Miércoles, 28 de Septiembre de 2011 00:01
Ramón Díaz Marzo
altHabana Vieja, La Habana, 28 de septiembre de 2011, (PD) El salón
principal del Palacio de los Capitanes Generales aquí en la Habana Vieja
(una suerte de Comité Central del PCC cuando Cuba era colonia de España)
el pasado viernes 2 de septiembre fue víctima de un aguacero e
increíblemente de su piso principal gotas de agua caían hacia el
exterior o portal sobre las piedras pelonas, como podrán observar en la
foto.
Y es noticia porque el agua acumulada se encontraba nada más y nada
menos que en su salón principal donde se sentaban en un trono los
Capitanes Generales de turno cuando nuestra Isla era una colonia
española. De todo el Palacio, ahora convertido en museo, ésa sala es la
más importante no sólo por los Capitanes de turno que allí se reunían
para tomar sus decisiones, sino por la cantidad de objetos valiosos que
en el lugar se exponen y acumulan.
El "Palacio de los Capitanes Generales", por decirlo de algún modo,
encabezado por el Dr. Eusebio Leal Spengler, es el estado mayor del
historiador de la ciudad, y de la restauración, pues el Dr. Leal, en la
medida de sus posibilidades, le ha reportado a nuestra Habana Vieja gran
beneficio.
Pero ahora se nos presenta la paradoja de que el edificio donde radica
la esperanza de la ciudad para restaurarla ahora presente los mismos
síntomas de envejecimiento que el resto de los viejos edificios de la
capital. Para probar el hecho, les muestro la foto donde se ven las
vigas de madera por donde se filtra el agua que desde la azotea del
Palacio cae hacia la primera planta y de ahí hacia la calle.
Y podríamos preguntarnos: ¿si en la sede de quien ha restaurado parte de
nuestra ciudad ocurre esta filtración de agua, que solución inmediata
podemos esperar para nuestros viejos edificios?
Téngase presente que los hermanos Castro le quitaron la propiedad a los
dueños de los edificios, que le cobraban alquiler a las personas, pero
por leyes que existían, tenían que velar porque esos edificios fueran
restaurados constantemente y existiera el respeto entre los vecinos.
Desde hace más de 50 años, el Estado ha sido el amo absoluto y ha
permitido que el deterioro, como una invasión peor que en tiempos de
guerra, nos invada.
Los CDR (Comités de Defensa de la Revolución) han pretendido ocupar el
papel de los encargados que en tiempos de la propiedad privada velaban
por la convivencia y el respeto entre vecinos. Ahora, y desde hace
varias décadas, el irrespeto y el caos entre los vecinos es la ley
primera de la capital. Esto nos indica que el modelo
socialista-totalitario de gobernar a una nación nos ha enterrado en una
anarquía social sin precedente.
http://primaveradigital.org/primavera/sociedad/sociedad/2319-paradojas-de-la-restauracion
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