jueves, abril 30, 2015

Su arma es la palabra, pacífica es su lucha

Su arma es la palabra, pacífica es su lucha
Nuestros "mercenarios" no ponen bombas, ni organizan atentados ni
sabotajes como hicieron quienes hoy están en el poder
jueves, abril 30, 2015 | Rafael Alcides

LA HABANA, Cuba. -Un joven comunista que lamentaba el papelazo hecho en
Panamá por la delegación gubernamental que pretendiera representar a la
sociedad civil cubana, me decía: "Pero, de todos modos, ustedes son
mercenarios."

"En, principio sáqueme de ahí", le he contestado. "Yo no pertenezco a
ningún partido, yo soy una voz independiente, y en segundo lugar, eso de
'mercenario' no se lo cree ni el gobierno. Siempre ha sido así. Para el
autócrata no existe 'el opositor', 'el adversario': existe el enemigo."

Me retrotraje a los tiempos de José Miguel Gómez, cuando, aprovechando
la recién impuesta Enmienda Platt que tanto ofendiera a la nación,
empezó a utilizarse el lapidario titulito de "anexionista" para
exterminar al opositor, al enemigo. Pues de exterminio se trata. El de
"mercenario" empezó teniendo el efecto demoledor de diez toneladas de
concreto fundido cayendo sobre el destinatario.

Es el equivalente del "germanófilo" acuñado por el mayor general del
Ejército Libertador Mario García Menocal en los días de la Primera
Guerra Mundial y en momentos en que Cuba, siguiendo a los Estados
Unidos, le ha declarado la guerra a Alemania y hasta ha comprado aviones
y entrenado a treinta aviadores para mandarlos a los campos de batalla
del lado de allá del Atlántico. Imaginativo como en todos los tiempos ha
sido el autócrata con sus enemigos, no hay huelga en esos días, sobre
todo en el sector azucarero, donde además del "germanófilo" del patio no
participen alemanes de verdad, alemanes llegados de Alemania a adiestrar
a los trabajadores cubanos. Incluso no faltan reportes de emboscadas y
fuego cruzado entre la guardia rural y alemanes que ayudados por
elementos de la zona logran romper el cerco y, cierta vez, huir en un
submarino que debió de recogerlos a las alturas de Nuevitas.

Pero los alemanes pierden la guerra y los rusos están aumentando el
territorio arrebatado al Zar y, en lo ideológico, extendiéndose por el
mundo. Machado, poniéndose al día, llama al enemigo político
"bolchevique" y predica el odio al "experimento ruso". Para salvar a la
patria de tan odioso destino posible tira al enemigo al mar; pues hombre
expedito no pierde tiempo fusilándolo ni exasperando al común inconforme
hasta verlo agarrar cuatro tablas y dos neumáticos de camión y hacerse a
la mar. No, el general Gerardo Machado se lo echa a los tiburones ahí en
la boca del Morro, de modo que si de dicho enemigo volviera a saberse
fuera por la mala costumbre que tienen los pescadores de hablar del
reloj-pulsera todavía con su brazo o del calzoncillo con la marca del
chino de la lavandería que suelen a veces encontrar al abrir el buche de
un tiburón –razón por la que no pudiendo el presidente Machado taparle
la boca a los pescadores termina prohibiendo la pesca del tiburón.

Batista en su segundo mandato, tal vez exagerando, pero sin mentir, le
da al enemigo veintiseísta (Movimiento 26 de Julio) un nombre que en
buena parte confirmaría el porvenir. "Fidelocomunista". En buena parte,
porque mucho veintiseísta de valía no aceptó el sorprendente cambio de
ruta hacia el Leninismo con que al final de la Sierra le salieran. Es el
"traidor", el "proimperialista" creado de urgencia por Fidel Castro, e
inspirado, para quienes no bajaron de La Sierra y dejaron de aplaudir,
crea el "gusano", el "escoria", el "apátrida", y desde Girón, el
"mercenario".

O sea, el disidente, quien, por no tener cabida en el estado totalitario
donde es el gobernante quien imparte la ley y reparte los empleos,
necesita de la ayuda de los países e instituciones interesados en la
democracia así como con fines opuestos a la democracia el gobierno
cubano ha ayudado a numerosos movimientos políticos extranjeros y ha
sido a su vez ayudado por Rusia y por China y por Checoslovaquia y demás
países socialistas, y después, y hasta hoy, por la Venezuela chavista.

Pero ¿saben qué?, también los nombrecitos elaborados para disminuir al
contrario se gastan pierden filo de tanto usarlos y el de "mercenario",
aquella estruendosa voz que tanto miedo daba, ya empieza a ser disputada
entre los niños al organizar sus juegos, y a llevarse con orgullo por el
implicado, con el orgullo con que medio exilio cubano lleva hoy el ayer
deshonroso título de "gusano".

No sé si lo convencí, pero el joven (estudiante de derecho, por cierto)
no me replicó. En el camino le había hecho notar que nuestros
"mercenarios" se han confiado a la palabra y a la imagen como arma de
reglamento, tal cual puede verse en el único espacio donde con mucho
trabajo logran asomar la cabeza: Internet. Nada de bombas, ni atentados
ni sabotajes como hicieron quienes hoy están en el poder. Tan pacíficos
y pacientes son que, por no lastimar, ni "opositores" han querido aún
proclamarse.

Source: Su arma es la palabra, pacífica es su lucha | Cubanet -
http://www.cubanet.org/opiniones/su-arma-es-la-palabra-pacifica-es-su-lucha/

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