Cinco años duros después del huracán Sandy
Mayo 31, 2017
Rosa Martínez
HAVANA TIMES — Qué difícil resulta realizar cualquier proyecto en mi
amada Isla. Lo saben bien los cuentapropistas, los que comenzaron hace
mucho y los que inician sus empresas ahora mismo; igualmente, los que
deciden construir sus viviendas por esfuerzo propio, que ni siquiera con
dinero en mano pueden conseguir todo lo que necesitan; pero quienes más
lo sufrimos somos los de a pie, que con nuestros salarios apenas podemos
mal vivir, mucho menos empeñarnos en otra empresa.
Desde que en 2012 el huracán Sandy -que casi destruye a Santiago de Cuba
y causó severos daños en las provincias orientales- dejó mi casa
temblando, pues arrancó casi todo el techo de la vivienda de a golpe, no
hemos tenido respiro.
Lo más urgente, obviamente lo primero, fue reparar la cubierta, para la
que afortunadamente recibimos la ayuda estatal que sufragó la mitad del
precio de los materiales -tejas de fibro, clavos, cemento-, y permitió,
además, que diéramos el resto a plazos, a través del Banco, todavía
estamos pagando.
Después nos vimos en la obligación de adquirir olla arrocera, platos,
cubiertos y vasos, entre otros, pues como la cocina se derrumbó, casi
todos los utensilios de cristal y de otro tipo fueron destruidos al caer
el techo sobre ellos.
También compramos un colchón nuevo, porque por más que intentamos
reparar el que se mojó en medio del terrible fenómeno, no hubo Dios que
le quitara el mal olor provocado por la humedad, sin mencionar que nos
dijeron que aunque pareciera seco tendría bichos.
Han sido cinco años de muchas carencias, más de un préstamo bancario,
inventos al margen de la ley para reunir dinero, y lo peor es que
todavía nos faltan muchísimas cosas por solucionar.
Solo ha sido un lustro, que llamaría gris, por no decir negro. Solo mi
familia y yo, especialmente las niñas, sabemos cuánto hemos tenido que
sacrificar para avanzar un poco. Fin de semana tras fin de semana
recluidos en casa, vacaciones enteras sin vacacionar; ropa y calzado,
solo cuando no hay opción; hasta la alimentación se vio afectada de una
u otra forma.
Fue un quinquenio extremadamente duro, pero ya acabó. Mi esposo y yo
decimos NO más sacrificios extremos, lo que falta por mejorar o cambiar
lo haremos más lentamente. Pero me pregunto, si con la soga apretada
hasta casi ahorcarnos demoramos cinco largos años para hacer unas pocas
cosas: ¡Dios mio, cuánto tiempo más pasará para que mi familia y yo
podamos vivir decorosamente como merecemos!
Source: Cinco años duros después del huracán Sandy - Havana Times en
español - http://www.havanatimes.org/sp/?p=123930
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