El turismo americano en Cuba se desinfla tras la euforia de la apertura
Esperanza Balaguer @espebalaguer Esperanza.balaguer@bez.es . Nueva York
La euforia turística vivida en Estados Unidos tras el anuncio de la
apertura de las relaciones con Cuba en diciembre de 2014 ha sufrido un
cambio de tendencia. Nueve meses después del comienzo de los vuelos
regulares entre la Costa Atlántica y la isla, tres aerolíneas ha tenido
que reducir sus rutas y una ha suspendido sus servicios. El interés de
los estadounidenses por visitar Cuba tras 54 años de embargo no ha sido
el esperado.
El gigante aeronáutico United Airlines anunció en marzo la reducción de
un 25% de sus rutas y el cambio de las aeronaves que continuarán volando
a la isla por otras más pequeñas. Lo mismo hizo Silver Airways, que
dejará en seis sus nueve trayectos semanales a Cuba, y JetBlue Airways,
la primera en estrenar la ruta el pasado 31 de agosto, que disminuirá
los asientos de 800 a menos de 300. La más radical ha sido Spirit
Airlines con la cancelación de sus dos vuelos diarios y el abandono del
negocio.
El entusiasmo del fin de las tensiones entre los dos países alcanzó su
pico más alto en 2016 cuando 614.433 visitantes procedentes de Estados
Unidos visitaron Cuba, un 34% más que en el año anterior. De ellos,
284.937 eran ciudadanos estadounidenses sin relación alguna con la isla,
lo que supuso un incremento del 74% en comparación con 2015, según datos
del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba.
"Nunca antes se ha visto a tantos estadounidenses en Cuba", recuerda
Tom Popper, presidente de insightCuba, compañía turística que opera en
la isla desde 2000. Su negocio comenzó gracias a que en 1999 se permitió
la entrada de estadounidenses a través de los programas de intercambios
de personas con el objetivo de mejorar las relaciones culturales. Fue la
primera puerta abierta contra la prohibición total de los viajes
impuesta el 8 de febrero de 1963 por el presidente John F. Kennedy.
Este intercambio de personas se volvió a cortar entre 2003 y 201. Hace
seis años, Barack Obama restableció los intercambios culturales,
religiosos y académicos en uno de sus múltiples pasos dados hacia la
apertura que culminó en 2014. Este cambio hacia la apertura pueden
sufrir ahora un retroceso si Donald Trump decide endurecer las
condiciones para el comercio y los viajes de estadounidenses a la isla,
según informaba la prensa estadounidense esta semana.
Corrección
El optimismo inicial mostrado por los turistas estadounidenses
confundió a las aerolíneas. Sin datos previos en los que basarse, se
lanzaron a la conquista de los 110 vuelos diarios -20 de ellos a La
Habana- dispuestos por el Departamento de Transporte de Estados Unidos.
Medio año después, han tenido que desistir. "Se ha producido una
situación especulativa", considera Eddie Lubbers, fundador de Cuba
Travel Network, que opera en Cuba desde 2004.
La demanda de los viajeros ha pinchado, sobre todo, en los aeropuertos
de las ciudades secundarias como Santa Clara o Camagüey. "Por ahí se ha
visto la corrección del mercado", explica Popper.
Otras razones han sido la falta de oferta hotelera y el repentino
aumento de los precios de las habitaciones, los taxis y los famosos
paladares provocados por el crecimiento de la demanda hace dos años.
Nada que ver con un posible rechazo de los estadounidenses a viajar a
tierra de su antiguo enemigo. "Los americanos no ven Cuba como un
destino de playa más del Caribe, sino como un país con historia al que
llevan 50 años sin ir", comenta el presidente de insightCuba.
La barreras legales que todavía permanecen entre los dos países son otro
de los obstáculos. Obama no consiguió que el Capitolio comenzara a
trabajar en el principio del fin del embargo, a pesar de su petición
formulada en su discurso del Estado de la Unión de enero de 2015. Esta
medida aún penaliza a las empresas que hacen negocios con la isla e
impide la publicidad como destino turísitico, entre otras barreras.
"Hay una gran parte de la población que prefiere esperar a que cambie la
regulación, pero también hay gente que quiere ir a Cuba antes de que el
país cambie", comenta Popper. En Cuba, los principales impedimentos son
la lentitud de la burocracia y el proteccionismo que aún aplica el
gobierno de Raúl Castro.
El futuro del turismo
Esa transformación que muchos nostálgicos quieren evitar se encuentra en
pleno desarrollo con las hoteleras españolas como protagonistas con las
canadienses como secundarias. Meliá, Iberostar, Barceló, NH y Globalia
son algunos de los gigantes hoteleros españoles en Cuba. La
primera anunció el pasado mes de enero la apertura de su hotel más
grande del mundo en la localidad de Cayo Coco, al norte de la región
central de Cuba, y el pasado mes de mayo la adquisición de ocho hoteles
repartidos por la isla con el objetivo de impulsar el turismo de calidad.
Iberostar, por su parte, inauguró en abril un nuevo establecimiento en
Varadero y, a principios de mes, firmó un contrato con el grupo hotelero
de la isla, Cubanacán, para gestionar otros tres hoteles en la localidad
de Gibara conectada con el aeropuerto de Holguín. Barceló se adelantó el
año pasado al gigante Airbnb con la inclusión del alquiler de casas
particulares en su oferta.
Este control absoluto del mercado se ve amenazado con la entrada de
nuevos actores. El grupo hotelero francés Accor, dueño de los hoteles
Sofitel, acaba de anunciar la construcción del primer "superlujo" en
pleno Malecón habanero.
Estas infraestructuras serán necesarias para alojar a los turistas
estadounidenses del futuro. "Los hoteles españoles son los más
demandados", comenta Popper, quien destaca el alto poder adquisitivo de
sus compatriotas que viajan a otras zonas del Caribe. "Debido al aumento
de los precios, mucha gente prefiere quedarse en casas
particulares", comenta Lubbers, quien prevé un aumento de este tipo de
alojamientos.
A pesar del bache, las perspectivas para el futuro del turismo
procedente de Estados Unidos en la isla sigue siendo muy prometedoras.
El gigante americano de las reservas online Expedia ha sido la última
gran compañía turística en incluir Cuba con los hoteles Barceló entre su
oferta. El turismo llega poco a poco Cuba, mientras la apertura
real sigue aún pendiente de la política y a la espera del camino que
tome Trump.
Source: bez - El turismo americano en Cuba se desinfla tras la euforia
de la apertura - http://www.bez.es/380731078/turismo-americano-en-cuba-.html
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