sábado, noviembre 12, 2016

La rutina del dolor de otros

La rutina del dolor de otros
RAÚL RIVERO

Cuando la represión se incorpora al devenir diario y se convierte en un
hecho natural, una costumbre que se acepta como se aceptan los
amaneceres o el calor del mediodía cubano, pierde perfil noticioso se
desvanece en los medios y pasa a ser otro informe de oficio para las
instituciones de derechos humanos. La violencia policial se queda en
unas pocas líneas de letra muerta.

Eso sí, quienes no pueden conformarse con la normalidad de esos
episodios que programa y realiza la dictadura con precisión de cirujano
son los ciudadanos que reciben las golpizas, los allanamientos, los
insultos, los mítines de repudio y otros agravios que incluyen a sus
familias. No los deben ver con indiferencia los cubanos, ni los
defensores de los derechos humanos en las grandes democracias del mundo.

Los ataques del gobierno contra las Damas de Blanco, que se han
realizado durante 75 domingos seguidos, con algunas otras jornadas de
palizas extras, son el ejemplo más evidente de esa tendencia a asumir
con normalidad los atropellos a las mujeres que reclaman de manera
pacífica la libertad de los presos políticos y cambios reales en la
sociedad.

La semana pasada fueron arrestadas 45 cubanas en La Habana, Matanzas,
Santiago de Cuba y Guantánamo. Y una policía le dio golpes en la cara y
en la cabeza a Berta Soler que estaba esposada dentro de un carro
patrullero.

Esa rutina de terror que forma parte del escenario nacional está en la
esencia del castrismo y es uno de sus puntales para mantener el control
de las calles, atajar cualquier manifestaciones popular y distribuir con
abundancia el miedo entre la población.

La tenaz ofensiva policial para impedir que las mujeres se manifiesten
en las iglesias y en lugares públicos tiene que ver con el empeño de la
nomenclatura de ofrecer una imagen de Cuba como paraíso turístico. Y
como un sitio seguro y confiable para los inversores extranjeros a los
que el partido Comunista les ha asignado la tarea revolucionaria de
restaurar los escombros del socialismo.

No sabemos con exactitud cuántas mujeres serán arrestadas en La Habana,
cuantas estarán retenidas en sus viviendas de Santiago, Guantánamo y
Matanzas, en la sede de la organización o golpeadas por la policía, pero
todo el mundo está convencido de que este domingo los agentes represivos
y una brigada de guatacas paramilitares cargarán otra vez contra las
Damas de Blanco.

Ellas, que van a salir otra vez, también tienen la certeza de que la
policía y las brigadas de Respuesta Rápida las esperan afuera.

Poeta y periodista cubano.

Source: La rutina del dolor de otros | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article114027753.html

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