viernes, diciembre 30, 2016

Quiénes, cómo y cuándo vamos a construir el socialismo?

¿Quiénes, cómo y cuándo vamos a construir el socialismo?
FRANCISCO ALMAGRO DOMÍNGUEZ | Miami | 30 de Diciembre de 2016 - 09:17 CET.

Un viejo chiste cuenta que a un difunto le ofrecen el infierno en sus
dos versiones: socialista y capitalista. Contra toda lógica, escoge la
condenación socialista, despreciando el infierno de mercado donde,
supuestamente, habría menos sufrimiento. A la pregunta de por qué tan
rara elección, el finado responde: "En el infierno capitalista todo
funciona: el combustible, los fósforos, el tipo que debe quemarte. Pero
en el socialista si hay petróleo no hay fósforos, y si hay combustible y
chispa no ha venido a trabajar el que debe prender el fuego… en fin,
nunca te pueden quemar".

La broma vino a mi mente tras leer los informes en la clausura del VIII
Periodo Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular
en la VIII Legislatura, en el Palacio de Convenciones, el 27 de
diciembre de 2016. En una secuencia de intervenciones que pudiesen
desmenuzarse en sus intrínsecas y muy visibles contradicciones, las
informaciones de los Ministerios de Economía y Planificación y de
Finanzas y Precios tratan del más o el menos de los fósforos y el
petróleo, poco del hombre que debe encender el fuego.

Así, Ricardo Cabrisas Ruiz, vicepresidente del Consejo de Ministros y
ministro de Economía y Planificación tiene una frase de una falta de
originalidad antológica: "somos de la opinión que tendremos una solución
definitiva a estos ya tradicionales déficits en nuestros planes, solo si
producimos más mercancías y servicios, tanto para el mercado nacional
como para el externo y reducimos los gastos en todo lo que sea posible".
Al estilo más propio de Tres Patines que del experimentado oficial de
inteligencia y diplomático Cabrisas, concluye: "El plan que presentamos
hoy a esta Asamblea es tenso y no sin riesgos, con gestiones en marcha
aún pendientes de definición, pero estimamos que lo podemos cumplir".

La intervención de Lina Pedraza, ministra de Finanzas y Precios es
titulada por Juventud Rebelde como "La exigencia del deber y el
control, allí, en cada puesto de trabajo". En su informe, esta frase que
parece no haber sido suficientemente entendida en toda su implicación
futura: "la inversión extranjera continúa siendo muy baja en su
participación respecto a la inversión total, representando solo el 6,5%
del Plan… no se logra que la inversión extranjera desempeñe un papel
fundamental en el desarrollo económico del país, según el Lineamiento 78".

A pesar de eso, las comisiones de Asuntos Económicos y Asuntos
Constitucionales y Jurídicos, refrendaron como positivos ambos informes
y para sellarlos con frases harían las delicias del mejor Cantinflas,
por ininteligible, promulgan: "El proyecto que se presenta, expresa los
avances programados en el proceso de perfeccionamiento del Sistema de
Administración Financiera del Estado en correspondencia con el
pronunciamiento de esta Asamblea Nacional, el mismo está compatibilizado
con los niveles de actividad planteados en el Plan de la economía y
garantiza la sostenibilidad de las políticas públicas que se aplican en
la actualización del modelo económico. Se planifica a partir del
incremento de la eficiencia empresarial, en el uso de los inventarios
como fuentes del plan y su mayor control y gestión".

El caso cubano era sui géneris hasta la llegada de Venezuela, quien
emula ser peor ejemplo porque allí no se sabe ni qué sistema gobierna.
Nuestra idiosincrasia latina, aderezada con esa brisa de suave
tropicalidad, tiende al choteo, a la falta de profundidad que muy bien
describió Jorge Mañach. A ello se suma el tradicional irrespeto por las
instituciones y la idolatría del caudillo, típico rasgo del continente
socialmente inmaduro que habitamos. Nos volvemos mansos e improductivos
en ambientes de excesivo control, de institucionalidad programática, de
la misma manera que somos creativos y luchadores en ambientes de
libertad y de oportunidades.

No era necesario —aunque fue muy sano— que Obama lo dijera en la misma
Habana: "En una economía global, impulsada por las ideas y la
información, el mayor recurso de un país es su gente. En Estados Unidos,
tenemos un claro monumento a lo que el pueblo cubano es capaz de
construir: se llama Miami. Aquí en La Habana, vemos ese mismo talento en
los cuentapropistas, las cooperativas, los autos antiguos que todavía
ruedan… El cubano inventa del aire".

Los documentos y aprobaciones unánimes de la Asamblea Nacional pueden
ser recortados y pegados en diciembre del 2006, 1996, o 1976. Tienen la
virtud de la no obsolescencia, de no tener fecha de caducidad. Y los
nombres de los ministros podrían ser cambiados por Humberto Pérez, José
Luis Rodríguez o Francisco Soberón.

No se trata de que el modelo socialista de economía planificada sea el
fracaso que ha demostrado ser en todo lugar y toda época, por
inoperante, anticientífico e inaplicable. Es que es inhumano. No tiene
en cuenta la naturaleza cambiante y particular de cada cultura, de cada
sociedad. El hombre está pensado para el modelo, y no el modelo para el
hombre.

Y ese parece ser el mayor fracaso. No solo que no haya fósforos o
petróleo, sino que el hombre que debe prender el fuego no existe, no ha
existido, ni existirá porque no es esa la naturaleza humana. A pesar de
eso, el presidente cubano ha alertado en la Asamblea Nacional de que "no
vamos ni iremos al capitalismo, eso está totalmente descartado". Ante
esa máxima, cualquier cubano de a pie diría okey, pero por fin…
¿quiénes, cómo y cuándo vamos a construir el socialismo?

Source: ¿Quiénes, cómo y cuándo vamos a construir el socialismo? |
Diario de Cuba - http://www.diariodecuba.com/cuba/1483021446_27745.html

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