LA HABANA, Cuba, 22 de marzo, (Dania Virgen Vega, www.cubanet.org) -Es
el mediodía del 11 de marzo. Una larga cola para tomar el ómnibus PC
(El Calvario-Marianao) crece a un costado del Hospital Naval, al este de
la capital. Tres ómnibus están parqueados. Sus respectivos choferes
conversan en uno de ellos. Después de esperar más de media hora en la
cola, decido preguntarles qué pasa.
-Estamos en horario de almuerzo- dijo uno de los choferes, que comía de
una cajita de cartón, un bisté de puerco, arroz amarillo y plátanos
tostones. Cuando al rato volví a preguntar, el mismo chofer me
respondió: - Ahora estamos reposando el almuerzo.
Más que un mal chiste, se trata de otro caso de indolencia. Esta vez
con personas que acaban de salir de un hospital y esperaban la guagua
para regresar a sus casas. Los culpables fueron los choferes de los
ómnibus 777, 732 y 784.
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