martes, febrero 23, 2016

La solución para Cuba no viene de la Casa Blanca

TED A. HENKEN: La solución para Cuba no viene de la Casa Blanca
clásico en La Habana, el 18 de febrero del 2016. Desmond Boylan AP

Como norteamericano y doctor en estudios latinoamericanos estoy
orgulloso de presenciar el proceso de acercamiento entre nuestra nación
y la nación cubana que comenzó en diciembre de 2014. Ahora, dentro de un
mes seremos testigos de la primera visita a la Isla de un presidente
norteamericano en más de 88 años cuando Barack Obama visite Cuba, junto
a su esposa, Michelle, el 21 y 22 de marzo.

Es un viaje que apoyo plenamente y por muchas razones, aunque como
estudioso de la historia de la Isla y la sociedad cubana contemporánea,
sé que la solución a los muchos y complejos problemas internos de Cuba
no viene –ni debe venir– de la Casa Blanca.

Como potencia mundial, a EEUU siempre le ha sido difícil interactuar con
Cuba –una nación mucho más pequeña y menos poderosa– en condiciones de
igualdad y respeto mutuo. En vez de seguir el famoso consejo del
presidente mexicano Benito Juárez, quien dijo: "El respeto al derecho
ajeno es la paz", siempre hemos querido influenciar y hasta dictar a
Cuba la forma de gobierno y la naturaleza de sus relaciones con el
mundo. Hemos actuado como un "hermano mayor" con alguien que
supuestamente vive en nuestro "patio trasero".

Obviamente, esta manera de actuar no nos ha conducido a la paz sino al
conflicto constante.

Esta tensión caracterizó nuestra relación con la Islaa finales del siglo
XIX durante lo que llamamos con bastante ignorancia "la guerra
hispano-americana" (para los cubanos fue su guerra de independencia) que
culminó en la infame enmienda Platt (1901). Esta concedió a EEUU el
derecho –y la responsabilidad– de intervenir en Cuba para "proteger su
independencia" –el colmo de la prepotencia de un poder mundial.

Esta misma actitud arrogante y muy a menudo ignorante ha caracterizado
una buena parte de nuestra política de embargo y cambio de régimen hacia
Cuba desde el triunfo de la Revolución en 1959 hasta la fecha.

Lo que los mexicanos dicen jocosamente sobre su relación cercana pero
difícil con EEUU también aplica a Cuba: "Pobre de Cuba, tan lejos de
Dios y tan cerca de Estados Unidos!"

Pero con su nueva política de acercamiento, Obama ha rechazado
explícitamente la meta de cambio de régimen y ha pedido al Congreso que
revoque el embargo. Además, al reanudar relaciones diplomáticas con Cuba
y abrir una embajada durante el verano pasado, Obama implícitamente
reconoce la soberanía nacional cubana (con o sin los hermanos Castro al
mando).

Pero este giro importante, necesario y histórico en nuestra política
hacia Cuba no es el final del cuento sino solo el comienzo porque nos
deja echar a un lado el embargo y enfocarnos cada vez más en la relación
entre el gobierno cubano y su propio pueblo diverso y adolorido.

Mientras EEUU tiene que reconocer y respetar la soberanía de la nación
cubana para poder llegar a una "normalización" entre estados, por su
parte el gobierno cubano tiene que reconocer que su soberanía nacional
–como la de cualquier país– se fundamenta en la soberanía popular de
todos y cada uno de sus ciudadanos, a quienes ha tratado como súbditos
durante décadas.

En otras palabras, para llegar a ser un país "normal", el gobierno
cubano tiene que reconocer "los derechos ajenos" de su propio pueblo. No
porque Obama u otro presidente norteamericano lo dicte sino porque el
propio pueblo cubano lo exija y merezca.

Es verdad que el apóstol de la independencia cubana José Martí pintó a
Cuba como un "David" frente el poder imperial del "Goliat" de los EEUU
en su última carta, escrita el día antes de morir en combate contra el
ejercito español el 19 de mayo de 1895. Pero Martí también rechazó a los
caudillos y el mando de los militares y líderes no democráticos para el
futuro de Cuba cuando escribió estas palabras a general Máximo Gómez en
1884: "Un pueblo no se funda, General, como se manda un campamento".

Si hay una metáfora sencilla para captar la naturaleza del "modelo
cubano" a lo largo de la revolución, es esta: trágicamente, el pueblo ha
sido convertido en un ejército y su papel como buenos soldados no ha
sido otro que obedecer órdenes de los generales Castro.

En este contexto, si bien Cuba ha lidiado injustamente con un embargo
externo y mal intencionado durante más de 50 años, también ha manipulado
esta amenaza para crear –cínicamente– el autobloqueo interno en contra
de su pueblo al manejar todo un país como si fuera una plaza sitiada.

El refrán, "en una plaza sitiada la disidencia es traición", nos indica
las consecuencias terribles de tal modelo para la sociedad civil cubana.

Aunque la visita del presidente Obama a Cuba corre el riesgo de
legitimar en persona un régimen no democrático, también le da al
mandatario norteamericano la gran oportunidad de decir clara y
directamente –tanto al pueblo cubano como a la comunidad internacional–
que ya no es la política de EEUU "bloquear" su prosperidad económica y
aislarlos de la revolución digital mundial.

Cuando los cubanos vean que el propósito de Obama –el Presidente del
supuesto "país enemigo" de Cuba– no es otro que tender puentes
económicos y de telecomunicaciones hacia ellos, mientras siguen siendo
pobres, aislados y bloqueados internamente más de 15 meses después del
comienzo del acercamiento, va a dejar al desnudo el propósito de su
propio gobierno. La política rígida y autoritaria de la élite gobernante
en la isla es la que bloquea sus esfuerzos y sueños para un presente y
futuro mejor.

Sin un chivo expiatorio foráneo a culpar y a la falta de un Mesías
salvador extranjero, está cada vez más claro que la solución a los
muchos y complejos problemas internos de Cuba tiene que venir desde
adentro de la nación y a través de un diálogo inclusivo entre cubanos.

Profesor asociado de sociología y estudios latinoamericanos de Baruch
College, Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY)

Source: TED A. HENKEN: La solución para Cuba no viene de la Casa Blanca
| El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article61835452.html

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