Alexis Jardines: ¿Modificar o eliminar la Ley de Ajuste?
Quiénes son los enemigos de la ley
La Ley no debe servir para que entren a EEUU miembros del Partido
Comunista Cubano, dirigentes del gobierno y espías
Miami se está llenando de simpatizantes, colaboradores y hasta de gente
muy leal al castrismo. En esta suerte de estructura en formación no
faltan los asalariados de los hermanos Castro, los familiares de los
dirigentes de la Revolución, los propios dirigentes y los espías. Con
los dólares norteamericanos que engrosan sus arcas la dinastía castrista
monta negocios aquí que terminarán empleando a miles de residentes y
ciudadanos, los cuales quedarán atrapados en esa red de lealtad que
abarca desde Think Tanks, grupos de presión, cabilderos y agentes de
influencia hasta el más simple emigrante potencial en suelo cubano. Ante
la castrización del exilio cae por su propio peso la pregunta: ¿enmendar
o derogar la Ley de Ajuste?
Si esta Ley se va a enmendar con el solo propósito de detener el abuso
al que está sometida por parte de la llamada emigración económica no
creo que tal argumento sea suficiente. El enemigo de la Ley de Ajuste no
son nuestros compatriotas, sino el sistema político que a su vez genera
la situación económica de la cual la mayoría de ellos huye. Al menos
para mí está claro que el gobierno cubano es el primer interesado en
conservar algo que le beneficia 100 por ciento.
Por otra parte, si la Ley de Ajuste perjudica al movimiento opositor al
crear un abismo entre la disidencia y el cubano de a pie siempre en
fuga, entonces los posibles cambios a introducir no deben enfocarse en
su restricción a los casos de perseguidos políticos. Esta figura –tras
la enmienda de la ley migratoria– cae y caerá cada vez más en desuso y
solo le daría espacio al régimen para plantar espías. Quien realmente
sea un perseguido político siempre podrá entrar a territorio
norteamericano a través de los programas para refugiados que tiene este
país. De lo que debe guardarse la Ley de Ajuste, consecuentemente, es de
servir de cobertura para que entren a territorio norteamericano los
militantes del Partido Comunista, los militares, dirigentes, familiares,
espías y chivatos de toda laya. Su enmienda no debe enfocarse en
delimitar quién debe entrar a Estados Unidos, sino en quién no debe
hacerlo. De lo contrario, dicha Ley sobra.
LOS ENEMIGO DE LA LEY DE AJUSTE NO SON NUESTROS COMPATRIOTAS, SINO EL
SISTEMA POLÍTICO QUE A SU VEZ GENERA LA SITUACIÓN ECONÓMICA DE LA CUAL
LA MAYORÍA DE ELLOS HUYE
Razonemos: detrás de las estructuras y vínculos creados por toda
Latinoamérica y el Caribe para el tráfico de armas y drogas estuvo
también la mano del gobierno cubano. Dichas estructuras, cabe pensar, se
han activado para el tráfico humano. Cuesta creer que Cuba no se esté
beneficiando de un negocio tan lucrativo en la región, sobre todo si
este se hace a expensas de la población que controla y administra Raúl
Castro. Esos individuos, cuyo peregrinar produce dinero, son de su
propiedad. No se olvide. Una Ley que, además de garantizar la
estabilidad interna garantiza un creciente flujo de capital hacia la
isla incluso antes que sus beneficiarios toquen suelo norteamericano no
es una ley; es un regalo del cielo. Cuba estaría dispuesta a
sacrificarla solo a condición de que le levanten el embargo. Es por eso
que –ante el creciente sentimiento de rechazo de la Ley de Ajuste en
Miami– el régimen parece haber activado también a sus agentes de
influencia en el exterior con el objetivo estratégico de vincular la Ley
al embargo.
"Si la Ley de Ajuste se va, se tiene que ir con ella el embargo porque
el problema que tenemos es la carencia crónica de liquidez", parece ser
el razonamiento de La Habana. De este modo se garantiza la vigencia de
la Ley de Ajuste hasta tanto no se elimine el embargo. Obviamente, el
peor escenario para el régimen sería derogar la Ley de Ajuste y mantener
el embargo. Esta era la verdadera movida que cabía esperar en términos
de innovación en política hacia Cuba y no la contraproducente jugada del
presidente Obama. Sin rusos, chinos, venezolanos y un ALBA en franco
proceso de putrefacción solo cabía tapar la olla.
El gobierno cubano, en cambio, fue muy hábil haciéndole creer al mundo
que la tapa de la olla era el embargo cuando en realidad era la Ley de
Ajuste. Con esa maniobra de distracción se pudo sostener la engañosa
tesis de que el embargo no había funcionado, mientras se ocultaba
celosamente que la Ley de Ajuste desgastaba sistemáticamente a la
oposición interna y neutralizaba los efectos del embargo. Dentro de la
isla, al menos, el cubano de a pie alcanzaba a ver que la situación
ruinosa estacionaria de la economía no era consecuencia del embargo,
sino de la incompetencia de los gobernantes.
Antes de modificar la Ley es preferible dejarla como está. A condición,
naturalmente, que la Casa Blanca rectifique su política hacia Cuba. Con
las relaciones diplomáticas, habría que deportar de modo expedito a los
cubanos, según la Ley de Inmigración y Naturalización de EEUU; si hay
relaciones diplomáticas ya no puede justificarse la Ley de
Ajuste.
Académico Distinguido en Instituto de Investigaciones Cubanas, en FIU
Source: Alexis Jardines: ¿Modificar o eliminar la Ley de Ajuste? | El
Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article48173660.html
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