FIART, ¿el Ikea cubano?
MARÍA MATIENZO PUERTO | La Habana | 8 Dic 2015 - 6:57 pm.
Para recorrer la Feria de Artesanía de La Habana, FIART, hace falta más
de un día. Los pabellones de Pabexpo abrieron al público el día 4 y
cerrarán el 20 de diciembre. Allí "habrá rebaja de precios", asegura una
artesana que lleva más de una edición vendiendo en el evento.
A diferencia de otras ferias que se realizan en La Habana esta tiene la
categoría de internacional. La India, Perú, Colombia, Chile y Argentina
son algunos de los países asistentes.
"Para algunos es una meta llegar a FIART", explica Mery, quien ha sido
contratada en más de una ocasión para vender en ferias, "y eso se
entiende porque no todos pueden llegar aquí. Ya sea por la calidad de
sus productos o por las gestiones o porque no tienen producción
suficiente y la feria se los traga".
El proceso de inscripción es aparentemente sencillo. En cuanto sale la
convocatoria el artesano interesado se inscribe, negocia el
arrendamiento del stand y los impuestos a cobrar, más la firma del
contrato con el Fondo de Bienes culturales.
Junior, artista plástico y cliente habitual de la Feria cada diciembre,
se cuestiona algunos detalles: "Yo vengo todos los años y siempre me
hago la misma pregunta, ¿lo que se vende aquí es realmente artesanía? Es
como entrar a un almacén de IKEA cubano."
Y agrega: "No sé qué pasa con los artesanos cubanos que se alejan cada
vez más de lo que es la artesanía. Es como si quisieran suplir el
mercado industrial con los zapatos o con los muebles que ellos producen.
Por poner dos ejemplos nada más."
Según por la puerta que se entre al recinto, se podrá coincidir o no,
con el criterio de Junior.
Si comienza por la entrada principal se encontrará con una colección de
vasos hechos de vidrio soplado y con cerámicas mexicanas. Pero también
producción cubana: lámparas hechas a retazos de vidrio y muebles que
representan a la industria autóctona y que pudieran, por el nivel de
manufactura, pasar como artesanía.
Otras puertas conducen a productos que guardan mucha similitud con las
importaciones traídas por los cubanos de Ecuador o Perú.
"Es la candonga —dice Mery—, los indios desde el primer día trajeron
vestidos como de reciclaje porque la gente, sobre todo las mujeres,
revolvimos unas canastas, nos probamos encima de lo que traíamos puesto
y lo que nos cuadrara, lo llevamos por 10 CUC."
"Indiscutiblemente las condiciones han cambiado —dice otra visitante—,
antes el lugar era tan pequeño que casi se podía caminar". Aunque no
cuenta con que la lluvia del día de la inauguración pudo haber influido
en la afluencia de público, es cierto que la feria ha ganado en
iluminación y espaciosidad.
Artex aprovecha la oportunidad para vender la bandera cubana y al Che en
todas sus variantes en CUC: mochilas, toallas, gorras.
Ediciones Vigía de Matanzas trae sus libros manufacturados como "un arte
añadido al arte de escribir", según uno de sus promotores.
También hay otras iniciativas de diseño. Vintage Bazar, es una tienda de
luminarias con productos exclusivos y justo en frente la competencia: Mi
Doble L, de Leonel Oliva, también diseñador de lámparas a partir de
materiales reciclados. O Idea Fija, un espacio donde se reproducen y
diseñan carteles con frases ingeniosas.
Pero los "artesanos" cubanos no son los únicos que llevan productos que
parecen industriales a FIART.
"Los peruanos traen abrigos tejidos, boleros con encajes en la espalda,
blusas, bolsos, gorros y bufandas que me cuesta trabajo creer que sean
artesanales", comenta Laura, "lo único que les falta es traer jeans y
los pulóveres de copias de marcas."
Los stands de la India tienen una propuesta similar. Vestidos y joyería
exóticas, pero no artesanales. Producciones en series de plástico con
motivos hindúes.
"Es la industria de lo exótico", dice Luisma que no deja de ir nunca,
"es más, esto debería de ser todo el año."
"Los pulsos estos parecen chinos", dice una desconocida para hablar de
algunos de los productos que venden en el stand de Palma de Mallorca.
"¿O el concepto de artesanía se ha expandido demasiado o yo siento que
los que vienen aquí, en su mayoría, son simplemente revendedores?", se
cuestiona David, que dice que no irá este año porque le parece que
encontrará lo mismo del pasado.
Otros se quedan deslumbrados con el espacio y los productos que venden
porque "es el momento para comprar cosas preciosas", dice Talía, "si es
artesanía o no, eso a quién le importa".
Una vista panorámica muestra a gente entusiasta que no se preocupa si
los precios son extremadamente caros o si lo que venden tiene o no
calidad. Gente que asiste a una fiesta. Mientras en los pasillos se ve a
la prensa nacional tomar imágenes, entrevistar y reportar la Feria como
un gran acontecimiento; y en los alrededores a los ilegales revender
gafas o promover la novedad de instalar el correo Nauta en las computadoras.
Source: FIART, ¿el Ikea cubano? | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cultura/1449597470_18681.html
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