Siete años de plegarias, y de sordera institucional
'Ya ni sé por qué sigo mendigando ayuda al Estado'
Jueves, mayo 25, 2017 | Roberto Rodríguez Cardona
GRANMA, Cuba.- Casi un centenar de solicitudes y reclamaciones median
entre Maidelín Romero Cedeño y las autoridades locales. Su casa, a punto
de colapsar, más que reparación necesita ser demolida, pero ella
sencillamente carece de recursos.
A primera vista, las ruinas parecen deshabitadas. Siete años han pasado
desde que se derrumbó el techo de tejas cerámicas acanaladas y solo
gruesas y quebradas paredes marcan los límites de la propiedad ubicada
en la esquina de las calles 2 y 5 del reparto bayamés de Manopla. Allí
vive Maidelín con su hija de 12 años.
Solo un cuarto de 2,5 por 3 metros conserva aún el techo, gracias a un
improvisado apuntalamiento. Un trozo de nailon sirve para dirigir el
agua lluvia que chorrea, filtrándose por la podrida estructura. "No
admite otro tipo de arreglo, porque las paredes están tan desbaratadas
que, apenas comience, se van a caer en pedazos", dice, intentando
justificar el cielorraso.
El reducido espacio sirve simultáneamente de sala, cocina, comedor, baño
y dormitorio.
El piso de la casa está por debajo del nivel de la calle, con una zanja
al frente y una fosa séptica al fondo. Cada aguacero copioso mezcla todo
e inunda la casa, obligándoles a achicar y deshacerse del fango
asentado. Por varios años, ese mismo piso cumplió además la función de cama.
"Ahí tirábamos los colchones y rezábamos para que no lloviera…, cuando
llovía de noche, tenía que acostar la niña en la mesa, tapada con un
nailon, y dormitar sentada a su lado, velando que no se cayera".
A las miserables condiciones de vivienda se suman la carencia de
trabajo, alimentos y recursos, de Maidelín; las enfermedades de su hija
y la sordera institucional ante sus desesperadas gestiones.
En su batallar de reclamaciones, ha acudido en vano a diferentes
instancias municipales y provinciales de Vivienda, Gobierno, Poder
Popular, Fiscalía, Órgano de Trabajo, Atención social e instituciones de
Salud Pública, incluyendo cartas al Consejo de Estado.
En un caedizo anexado al cuarto fue entrevistada por CubaNet, que le
sorprendió escribiendo una nueva solicitud de ayuda al Gobierno. La mesa
estaba cubierta completamente de solicitudes anteriores.
"Y estas no son todas. Más de la mitad se las he dejado en las
oficinas", aclara.
"Yo solo reclamo para mejorar nuestras condiciones de vida. Me han
prometido trabajo, seminternado, subsidios, materiales de construcción,
un solar, ayuda social, dietas, tratamiento especializado… pero nadie
hace nada. Mi caso es solo un expediente pasivo sin solución", dice.
"Esa gente (funcionarios) sin sentimientos no entiende que esto se está
al caer. Ya ni sé por qué sigo mendigando ayuda al Estado".
"Un día que llovió, un vecino me grabó un video para acompañar mis
reclamaciones, pero le hicieron la vida un yogur", describe, aludiendo a
que el hombre fue víctima de amenazas por parte de las autoridades.
"Hasta enemigos se buscó. Ahora pasó a ser una persona 'indeseable' y no
lo quieren ver ni en las reuniones. Tremendo lío se buscó por ayudarme".
Un peritaje médico y el no encontrar quien cuide la hija le impiden
trabajar. El costo mensual de las medicinas para sus tratamientos,
generalmente supera su pensión mensual de 158 pesos. Muchas tiene que
comprarlas en el mercado negro.
Cuenta Maidelín que ella es asmática y diabética, y que su hija necesita
cuidados constantes. La menor padece retraso mental moderado, diabetes,
síndrome depresivo y colonitis. La relajación del esfínter anal, no le
permite retener los excrementos y debe usar pañales constantemente, pero
la ayuda estatal que recibe es insignificante y las medicinas que le
deben dar gratis son las más baratas y casi nunca le son suministradas.
Maidelín muestra una veintena de recetas mientras dice: "Todos los meses
me las dan por gusto, al final tengo que devolverlas porque nunca hay.
Tenemos tarjetas de venta priorizada para cuatro medicinas, pero llevo
dos años sin poder comprar la metformina, la gliburida solo la he
encontrado dos veces y salbutamol no tengo desde octubre pasado".
"A veces lloro de impotencia por tanto desamparo… No he tomado una
decisión más drástica porque estaría condenando a la niña a sufrir las
consecuencias", confiesa.
Una ejecutiva de Vivienda Municipal, entrevistada al respecto y que
solicitó no ser identificada, dijo al ver algunas fotografías de la
casa: "Sobre este caso específico no estaba enterada, pero es lastimoso
e incomprensible que la propietaria no haya recibido ayuda, o al menos
un subsidio".
También mencionó que casi la mitad de las viviendas de Bayamo se
catalogan entre regulares y malas y que existen cientos de casos
similares en el territorio, a los que, por diversas razones, tampoco se
ha podido dar solución, a pesar de las reiteradas reclamaciones.
Source: Siete años de plegarias, y de sordera institucional
CubanetCubanet -
https://www.cubanet.org/mas-noticias/siete-anos-de-plegarias-y-de-sordera-institucional/
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