Cuba y las promesas de Obama
By OSCAR ESPINOSA CHEPE
Las autoridades cubanas, frente al acrecentamiento de la crisis, no
realizan reformas, sino reprimen al pueblo y obstruyen el mejoramiento
de las relaciones con Estados Unidos.
A un año de la llegada de Barack Obama a la presidencia, puede afirmarse
que cumplió las promesas electorales respecto a Cuba, a pesar de las
presiones internas y el boicot del gobierno de la isla. Así, eliminó las
restricciones al envío de remesas y los viajes de los cubanoamericanos;
aumentó sustancialmente las visas temporales a cubanos. Paralelamente,
incrementó los permisos de viajes individuales y de grupos de
estadounidenses vinculados con la cultura, el deporte, la religión y
otras actividades a Cuba.
Simultáneamente, las paralizadas conversaciones sobre inmigración y el
correo directo se reanudaron a iniciativa de la nueva administración.
También se autorizó el envío de paquetes a Cuba con equipos electrónicos
(computadoras, sistemas de televisión por satélite, teléfonos celulares
y satelitales). Además, el Presidente adoptó una posición flexible en
cuanto a iniciativas que pudieran surgir del Capitolio para reducir las
tensiones. Esos pasos estuvieron complementados por gestos de la Oficina
de Intereses en La Habana, como quitar un letrero lumínico molesto para
el régimen y la invitación a artistas y personalidades vinculadas con
las autoridades cubanas a actividades diplomáticas.
Hay que subrayar que los pasos de la administración norteamericana se
dieron a pesar de la fuerte presión de los sectores conservadores en los
partidos Republicano y Demócrata, en un momento en que se enfrenta a
situaciones excepcionalmente difíciles heredadas de su predecesor, como
la gran crisis económica, guerras en Irak y Afganistán, la lucha contra
el terrorismo, la herencia de un sistema de salud que deja sin cobertura
a más de 40 millones de personas en la nación más próspera del mundo, la
complicada problemática migratoria, y serios problemas medioambientales
a nivel global. Sin olvidar la necesidad de modernizar el sistema
educacional.
Frente a los pasos concretos de la administración norteamericana, las
autoridades cubanas desde el principio adoptaron posiciones agresivas,
acrecentadas progresivamente. Durante la campaña electoral los ataques
eran sutiles, mezclados con contradictorios elogios. Hoy, el régimen y
sus controlados medios de propaganda arremeten contra el presidente
Obama con la misma fuerza utilizada hacia los anteriores mandatarios,
incluso con absurdas maniobras militares cuando Obama con gestos
concretos ha mostrado su voluntad de dialogar y hallar vías para reducir
la confrontación. Raúl Castro afirmó en la sesión de la Asamblea
Nacional, el pasado 20 de diciembre, que Washington seguía comprometido
con la subversión, y el canciller calificaba a Obama de ``imperial,
arrogante, que no escucha y que impone condiciones''.
En realidad esa actitud era previsible. Al gobierno cubano no le
interesa mejorar las relaciones con Estados Unidos porque precisamente
la crispación le facilita cultivar el nacionalismo, reforzar la
represión en una sociedad que pretenden mostrar como una fortaleza
sitiada por imaginarios enemigos; una posición que parece ser la misma
que asumen ante la Unión Europea, evidenciada en la expulsión del
aeropuerto a su llegada del eurodiputado socialista Luis Yáñez, que más
que un desplante incivilizado es un mensaje de que verdaderamente no
interesa la eliminación de la Posición Común de 1996, no realizarán
cambios democráticos ni progresos democráticos.
Después de la reciente inclusión de Cuba en la lista de 14 países
presuntamente terroristas, los ataques a Obama llegan al paroxismo y se
aprovecha para tratar de desviar la atención del permanente agravamiento
de la situación económica, política y social de la isla.
Probablemente la escala propagandística contra Estados Unidos se
incrementará hasta llegar a las tradicionales ``marchas combatientes'',
aunque podría ser muy dificultoso organizarlas, pues actualmente es
difícil movilizar a un pueblo desencantado por un proyecto que prometió
el paraíso pero ha llevado a la nación al infierno.
l gobierno cubano conoce bien que en el marco de la Guerra Fría, Cuba
fue incluida entre los Estados promotores del terrorismo, cuando
alentaba las guerrillas en América Latina y otros lugares, a la vez que
enviaba tropas a combatir en Africa para sostener en ocasiones a
gobiernos tiránicos como el de Mengistu en Etiopía. También sabe que en
las actuales condiciones el presidente Obama, con un desempleo del 10% y
problemas de todo tipo que resolver, bajo el fuerte ataque conjunto
desde La Habana y sectores conservadores estadounidenses, no puede sacar
a Cuba de esa lista.
En este primer aniversario de la toma de posesión de Barack Obama como
presidente, a pesar de los denodados esfuerzos del totalitarismo por
rebajar su figura ante el pueblo cubano, la simpatía y el afecto que
sentimos por él ha crecido.
Desafortunadamente, por el egoísmo desmedido del gobierno cubano, la
oportunidad ofrecida de mejorar las relaciones se está perdiendo y, como
subrayara Dan Erikson, vicepresidente de Diálogo Interamericano, ``las
fuerzas de la continuidad son extremadamente fuertes tanto en Cuba como
en Estados Unidos''.
Economista y periodista independiente cubano.
OSCAR ESPINOSA CHEPE: Cuba y las promesas de Obama - Columnas de Opinión
sobre Cuba - ElNuevoHerald.com (22 January 2010)
http://www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/columnas-de-opinion/v-fullstory/story/634277.html
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