LA OPOSICION REAL DE CUBA

LA OPOSICION REAL DE CUBA
José Alberto Álvarez Bravo
8 de diciembre de 2015

La Habana, Cuba – www.PayoLibre.com – El Sr. Miguel Barnet, Presidente
(vitalicio, al parecer) de la oficialista UNEAC, a través de la
televisión oficialista (única, y monopólica, por cierto) manifestó su
renuencia a la presencia de "la contrarrevolución" en los espacios
controlados por el poder (casi todos). Es un hecho de cierta relevancia,
pues en su enfoque percibíase algo así como "ya no podemos seguir
fingiendo que no hay oposición en Cuba".

Ahí vamos. La "oposición" como un todo; "leales" y reales. Juntos y
revueltos, de manera que no se aprecien con nitidez las claras
diferencias. En gran medida parece ir en dirección contraria al
meridiano mensaje de Julio César Guanche, quien delimita a la sociedad
civil independiente cubana en "adversarios" y "enemigos". Eso sin contar
con los "opositores" fabricados por el gobierno.

Me arriesgo a interpretar los conceptos de Guanche en dirección a
definir a quiénes alude, tarea que parece muy fácil al no haber apelado
a retruécanos ni retorcimientos metafóricos: los "leales" entran en el
convite del legalismo al uso, los "reales" refrendan la célebre frase
del Titán de Bronce: "no nos entendemos".

De modo que la sociedad civil independiente de Cuba se decanta por dos
visiones diferentes en su declarado objetivo de contribuir a que la isla
transite de la dictadura totalitaria al estado de derecho: de un lado,
los que se identifican con lo que hemos dado en llamar vertiente
electoralista, quienes alientan la visión de que es posible desplazar
del poder a los Castros por el simplísimo mecanismo de postularse como
delegados de circunscripción del Poder Popular; del otro lado la
vertiente confrontacional, que aboga por expulsar del poder a los
gobernantes como sea; marchas, huelgas, plantones, denuncias, etc.

Hay una tercera vertiente –Protagonismo Ciudadano, con la desobediencia
civil generalizada como columna vertebral– con la que me siento en plena
sintonía, y que pese a no identificarse con el confrontacionismo,
también incorpora el espíritu de la Protesta de Baraguá. Esta vertiente
está bien definida dentro del Proyecto Cinco Pasos a la Transición
Cubana, cuya proyección estratégica está centrada en el desplazamiento
del protagonismo en la lucha por el cambio, del opositor "profesional"
al ciudadano común.

Partimos de varias premisas simples, evidentes e ineludibles: sin la
participación protagónica del pueblo no habrá ninguna posibilidad real
de cambio en Cuba; hasta el presente, ninguna vertiente ha logrado hacer
avanzar la agenda del cambio; el pueblo, hastiado de la politiquería del
régimen, no se hace eco de las demandas políticas enunciadas por la
oposición; la oposición, por lo general, ha puesto tienda aparte y el
pueblo la percibe como un ente ajeno a su naturaleza y a su ámbito de
intereses.

Analizando más a fondo pudieran mencionarse otras razones, prescindibles
de momento.
Por consiguiente, Cinco Pasos a la Transición Cubana se inserta en una
dirección que nos parece inédita en nuestro devenir, al no comulgar ni
con el confrontacionismo ni con el electoralismo; el primero por haber
demostrado su ineficacia, y el segundo por partir de la premisa
inaceptable de otorgar legitimidad a la dictadura castrista.

De cualquier manera, defendemos a capa y espada la fraterna actitud de
darnos las manos, y no irnos a las manos.

Más por los resultados obtenidos en el Primer y Segundo Pasos que por
los elogios recibidos de varias personalidades prominentes,
continuaremos trabajando en esta dirección mientras los sicarios del
Palacio de la Revolución no corten nuestro aliento.

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