lunes, febrero 29, 2016

La paladar de los 400 platos

La paladar de los 400 platos
ZUNILDA MATA, La Habana | Febrero 28, 2016

En tiempos de estrellas Michelin y chefs que son reconocidos por su
trabajo innovador, destacan esos lugares que, sin pretender estar a la
moda, mantienen la apuesta por la comida tradicional. Uno de ellos es la
paladar Casa Monte, ubicada en el poblado de Herradura, en el municipio
Consolación del Sur.

En medio de la polvareda del camino, cuando los viajeros piensan que van
a adentrarse en un pueblo detenido en el tiempo, descubren la rolliza
escultura de un cocinero que da la bienvenida y llama a sentarse a la
mesa. Hasta ese momento solo parece un alto para llenarse el estómago y
seguir rumbo, pero ese sitio, conocido como "la paladar de Herradura"
guarda sus sorpresas.

Sus cocineros no solo se vanaglorian de cocinar los mejores tamales de
toda Cuba, sino que sostienen de que nada de lo escrito en la carta
falta nunca, algo difícil de creer en un menú que cuenta con más de 400
platos, 19 recetas de arroz y 20 maneras diferentes de servir el
pescado. En medio del desabastecimiento imperante en los mercados
cubanos, surge la duda de si serán magos... o demasiado hábiles en el
mercado informal.

El entorno arquitectónico es rústico y el truco para mantener una oferta
tan variada descansa más en la fantasía creativa que en las
potencialidades de sus almacenes, confiesa un mesero. "Tenemos muchas
diferentes opciones para comer las viandas, la carne de res, el cerdo o
los mariscos", explica. El sitio también se ha sumado a la pasión cubana
por las pizzas, con modalidades y tamaños que van desde la talla
familiar hasta las simpáticas bambinas.

Cerca de una mesa canta un gallo y se oye la gritería de unos muchachos
que empujan un auto que se quedó varado a la entrada. Una empleada que
atiende el bar prepara un mojito y habla de la rutina de mantener un
lugar así. "Es difícil conseguir todos los ingredientes, pero tenemos
muchos contactos con productores y estamos en una zona muy agricola",
explica.

El dueño del restaurante, Rolando ( Roly) Álvarez y su esposa Eibi
comenzaron una pequeña empresa familiar en el año 2000, cuando servían
comida a los clientes que alquilaban sus habitaciones. Con la apertura
hacia los negocios privados a partir de 2008, decidieron abrir una
paladar que hoy puede atender a 50 comensales en un salón principal y
tres espacios reservados para familias o grupos.

"Este es el mejor lugar en todo el país para las frituras de malanga y
la yuca con mojo, eso se lo aseguro", comenta un cliente a una pareja
que acaba de llegar por primera vez. Han venido con su hijo pequeño y el
mesero trae un puré de papas que deja en el aire el aroma de la
mantequilla mezclada con cebolla frita. No hay manteles de encaje ni
fotos de famosos en las paredes.

La Casa Monte se encuentra, para bien o para mal, fuera del circuito
turístico, alejada de ese manido itinerario que las guías señalan como
la mejor manera de conocer la Isla. A los clientes habituales del lugar
eso les alegra. "Mejor, porque si se hace famoso la cola va a llegar a
la autopista", bromea Ricardo, un vecino de la zona que dice llevar allí
"a todo el que quiere comer bien".

Tal vez esa periferia es la que hace que el restaurante tenga muchos
comensales nacionales. "Aquí todavía no se ha impuesto eso del plato muy
decorado, pero medio vacío", cuenta con sorna el custodio de la puerta.
Asegura que sirven "buenas raciones, para llenarse de verdad". Una
explicación que no está de más en medio de una tendencia a mucha
creatividad visual y poca "sustancia" que se extiende peligrosamente
entre las paladares cubanas.

Para los postres, la pareja con el niño ha pedido cascos de guayaba y un
pay de limón. El chiquillo mete el pelo en el merengue de la torta y los
padres le ríen la gracia. Un gato pasa veloz por debajo de la mesa.
Claro, no es el tipo de lugares donde llevan a Beyoncé o la reina Sofía
cuando se pasean por la Isla.

Es hora de salir y el cuerpo pide un café para seguir rumbo. La camarera
detalla las variantes: con ron, hielo, leche, bizcochos, miel, un toque
de menta y la lista se extiende y se extiende hasta que ya no es posible
recordar la combinación preferida. El sueño del incansable Roly se ha
cumplido: ofrecer un menú difícil de superar.

Source: La paladar de los 400 platos -
http://www.14ymedio.com/cultura/paladar-platos_0_1950404958.html

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