miércoles, diciembre 07, 2016

El día de su muerte

El día de su muerte
6 diciembre, 2016 11:12 pm por Luis Tornés Aguililla

Burdeos, Francia, Luis Tornés, (PD) El mismo día de la muerte de Franco,
mi entrañable amiga Rachel cumplía sus quince años en un remoto pueblo
de Extremadura, sus padres eran los maestros del pueblo y también los
connotados « rojos » del lugar. Los compañeros de clase de Rachel fueron
al cumpleaños y a la media hora ya estaba la Guardia Civil adviertiendo
a sus padres de que, aquél, era un día de luto para España y que había
que estar triste.

Cinco veces se presentaron infructuosamente los guardias hasta que, a
eso de las seis de la tarde, los padres de Rachel diesen por terminada
la pequeña fiesta. El asunto se quedó ahí. Ya para entonces la dictadura
de Franco era solamente la sombra de lo que había sido.

Recientemente, Rachel y yo nos vimos en el norte de España. Hablamos de
Cuba. Yo le contaba que algunos de mis ancestros vinieron de Santo
Domingo a aquella isla para luchar contra España pero que, al final,
sólo habían logrado una República tuerta y coja. Dicen que mi ancestro
Félix Marcano, a modo de queja, requería a los cubanos porque hablaban
en demasía, no sé si tenía razón…

El caso es que nunca logré comulgar con la dictadura que me tocó vivir
hasta mis 24 años cumplidos, no logré aceptar la monstruosa quimera
babosa del « hombre nuevo », era como si desde su tumba en Jiguaní, mi
ancestro dominicano me dijera sotto voce, «ojo, no te fíes, hablan mucho…».

Le conté a Rachel que tampoco lograba olvidar al niño que, en los brazos
de su padre, recibió un huevo de gallina en plena carita porque su
familia se quería marchar de Cuba al final de los años 70, – me gregunto
– ¿ qué ha sido de ese niño ?, ¿ qué odio, qué furia atolondra aún el
corazón de sus padres ?, también le conté que no lograba olvidarme de
Nenita Longoria subiendo al camión militar que todas las mañanas frenaba
ruidosamente en la calle Martí de la ciudad de Bayamo para llevársela a
trabajar la tierra porque los « compañeros del partido » habían
decretado que si ella quería largarse de Cuba, tenía que « doblar el
lomo para el pueblo trabajador », Nenita murió hace poco en Miami, nunca
sabré si al final de su vida ella les habrá perdonado la afrenta.

Rachel y yo anduvimos tres veces seguidas el kilómetro y medio de largo
que tiene la playa de « La Concha » en San Sebastián, hablamos de todo
un poco y como para que no hablásemos más de los muertos, me dijo :
«sabes, los tiranos al morir, hieden por años…».
igta58@gmail.com , Luis Tornés

Source: El día de su muerte | Primavera Digital -
http://primaveradigital.org/cubaprimaveradigital/14538-2/

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