lunes, diciembre 03, 2012

La dictadura y sus miedos

La dictadura y sus miedos
Lunes, 03 de Diciembre de 2012 04:23
Escrito por Hildebrando Chaviano Montes

Cuba actualidad, El Vedado, La Habana, (PD) Hace un tiempo, cuando
Antonio Rodiles inició su proyecto Estado de SATS, unos pensaron que no
duraría mucho; otros, que bien podía ser el origen de una oposición
"light" tolerada por el régimen, a lo sumo, un ensayo más dentro de los
muchos que el pueblo cubano ha tenido que ingeniar para abrir espacio a
las opiniones diferentes.

Pero otra vez la dictadura cubana se supera a sí misma y arremete contra
el benjamín de los proyectos democráticos autóctonos. La ingenuidad nos
come cuando pensamos que los vitalicios gobernantes y sus secuaces son
capaces de tolerar voces alternativas, ahí está vigente la Ley 88 (Ley
Mordaza) para demostrar lo contrario.

El verbo dialogar está excluido del vocabulario totalitario. Raúl Castro
es tan sordo como lo fue su hermano y es que tiene los mismos miedos:
cualquier voz que no sea la suya, lo hace temblar. La palabra cambio,
dicha por el hoy jubilado comandante en jefe, no significa lo mismo
cuando un ciudadano cualquiera la lleva en su muñeca o la manifiesta a
viva voz; entonces se convierte en desacato, alteración del orden y
actividad mercenaria.

Otro opositor pacífico preso no va a detener el flujo de la corriente de
pensamiento democrático en Cuba; de todos modos, en algún momento, el
pueblo tomará conciencia de que es más importante que la disidencia
organizada, de que tiene más fuerza que la Seguridad del Estado y su
jauría, y que la desobediencia civil es el arma que más temen las
dictaduras.

Las carestías cotidianas, la escasez de alimentos, el estado calamitoso
de los sistemas de enseñanza y de salud, el incumplimiento crónico de
los lineamientos del VI Congreso del Partido, la burla a la inteligencia
que constituyen las elecciones del Poder Popular que no es poder ni es
popular, ni son elecciones, el encarcelamiento de personas honestas por
causas que nadie entiende, son razones suficientes para que de la
frustración y desidia, el pueblo pase, de manera natural y espontánea, a
la desobediencia.

El país se ha quedado sin opciones. Los ancianos lo saben, y los tanques
en las calles es la idea. Prefieren el estado de sitio al estado de SATS.

Para Cuba actualidad: hchaviano5@gmail.com

http://primaveradigital.org/primavera/component/content/article/117-politica/5902-la-dictadura-y-sus-miedos.html

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