martes, septiembre 28, 2010

Los cubanos temen el ajuste de Castro

Los cubanos temen el ajuste de Castro

La subida de un 18% del precio de la gasolina agudiza el malestar en la isla

MAURICIO VICENT - La Habana - 28/09/2010

Sentada en su puesto de trabajo, cumpliendo labores administrativas en
un céntrico hotel de La Habana, una joven con cara de lista y ánimo por
los suelos -"de futura desempleada"- recibió ayer con humor negro la
noticia de que el Gobierno de su país había subido la gasolina: "el que
para carnero nace, del cielo le cae la lana".

"Creíamos que la cosa no se podía poner peor, pero sí", dice un funcionario

Con el choteo, Alina se refería a que la subida del precio de los
combustibles, del 10% para el diésel y del 18% para la súper, es "apenas
un viento platanero" en el contexto del huracán general que se avecina
en Cuba. La zona de mayores turbulencias, lo sabe todo el mundo, gira
alrededor del medio millón de millón de empleados que se quedarán en la
calle en los próximos meses, uno de cada ocho trabajadores del sector
estatal, toda una bomba.

"Creíamos que la cosa no se podía poner peor, pero sí", expresaba ayer
Juan, dependiente de un establecimiento lejano a la privilegiada área
dólar. El hombre, de 55 años, decía no verse "con fuerzas ni
capacidades" para salir adelante en el sector privado después de toda
una vida "echada en el funcionariado", y vaticinaba males ambiguos y
apocalípticos: "lo que se nos viene encima es mucho con demasiado, se lo
digo yo".

Para algunos podrá parecer exagerado. Pero cientos de miles de cubanos,
por no decir millones, lo están viviendo así, con verdadera angustia y
temor, en muchos casos con miedo paralizante.

Muchos están sobrecogidos por la posibilidad de quedar en el paro, y ni
se plantean aún como una opción la iniciativa del Gobierno de Raúl
Castro de fomentar mayores espacios para el trabajo por cuenta propia y
la iniciativa privada.

El propósito de que esa apertura se convierta en una alternativa real
para los futuros desempleados todavía tiene muchas zonas oscuras,
persisten muchas restricciones y además la gente ni siquiera ha
asimilado lo que está ocurriendo.

En el hotel donde trabaja Alina, la plantilla se acerca a los 600
empleados. Deberá de reducirse en más de 100 puestos. En el centro
laboral de Juan, de 40 empleados, quedarán poco más de la mitad. En
ambos lugares ya han tenido lugar las primeras asambleas con la
administración. Se les ha comunicado la cruda realidad, sin más,
informándoles de que ahora una comisión deberá decidir quienes son
idóneos y quienes no.

"En el plazo de tres meses deberán estar hechas las listas, imagínese
cómo estamos todos", dice Alina. Y da igual el área dólar o el
perjudicado sector de la moneda nacional. "Si en Cuba somos pocos los
que vivimos solamente de nuestro salario en pesos, la mayoría sí
dependemos de lo que resolvemos en el centro de trabajo", afirma.

Los economistas constatan que los cambios implican estas
reestructuraciones traumáticas, pero también saben que la mayoría de la
gente no esta preparada. Y la gasolina sube y, como es lógico, la
libreta de racionamiento adelgaza.

http://www.elpais.com/articulo/internacional/cubanos/temen/ajuste/Castro/elpepiint/20100928elpepiint_5/Tes

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