La Cuba de este 2017, ¿será parecida a la de 'otro 2018'?
30 Mayo, 2017 7:51 pm por Juan Gonzalez Febles
Lawton, La Habana, Juan González, (PD) Cuba es el único país de América
Latina entre los 20 que integran la lista negra de Reporteros Sin
Fronteras (RSF), en la que también están Corea del Norte, China y Siria.
Para Cuba, el general presidente heredero Raúl Castro sostiene que, la
libertad de expresión siga como objeto primado de restricciones.
Carlos Lauría, director de programa y coordinador sénior del programa de
las Américas del Committee to Protect Journalists (CPJ), ha escrito para
numerosas publicaciones. Nacido en Buenos Aires, Argentina, ha
colaborado con frecuencia en Noticias, la principal revista de
actualidad política de Argentina. Hoy resulta un apoyo inestimable para
la implementación por parte del régimen de Raúl Castro de sus políticas
contra la libertad de expresión, prensa y asociación.
En su experiencia personal, Lauría nunca enfrentó una dictadura, las
conoce solo de oídas y debe ser disculpado.
Siempre de acuerdo con Lauría, el ámbito de los medios comenzó a
expandirse desde 2011, cuando el general presidente heredero Raúl Castro
introdujo reformas de mercado con el objetivo de 'reinventar el
socialismo'. Se ha dicho así, a los medios nacionales e internacionales
de prensa e incluso al propio pueblo de Cuba, solo que la verdad es que
muchas de tales reformas en pocos casos se han implementado con
extremada lentitud, en otros ni se intentó, y en la mayoría de los
casos, hasta se revertieron.
En Cuba, el Artículo 53 de la arcaica Constitución de 1976, prohíbe la
propiedad privada sobre los medios de prensa y reconoce "la libertad de
palabra y prensa conforme a los fines de la sociedad socialista". Todo
en Cuba, es del estado y el estado, es predio exclusivo del clan Castro.
Entonces, ¿a quién pertenece todo en realidad?
Para Lauría en Cuba solo existen los periodistas que informan sobre
cuestiones sociales pero que no son considerados hostiles al gobierno,
los blogueros progubernamentales, los miembros de la prensa estatal y
los estridentes. Y de estos últimos, mejor ni hablar.
La práctica en boga por parte de la policía Seguridad del Estado (DSE)
basada en la destrucción material de los medios de comunicación y
trabajo de los periodistas independientes, viola los derechos fundamentales
de las personas y coarta severamente la libertad de expresión. El estado
debe prevenir e investigar estos hechos, sancionar a sus autores y
asegurar a las víctimas una reparación adecuada. ¿Será posible que el
estado en Cuba haga esto algún día?
No obstante a ello, José Ramón Machado Ventura, el segundo más alto
dirigente del Partido Comunista de Cuba, acusó a extranjeros y
nacionales por tratar de promover la ampliación del acceso a la
Internet. Dijo: "Lo hacen, no con el fin de que el pueblo cubano se
comunique, sino con el propósito de penetrarnos y hacer trabajo
ideológico' para lograr una nueva conquista". ¿Qué les parece?
Debe quedar sentado sólidamente que la destrucción material de los
medios de comunicación y de trabajo de los periodistas independientes
viola los derechos fundamentales de las personas y coarta severamente la
libertad de expresión. Es deber del Estado prevenir e investigar estos
hechos, sancionar a sus autores y asegurar a las víctimas una reparación
adecuada. Esto solo será posible cuando la dictadura castrista sea
derrocada y la democracia y el estado de derecho se enseñoreen sobre
nuestra tierra.
En Cuba, las tecnologías que generaron el auge mundial de la información
están siendo usadas desde el omnímodo poder del estado, para reprimir la
libertad de prensa, para vigilar o bloquear la información. La policía
Seguridad del Estado (DSE) emplea para esto a sus cíber-policías
formados en la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI). Aunque los
cíber-milicos, andan lastrados en su mayoría por amplias lagunas
culturales, al punto de conocer por primera vez clásicos inmortales de
la música solo después de haber viajado a Europa, les sirven para eso y
es todo lo que verdaderamente les importa.
Pero no todo se reduce a estos patéticos payasos: hay más. Ahí van los
responsables del financiamiento exterior, justificado o no, que reciben
los castristas en forma de deudas canceladas, créditos, ayudas para el
desarrollo, inversiones extranjeras o pagos por el trabajo esclavo en el
exterior de médicos y otros especialistas. Todo basado en la
apropiación, administración y explotación de un estado, una tierra y
unos recursos que nos pertenecen a todos los cubanos, incluso los que
viven fuera de Cuba.
Frente a esta enorme conjura de intereses bastardos nada puede hacer,
financiada o no, nuestra sufrida oposición interna. Hoy tiene enfrente,
desde su omnipotencia y con las arcas llenas a la brutal maquinaria del
capitalismo de estado proto-fascista verdeolivo que la margina o tolera
en la medida de su conveniencia.
Mientras tanto y gracias a sus aliados foráneos, de izquierda o de
derecha, políticos o empresarios, el castro-fascismo puede hacer con los
cubanos lo que le venga en gana. El mundo mirará a otro lado, guiado por
esa prensa libre representada por los Lauría y los Londoño que suele
llamar "presidente" al heredero Raúl Castro.
Así se celebró en el patético hoy de Cuba, el 20 de mayo y la
destrucción de aquella república que fue y ya no es. Esperemos que la
Cuba de este 2017 sea distinta a la Cuba promovida desde otros lares
para el otro 2018, un año que promete mucho al clan Castro y a los
Laurías, Londoños y otros muchos, por acá y por allá aviesos, pero en
selectas locaciones euro-yankees, ilustres personalidades.
j.gonzalez.febles@gmail.com; Juan González
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