correcta, un amigo bienvenido al cual sin miedo podemos
abrazar.
Una cifra notable de negros y mestizos creen que la revolución ha sido
incapaz de neutralizar la peligrosidad del racismo y eso se traduce en
la falta de voluntad política. Una mayoría significativa no hemos dejado
de estar anclados en el sótano de la pirámide social. Aun la llamada
unidad nacional es una de las herramientas psicológicas a la cual el
poder acude para desmantelar cualquier disenso desde la autonomía. Aun
se nos recuerda constantemente a negros y mestizos que los logros
alcanzados son gracias a una entidad superior como la revolución.
Gracias al altruismo revolucionario, somos personas y no ciudadanos cero.
En lo personal, cada vez que algún agente de la policía política me
detiene, me recuerda que solo gracias a la revolución puedo darme el
lujo de vivir en la ya no tan elegante barriada del Vedado.
Sentimos nuestra conciencia lastimada, no hemos dejado de ser los
sospechosos habituales, la mayoría continuamos atrapados en los nudos de
la extrema pobreza, en un escenario hostil de muchísimas desigualdades.
Ser negro en Cuba tiene una carga pesada históricamente, pues el racismo
antinegro es el más robusto.
La lucha contra el racismo es una alarma que el poder ha desactivado.
La sociedad necesita de espacio de presión política pues el racismo es
una estrategia cómodamente amplificada. Un acento en el cuerpo social y
político que aún no recibe sus estocadas. Las arrancadas en falso no han
tenido el resultado que se esperaba. Si como ciudadanos no interrogamos
y miramos el racismo de frente, hemos perdido la posibilidad de
construir una Cuba diferente. Al racismo hay que emplazarlo y
penalizarlo desde ahora, pues de no ser así las tensiones provocarán
daños irreparables.
La sociedad cubana, en el centenario de la masacre de los Independientes
de Color, ha perdido la verdadera oportunidad de amplificar un verdadero
debate a través del mapa vivo del país.
Para Cuba actualidad: madrazoluna@gmail.com
http://primaveradigital.org/primavera/cuba-sociedad/sociedad/5298-silencio-a-la-carta.html
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